Tokyo, JAP.- Continúa la intensa búsqueda del F-35 desaparecido, perteneciente a la fuerza aérea de Japón (JASDF), y de su piloto.
El piloto ha sido identificado por la JASDF como el Mayor Akinori Hosomi, de 41 años. Un piloto experimentado con aproximadamente 3.200 horas de vuelo, de las cuales 60 horas habían sido en el F-35A. El F-35 está equipado con un sistema que envía una señal de socorro si se activa el mecanismo de expulsión del asiento del piloto, pero según ha confirmado la JASDF, no se recibió esa señal.
El avión, que había despegado de la base aérea de Misawa, desapareció del pasado 9 de abril cuando participaba en una salida nocturna de entrenamiento, junto con otros aviones del mismo modelo, y según parece cayó al mar. Sólo hacía unos días que la JASDF había recibido los primeros 13 F35. Hasta que no se investiguen las causas del accidente, los restantes 12 aparatos permanecerán en tierra.
Se pueden suscitar dudas sobre la fiabilidad de este avión, el más sofisticado, y también el más caro, construido hasta el momento con fines militares. Las dudas pueden centrarse en el diseño general del modelo o, en este caso, en que es uno de los primeros F35 ensamblados en Nagoya, Japón.
Las fuerzas navales japonesas han lanzado una importante búsqueda en la superficie, con el apoyo del destructor USS Stethem de la Séptima Flota de la Marina de los Estados Unidos. Aviones Boeing P-8A Poseidon, con capacidad de detección de objetos sumergidos, se han unido a la búsqueda aérea junto con varios aviones japoneses. En superficie se han recuperado algunos restos pertenecientes al avión.
Se ha iniciado una búsqueda submarina para ubicar el F-35 y su piloto, que según todos los indicios, se estrelló contra el océano en un área donde la profundidad es de alrededor de 1.500 metros. El barco de rescate submarino, JS Chiyoda, ha sido enviado al área. Está equipado con sonar de exploración de fondos marinos y minisubmarinos con cámaras.
Mientras que, naturalmente, la primera preocupación es localizar al piloto, existe una necesidad apremiante de recuperar la aeronave y sus registros de los datos de vuelo, para ayudar a establecer el motivo del accidente. También hay un aspecto de seguridad importante, ya que China y Rusia tendrían un claro interés en encontrar los restos y analizarlos.