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noviembre, jueves 30, 2023

ATC en el diván de la Dra. Mengele

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Las chicas de oroNOTA DE REDACCION: Cuando llegó a esta redacción el escrito que reproducimos a continuación, pensábamos que era ficticio. Cuando pudimos contrastar la información que subyace en el mismo, rapidamente decidimos publicarlo por si aún existe una Autoridad "competente" (ya sé que son conceptos antagónicos), o algún organismo como el Colegio Oficial de Psiquiatras de España (Médicos), el Consejo General de Colegios de Psicólogos o la propia OMS que pudieran intervenir. (Todo parecido con la realidad es total y absolutamente cierto en España en estos momentos, pese al estilo novelesco que apunta el autor).
…No sé si os he contado que llevo casi veinte días pasando el CIMA y aún no lo he logrado. Y todo porque tomo media pastilla de un somnífero que es lo único que me permite dormir, que no descansar, puesto que dicho evento no se produce en los últimos tiempos cuando me lo pide el cuerpo sino cuando AENA me deja un hueco.

Además estoy de baja laboral desde hace una semana porque el otro día mi tensión pasó de 10/6 a 14/9 sin causa aparente, y casi se me salen los ojos de las cuencas, hecho que me llevó a terminar en urgencias y a tener la tensión en modo noria desde ese preciso instante hasta hoy. Todo ello combinado con unos ataques de vértigo que me ponen de excelente humor..

Estoy como un roble !peeeeeero! tengo el ya mentado intenso perjudicamiento del sueño y un ataque de estrés como la copa de un pino, lo que me he autodiagnosticado, a pesar de su más que evidente tamaño, a la espera de encontrar un médico con dos dedos de frente que no esté al servicio de AENA ni de la administración pública y que se preocupe más por mi salud, que por mi puesto de trabajo y por el suyo, que si bien es lícito, no repercute en absoluto de modo favorable en mi curación.

Todo ello provocado por mis nuevos turnos, que no hay cuerpo serrano que ajuste los cambios de horario que nos están imponiendo desde hace meses.

Añado que para completar el cuadro clínico, he desarrollado una tercera patología, y es que últimamente segrego algún tipo de feromona especial para capullos integrales.

Antes de comenzar mi relato quiero que conste en acta que he novelado parcialmente el affaire, que no sé qué otro nombre ponerle, para respetar la confidencialidad de los implicados y porque ya todos conocéis mi particular inclinación al chascarrillo, así que cualquier coincidencia con la realidad no es más que eso, una coincidencia…aunque parezca asombrosamente fiel.

La cosa es que he tenido que pasar un examen psicológico en el que triunfé poniendo al psicólogo a caldo y diciéndole que era una vergüenza que los del CIMA no estuvieran poniendo el grito en el cielo con el tema de los turnos.

He de decir en su descargo que es un tipo encantador, pero por la parte que me toca lo definiría como poco operativo. Supongo que está sujeto a las mismas servidumbres que todos conocemos ya, pero no deja de ser llamativo, pues yo les suponía a estos profesionales más independencia de la que compruebo que tienen.

Le expliqué con todo detalle lo bien que se duerme currando 196 horas al mes que me comí en agosto, junio, mis bonitos zulús, la inexistente ciclicidad de mis turnos, lo que en países civilizados se conoce como ritmos circadianos, en fin, menudencias.

Creo que no apreció mi encanto personal en lo que vale porque hace un par de días me ha tocado examen con el psiquiatra.

Licenciado Cum Laude por la Universidad de Saint Olaf.

Para los que no son de mi quinta: poned en Google "Las chicas de oro".

Es una maravillosa serie que nos enseñó a colocar en el mapa a muchos el diminuto pueblo de granjeros del que provenía una de las chicas, sito en Saint Olaf, Minnesota, una comunidad de americo-noruegos inicialmente famosa por sus deliciosos nicanores y con el devenir de los tiempos sede de la Universidad que tantos talentos ha formado en sus aulas, pese a que otra de las protagonistas de la serie se refería a ella denominándola "la cuna de la idiotez", en lo que yo siempre he considerado una apreciación francamente optimista por no reflejar ni de lejos el enorme potencial de dicha población.

Resumen de la conversación, más o menos abreviado porque duró casi una hora:

Estamos aquí para ver si tienes alguna enfermedad mental

– ¿Así se llaman ahora los turnos imposibles?

No te pongas tan a la defensiva

– Es que empezamos ya genial

Bueno, ya sabes que la humanidad os odia porque ganáis mucho dinero

– ¿Puedo saber cuándo va a terminar el día de la marmota que ya huele y qué demonios tiene que ver la opinión de la peña con que yo no pegue ojo?

No te pongas así, estás muy arisca/o

– Porque llevo ocho meses escuchando el comentario de marras y ya no me da la paciencia para más

Yo sólo digo lo que oigo

– Ya pero es que no me interesa y entiendo que no estoy aquí para esto

Veo que tienes un problema de insomnio

– No, lo que tengo son turnos incompatibles con la vida

!Uf! Pues como todos los que trabajamos en Sanidad

– ¿En serio? ¿Y estáis disponibles 365 días al año 24 horas al día?

Y más

– Más no puede ser, no sé si te has dado cuenta. Y no te lo crees ni tú.

Pues sí, y a mí cada vez que me toca guardia el fin de semana me fastidio y la hago.

– ¿Y entre semana qué horario tienes?

De lunes a viernes de ocho a tres

– Debes estar de coña si pretendes comparar los turnos !QUE TE ACABO DE ENSEÑAR!, con los tuyos. Me descojono.

Y ya ni te cuento el estrés que tenemos porque a nosotros se nos mueren los pacientes

-¿Ah sí? ¿A ti se te mueren los pacientes? ¿Cuántos al mes?

Estás muy tensa

– Es que manda huevos todo rey.

Encima me han bajado el sueldo !un 7%!

– Y a mí un 40%. ¿En serio quieres seguir por aquí?

Estás muy a la defensiva, yo sólo quiero hablar

– Pues para de soltarme chorradas. ¿Has leído alguna vez en tu vida algún informe sobre los efectos de los turnos sobre el cuerpo humano?

No estoy aquí para eso

– Ya veo que no

Después de un rato largo en este plan, yo intentando calmarme para no cargarme al tipo, porque con lo de la tensión se me debe haber descuadrado algún chacra que hace que vea además de chiribitas, cuchillos afilados, guadañas y todo un arsenal de instrumentos de tortura cada vez que me sueltan una sandez, Saint Olaf emite su dictamen:

No tienes ninguna enfermedad mental

– Y yo que pensaba que esto era evidente

Lo que tienes es un problema de aceptación

– ¿De qué?

De tus condiciones laborales

– Eso ya te lo dije yo en el segundo dos de esta conversación. Y no son mis condiciones laborales, son mis turnos

¿Y cómo hacías antes?

– Pues como ya te he comentado, que vas a tu bola y me cuentas chorradas en lugar de escuchar lo que te digo, antes tenía ocho o nueve días libres al mes y turnos cíclicos, un fin de semana libre de cada cinco o así, no hacía zulús ni he hecho horas extras en mi vida…

Ya. Pues hasta que no aceptes tus nuevos turnos no vas a poder dormir

– ¿Y cómo coño lo hago? ¿Peregrino a un monasterio tibetano en mis dos sleeping days del mes?

Pues relájate, habla con un psicólogo, haz yoga, asume tu situación. Es como cuando tienes jet lag.

– Lo del jet lag está muy bien porque a tí te dura dos días, pero yo lo tengo cada día desde hace seis meses enteros. ¿Me repites lo de la aceptación? Yo ya asumo mi situación, el que no la asume es mi cuerpo, que a ver si te crees tú que yo me duermo cuando a RRHH le sale de los cojones dejarme un hueco.

Pues esto es un problema administrativo

– ¿Y qué se supone que hago yo mientras? ¿Morirme?.¿Es esto un diagnóstico psiquiátrico?

Yo sólo digo que no tienes una enfermedad mental, que es mi cometido

– Pues lo haces genial

Me voy del despacho entendiendo perfectamente por qué a este caballero no se le mueren los pacientes: los mata él.

Viene el psicólogo y me dice que me tiene que hacer unas pruebas para medir mi concentración. Le pongo la baja en las napias y le digo que si es lo mejor que se le ocurre proponerle a una tía que ve doble porque tiene la tensión por las nubes.

Pues sí. No me extraña que la peña no ligue una mierda.

Hago los tests del carnet de conducir. Le digo al tipo que por qué no me pone delante un radar y así le enseño lo que veo y lo que no. Me dice que no me han salido tan mal, que la peña suele colarse veinte veces y yo sólo dos. Pues qué bien, es de lo más reconfortante saber que se me va la olla un kilo pero puedo conducir. Y hacer tartas hombre.

Diagnóstico de Saint Olaf dos:

Necesitas desconectar

– Eso es obvio. ¿Y qué me sugieres?

Pues aprovechando que estás de baja, ve a un agroturismo por ejemplo.

– Coño, cojonudo, cuando venga el inspector de la Seguridad Social que supongo que me va a llamar porque como bien sabes soy controladora aérea, le digo que se traiga el bañador, que nos vemos en el spa.

La verdad es que visto así…

– Pues así es lo que hay. ¿Alguna cosita más? Porque si no yo me voy a darle patadas a una farola y tal.

Hoy he visitado a mi médico de la Seguridad Social, le he contado todo esto, me ha renovado la baja, me ha dado permiso para ir a Madrid a ver a algún médico capaz de darme un diagnóstico y atentos, que esto mola: se reserva su opinión profesional sobre mi caso porque soy controlador/a aérea. Vamos, que ni me ha dicho qué tengo. Eso sí, me ha dicho que no me preocupe, que lo de los turnos seguro que va a cambiar.

Otra pobre que no sabe que vive en Matrix y que supongo que también ha recibido las consignas correspondientes.

Pos eso.

Y estos son los médicos que deciden según su criterio y con total independencia si estamos en condiciones de controlar…

Junto con la Doctora Mengele, que es el apodo que se le quedó a la dama que dió de alta por las bravas a los de Barcelona a pesar de que estaban hechos unos zorros….y de que están de baja CIMA !Uy, se me ha escapado, que esto es un secreto de AENA!

Cosas…de la tensión que diría Juncal.

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