Aunque es un arma mayoritariamente provista de Eurocopter (seis Bö-105 y un Helibrás 355) más un BAe (y otro en reserva), dos Beech T-34C1, un Bell 47G3, un Beech B-200T, y un S-2G Tracker en reserva, el vuelo del postrero Westland Wessex castrense fue la tónica imperante el 7 de febrero, en ocasión de festejarse los 85 años de la creación de la Aviación Naval Uruguaya (ANU) como Servicio de Aeronáutica de la Armada, por parte del capitán de fragata Atilio Frigerio, primer ciudadano del país sudamericano en diplomarse de aviador militar, en 1912, en Aviano. Artículo completo en DEFENSA.com
El cuerpo Aeronaval recibió sus primeros hidroaviones Cant en 1930 de Italia, nación que también colocaría en Uruguay tres buques de patrulla costera. Hoy, los aeronavales uruguayos, al igual que toda la aviación militar, ven sus recursos materiales acotados y desfasados, en momentos en los cuales el Uruguay reclama un incremento de su soberanía marítima referenciado a su plataforma continental, de unas 350 millas náuticas zona económica.
Al mismo tiempo, el actual Gobierno ha sido proclive a debatir sin profundizar la pertinencia de la misma existencia del arma, aunque, en realidad, sólo haría falta uniformar, en la medida que ello sea posible, el parque aeronáutico naval y de la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU) muy disímiles en materia de helicópteros, así como de aviación de transporte en la FAU y patrulla en la ANU, en materia de células compatibles, todo lo cual implicaría un ahorro notable en materia de repuestos y mantenimiento. No se perciben preocupaciones ni conocimientos específicos, a nivel de la clase política local, para resolver estos temas.
(Javier Bonilla, corresponsal de Grupo Edefa en Uruguay).