Ayer saltaban las alarmas periodísticas, y las "chispas como con fuego", en una información que tras contrastarla adecuadamente por AD, pasó de un "Huele a quemado", que aparecía titulando en una "información" del Mundo, a "simplemente unas vibraciones anómalas en uno de los motores". Ante esta situación, el comandante al mando del AEA063 (con más de 300 pasajeros abordo), decidió, siguiendo el procedimiento, apagar motor, dar la vuelta a alternativo, y declarando emergencia aterrizar en LEMD (Madrid-Barajas). Llevaban en el aire algo más de 30 minutos.
En la "información" -entrecomillada exprofeso-, tenemos un claro ejemplo de cómo se tratan en ocasiones las incidencias aéreas en los medios de comunicación. Un titular más acorde y objetivo hubiera sido simplemente "Aterriza de emergencia un A330 de Air Europa", o similar.
Lo cierto es que todo funcionó a la perfección: tripulación, coordinación con torre, etc…, según indican fuentes conocedoras del suceso. Y lo cierto es que cuando todo funciona perfectamente, en lugar de resaltar la normalidad, la estandareidad de lo sucedido, puede parecer que ya no es noticia, al ser una magnífica noticia. Que no hubiese ningún tipo de daño sobre personas o cosas. Pero es exactamente lo contrario, la noticia en positivo sería algo así como "magistral aterrizaje de emergencia" o "estamos en buenas manos cuando volamos", etc, etc…, y poner de relieve que la seguridad estuvo en todo momento bajo control. Como así, objetivamente fué.
En cualquier país con una cierta cultura aeronáutica, existen tambien unos ciertos procedimientos deontológicos periodísticos a la hora de divulgar una información.
Incluso en EE.UU., existe entre medios y autoridad unos protocolos para el caso de un accidente aéreo, y minimizar daños colaterales en el flujo de la información(entre los daños colaterales están las personas que "reciben" dicha información, y que pueden verse implicadas emocionalmente). Aquí, en España, se debería comenzar a pensar en un código deontológico, para la comunicación de incidentes o accidentes aéreos, y evitar, en la medida de lo posible avivar una alarma, totalmente innecesaria entre los usuarios del transporte aéreo, por desconocimiento, mala información o desinformación sobre incidentes y accidentes aéreos. Hay que hacer una autocrítica de los medios en este sentido, de forma urgente.
Todo esto, sería una labor a llevar a cabo por parte de autoridades, compañías y medios de comunicación en general, y hacer una valoración exhaustiva si el precio que paga el lector o televidente por un impresionante-en el sentido de impresionar-, titular periodístico se justifica de alguna manera.