El plazo para empezar a levantar las restricciones que impiden a los pasajeros llevar líquidos en el equipaje de mano de los aviones expiró ayer, pero, según confirmó la Comisión Europea, los Veintisiete mantendrán por tiempo "limitado" esta incómoda limitación para evitar que reine la confusión entre los viajeros.
El problema es que algunos socios europeos como Francia, Reino Unido o Italia se niegan de momento a levantar la medida por motivos de seguridad lo que llevó ayer al vicepresidente y comisario de transportes, Siim Kallas, a recomendar a todos los países de la UE que mantengan la prohibición para evitar que el caos reine en los aeropuertos. "Las restricciones deben mantenerse hasta que los pasajeros puedan viajar con mayor certitud", reivindicó ayer.
La prohibición se remonta a noviembre de 2006 poco después de que las autoridades británicas descubrieron un intento de atentado a través de líquidos explosivos para hacer estallar aviones con destino a Estados Unidos. A raíz de la iniciativa británica, apoyada después por todos los socios de la UE, sólo se autoriza a los viajeros a llevar líquidos, geles y cremas de un máximo de 100 mililitros y siempre y cuando lo hagan dentro de una bolsa de plástico transparente de un litro. Además, las restricciones no afectan a los pasajeros que compran líquidos en las tiendas "duty free" de los aeropuertos de Estados Unidos, Canadá y algunos de Singapur, Malasia y Croacia porque también aplican controles.
Inicialmente el reglamento solo iba a estar en vigor hasta 2010. Posteriormente, se decidió empezar a relajar las reglas en 2011 y eliminarla por completo en 2013, dando tiempo así a los Estados miembros para dotar a sus aeropuertos de escáneres capaces de detectar explosivos en los líquidos. El primer paso, a partir del 29 de abril de 2011, debía ser la derogación de la medida que obliga a los viajeros extranjeros, en tránsito en la Unión Europea, a entregar los líquidos comprados en las tiendas duty-free de fuera de la UE. Finalmente, las preocupaciones expresadas por numerosos Estados miembros llevó ayer a Bruselas a recomendar a los gobiernos que mantengan esta prohibición. "Es una situación muy excepcional", admitió ayer un portavoz comunitario. "Pero todos los Estados miembros están de acuerdo en suspender por el momento los efectos", añadió.
A través de un comunicado, Kallas recordó que el principal objetivo es "facilitar la vida a los pasajeros", algo que no ocurrirá si la mitad de los aeropuertos permiten cruzar con líquidos y la mitad no lo hacen. "Está claro que hay que evitar una situación en los aeropuertos europeos que lleve a la confusión a los pasajeros sobre si pueden viajar o no con líquidos de los duty-free, en particular cuando realizan vuelos de conexión hacia Estados Unidos", aseguró el comisario.
Pese a este nuevo revés para los viajeros, la Comisión Europea se comprometió ayer a seguir trabajando con "todos los Estados miembros para rectificar la situación". Aunque no quisieron mencionar qué países están dispuestos a relajar estas medidas de seguridad y cuáles no Alemania, Suecia o Dinamarca son algunos de los Estados miembros que ya cuentan con escáneres para analizar líquidos con las suficientes garantías de seguridad. En cambio, para Francia, Reino Unido e Italia consideran que deben seguir en vigor porque el riesgo de atentados persiste. Para la Asociación Europea de Aerolíneas la mejor solución por el momento es mantener la prohibición para evitar que haya distintas estrategias y una situación fragmentada, aunque reivindicación una derogación de las restricciones. "Queremos que las nuevas tecnologías de escaneado sean utilizadas en beneficio de los consumidores. El plazo límite de 2013 no debe ser comprometido", advirtieron ayer.