Santa Cruz de Tenerife, SP.- Censuraba hace unos días La Opinión de Tenerife en un Editorial, el que Pilar Vera (presidenta de la AVJK5022) hubiera opinado, eso sí cara a cara como sólo hacen los valientes, a la ex-Ministra Magdalena Alvarez, que «nunca tendría que haber sido Ministra», y el que señalara el hecho objetivo que «si allí fue con dinero, aquí fueron muertos». Vaya por delante que visto lo visto con las comparecencias, incluida la de Alvarez, la actitud de tirar balones fuera, ¡tras diez años esperando algo que se asemeje a la Verdad!, hizo que la tensión necesitara evidentemente un escape como este, de momento…
Las vergonzosas comparecencias oficiales ante la Comisión sí han evidenciado algo bastante meridiano… los cargos públicos a la hora de la Verdad, es decir a la hora de no asumir sus responsabilidades es casi en lo único en lo que son totalmente competentes. Eso sí, alguna «perla» y alguna que otra falta de verdad ya está registrada en el Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, donde ya están recogidas las transcripciones literales de esa falta de verdad… Esto no ha hecho más que empezar.
Vera contestaba a esa censura de La Opinión de Tenerife, que evidentemente no es una censura «casual» si consideramos donde editorialmente dentro de la prensa de Canarias se situaría este medio. Nada es casual.
«Usted nunca debió ser ministra»
Pilar Vera Palmés 25.07.2018 | 01:25
En el Editorial del pasado domingo día 22 del periódico en el que escribo este artículo me censuran el gesto que como presidenta de la AVJK5022 tuve con la exministra de Fomento Magdalena Álvarez a su salida de la comparecencia que hizo el pasado 18 de julio, en la comisión de investigación del vuelo JK5022 en el Congreso y al respecto me gustaría aclarar lo que sucedió.
La señora Álvarez, ministra de Fomento de 2004 a 2009, casi al comienzo de su comparecencia, expresó su triste recuerdo de «la cara de las víctimas» al lado de quienes estuvo en todo momento, lo que es radicalmente falso pues ni durante la emergencia tras el siniestro del vuelo JK5022 se acercó ni a víctimas ni a familiares ni después cuando la asociación se creó, y eso lo sabemos los familiares y lo hemos callado durante casi diez años. Que me citara por mi nombre me pareció indecente porque era otra mentira que si no desmentía se terminaría convirtiendo en verdad.
Llevo más de nueve años al frente de la AVJK5022, jamás he hecho nada que no fuera lo que debo como presidenta de la Asociación, sacrificando lo inimaginable, y tampoco lo hice esta vez. No la intercepté, yo estaba esperando para entrar en la sala acompañando a Rafael Vidal, vocal de la Junta Directiva que comparecía seguidamente y ella salía. Hice lo que cualquier persona educada: presentarme y preguntarle si me conocía. Me besó y lo acepté. Como no le gustó lo que le decía me apartó despectivamente con la mano diciéndome: «pues no sé hija, será otra…» Y siguió caminando. Una vez más nos daba la espalda. Así que le di un mensaje de parte de las familias: «Usted, con su currículo como gestora…, en Andalucía fueron los ERE, en Madrid 154 muertos, nunca debió haber sido ministra». Ni estaba alterada ni tampoco fue una bronca: nunca la había visto en estos diez años y probablemente no volvamos a encontrarnos.
¿Qué hubieran hecho ustedes si conocieran todas las mentiras que se ocultan sobre la muerte de 154 personas y lesiones en 18 supervivientes?
No voy a extenderme, pero sí resaltar que su gestión al frente del Ministerio de Fomento estuvo envuelta en la polémica: más de cinco jefes de gabinete, otros tantos jefes de prensa, su desastrosa gestión de las nevadas en el aeropuerto de Barajas, cesó/dimitió al presidente de AENA en julio de 2008 y no nombró sustituto hasta octubre del mismo año, dejando al consejo del ente público -tal y como dijo ella misma en su comparecencia en el Congreso- en manos del consejero de mayor edad y la gestión del día a día a través del comité de dirección a cargo del director de aeropuertos, además de otras decisiones que mostraban un caos impropio de un ministerio tan especializado como es el de Fomento, que tiene las competencias sobre todo tipo de transportes: aéreo, marítimo, ferrocarril o por carretera, lo que se traduce en tener en sus manos la vida de prácticamente todos los españoles y en especial de los insulares canarios. Ya hemos pagado un altísimo precio porque una cadena de errores en el sistema de la aviación civil española provocó la muerte de 154 personas, más de 80 de ellos que tenían su origen o residencia en la isla de Gran Canaria.
Lo que dije me salió del corazón. Fue un sentimiento de impotencia, ni acusación ni sentencia. Y, desde luego, ni lo hice adrede ni esperé a la prensa ni tampoco provoqué la repercusión que tuvo. No era mi intención ni siquiera pagarle con la misma moneda de desprecio con que ella, política y humanamente, se portó con las familias durante y después del 20 de agosto de 2008. Si hubiera querido seguir con este incidente lo hubiera mantenido vivo, pero lo apagué con la misma velocidad que se encendió.
Respecto a la comisión de investigación, aunque se crea lo contrario, está sirviendo para ponerle cara a las personas que intervinieron de una manera o de otra en la cadena de errores que provocó la catástrofe del vuelo JK5022, para que el Congreso recoja en sus actas lo que están diciendo allí, para que los diputados entiendan lo duro que ha sido que nos ninguneen durante estos diez años -ahora los intentan con ellos y lo padecen en carne propia-. También para que la sociedad en general sepa que mientras no se detecten las causas que lo provocaron, cada vez que subamos a un avión, siendo segura como lo es, la seguridad aérea puede o no hacerse presente para que el vuelo llegue a su destino.
Todos los que han comparecido hasta ahora afirman que lo hicieron muy bien: que se cumplieron los protocolos, la normativa internacional y europea, las inspecciones a la compañía aérea, que todos cumplieron, etc? Entonces ¿por qué sucedió, que pasó para que fallaran todos los eslabones de la cadena de seguridad aérea?
Para esa pregunta no tienen respuesta y desde luego no admitiremos nunca que fue fruto de la estadística. Aquí se falló antes (certificado operador aéreo y aeronavegabilidad), durante (gestión de la emergencia con víctimas que murieron después de haber sobrevivido al impacto por falta de asistencias médicas) y después con decisiones tan hirientes como alquilar una sede para AESA (Agencia Española de Seguridad Aérea) que nació como consecuencia del siniestro, en un edificio propiedad de la aseguradora de Spanair porque, según declaró su directora «se la dejaron a buen precio», tal y como puede comprobarse en su comparecencia en la comisión.
No se trata de matar a la mensajera, no es necesario. No hago más que cumplir con la obligación de llegar a la verdad con todas las consecuencias, no pretendo que todos compartan lo que hago pero tampoco que me «censuren» por hacer lo que no hice o por actuar con la legitimidad moral que me da la credibilidad que durante todos estos años he concitado alrededor de esta causa.
Y mucho menos que se afirme «que se denigra la memoria de las víctimas y los intereses de su Asociación», lo que es incierto porque les aseguro que si fuera así hace años que me hubiera ido. No se aguantan más de nueve años de infierno, luchando por una causa imposible sino fuera porque existen personas que hacen que el mundo se equilibre y que, por mucho que les cueste reconocerlo, no tienen ningún interés material en que se sepa lo que pasó. Al contrario, es responsabilidad moral. Un concepto que a veces se olvida en el cajón de las excusas, esas que sirven para todo, incluso para no asumir responsabilidades por parte de quienes deberían hacerlo.
El próximo 20 de agosto se cumplirán diez años de la catástrofe del 20 de agosto de 2008. Era impensable que esta comisión de investigación estuviera abierta. Soy realista, allí se depuran responsabilidades políticas -que las hubo y muy evidentes-, otra cosa es que quieran reconocerlas o se puedan demostrar. En eso estamos ahora.
Y hablando de la justicia y del archivo por parte de la la Audiencia Provincial de Madrid de la instrucción que se llevó a cabo en el Juzgado número 11 de Madrid, no desesperamos porque si consiguiera probarse que efectivamente el MD-82 siniestrado tenía un fallo de diseño oculto, que el gigante Boeing no facilitó los datos técnicos que hasta por tres veces pidió la AVJK5022 en el citado juzgado, tal vez esta tragedia daría un vuelco que colocaría las responsabilidades donde deben y no donde las dejaron en ese auto de sobreseimiento libre: en los pilotos fallecidos.
Creo firmemente que nuestra sociedad cambia por la determinación de las personas y no por la inercia de la política y de los intereses, que todo lo que no se intenta se pierde. Me gustaría llegar cuanto antes al destino final de esta tragedia, la gratitud no es obligatoria pero tampoco la censura en editoriales como la del pasado domingo que motiva esta réplica a la que espero den el mismo espacio y tratamiento.
No somos muchos los que trabajamos por esta causa aunque seamos legión los que queremos aclararla, libertad de expresión toda pero ajustándose a lo que se ve en el vídeo que demuestra cómo fue el incidente -y no bronca como la califican- del pasado 18 de julio.
Las víctimas de este o cualquier otro suceso como este se merecen todo nuestro apoyo, respecto y cariño. Pero desde mi punto de vista no son las personas más capacitadas para repartir culpas y responsabilidades o decidir cuál es la verdad por encima de jueces o técnicos especializados. Creo que este accidente está más que estudiado, aclarado y hechas las recomendaciones pertinentes. Seguir insistiendo a estas alturas en que el MD82 tiene un fallo de diseño oculto no tiene sentido; se ha repetido hasta la saciedad que el TOWS en estos aviones antiguos no era un sistema obligatorio y mucho menos esencial, por lo que no tiene porqué avisar de su mal funcionamiento. Por otra parte, las estadísticas de horas voladas y accidentes del MD82 son tan buenas como las de cualquier otro avión.
Todos mis respetos para esta señora como víctima, pero su discurso sobre todo lo que según ella hay que cambiar/arreglar en la industria aeronáutica española y mundial me cansa un poco.