Madrid, SP, 20 de diciembre de 2015.- La previsiblemente ex-Ministra Ana Pastor, ha debido tan atareada con la cuestión electoralista, que a 24 horas del inicio de la primera jornada de huelga de los Operadores del Servicio de Dirección de Plataforma en el mayor aeropuerto de España, Madrid-Barajas, de 0.00-24.00hrs. aún no se ha dignado a decretar Servicios Mínimos, y AESA, según los trabajadores denuncian tampoco ha respondido a sus notificaciones «sistemáticas» por los incumplimientos detectados en el servicio, indicando que «la respuesta ha sido el silencio frente a la seguridad«. Los trabajadores piden disculpas a los usuarios que se puedan ver afectados, pero ante el desconocimiento de los SSMM, por motivos absolutamente «ajenos a la voluntad del colectivo» no pueden aportar datos concretos de cómo va a afectarles.
Quizás lo más grave es que este mismo fin de semana, señalan los trabajadores, la situación se habría agravado, ya que sólo se programaron 3 trabajadores en el turno de Noche en lugar de los 4 correspondientes, dos en cada una de las torres, teniéndose que trasladar uno de ellos de una dependencia a otra en un coche del Servicio de Pista y Plataforma (señalero), lo que ha hecho que vuelvan a exceder el tiempo de actividad regulado, normado y legal, y por lo tanto haciendo imposible la prestación de un servicio seguro y adecuado, señalan, en el mayor aeropuerto del país.
Esto ya no es sólo la herencia del tal José Blanco, euroaforado y bachiller, sino que es la consecuencia de 4 años de gestión del Gobierno del Partido Popular, que mantuvo esta situación «heredada», dándola por buena, y cuya máxima responsable directamente a día de hoy, en funciones, es la Ministra Ana Pastor, con la ex directora de Navegación Aérea (47 cuasicolisiones 2010 y acusación de abandono a los controladores, cuando se militarizó a 2400 civiles y se obtuvo un inexplicado déficit en AENA de 14.000 millones), ascendida a máxima responsable jerárquica de la propia AESA, Carmen Librero, que fue ascendida por el Gobierno del PP pese al clamoroso estupor de los profesionales del sector.