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septiembre, lunes 16, 2024

¿Cómo sería un Ariane 6 tripulado?

¿Es posible que la ESA vuelva a impulsar la creación de un programa tripulado propio?

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Eureka, Daniel Marín.- Europa —o sea, la Agencia Espacial Europea (ESA), sin contar Rusia— es la mayor potencia espacial que carece de nave espacial tripulada propia. No nos confundamos, Europa tiene un programa espacial tripulado muy potente —en estos momentos tenemos al francés Thomas Pesquet en la ISS—, pero dependemos de Estados Unidos y Rusia —y, quizá, dentro de poco, también de China— para enviar a nuestros astronautas al espacio. Y no es porque no lo hayamos intentado. En los 80 los franceses se empeñaron en imponer su transbordador Hermes al resto de la ESA, pero fracasaron.

Más adelante, otras iniciativas de diseñar cápsulas tripuladas también se desvanecieron ante la falta de interés político, del mismo modo que tampoco fructificaron los proyectos de desarrollar una nave tripulada en colaboración con Rusia. Tras tantos intentos infructuosos, ¿es posible que la ESA vuelva a impulsar la creación de un programa tripulado propio?

Cualquier iniciativa de este tipo debería usar a corto y medio plazo el nuevo lanzador europeo, el Ariane 6. En esta línea, un grupo de trabajo conjunto de la ESA, el CNES y Airbus se ha dedicado a sopesar la posibilidad de adaptar las instalaciones de la Guayana Francesa para vuelos tripulados. Curiosamente, el estudio deja a un lado el lanzador Soyuz 2, que también despega desde la Guayana, y que, paradójicamente, es el único lanzador certificado para vuelos tripulados (de hecho, recientemente Roscosmos ha propuesto lanzar naves tripuladas Soyuz desde la Guayana para poder viajar a la estación espacial china).

El estudio considera que tanto el lanzador Soyuz como la nave Soyuz deberían ser modificados de cara a posibles abortos durante el lanzamiento que puedan terminar en un amerizaje en medio del Atlántico (aunque, sinceramente, creo que se trata más bien de objeciones políticas que técnicas: siempre será más fácil adaptar una nave y un cohete que ya existen que crear un sistema nuevo casi desde cero).

En todo caso, el estudio deja en el aire el diseño final de la nave tripulada, aunque apunta a que una cápsula como la propuesta para el malogrado programa ARV (Advanced Reusable Vehicle) sería lo más idóneo (el ARV era una cápsula tripulada basada en la tecnología del carguero ATV que debía haber sido lanzada mediante un Ariane 5). Sea como sea, el estudio no descarta usar un cuerpo sustentador derivado del Space Rider u otro sistema parecido.

También apunta la posibilidad de emplear una cápsula extranjera, como la Oryol/Orlyonok rusa con un módulo de servicio europeo o la futura cápsula india Gaganyaan. Curiosamente, esta última posibilidad es considerada por el estudio como una opción con bastante potencial, sin duda, a raíz del acercamiento político de estos últimos años entre Europa e India (y, especialmente, con Francia). En cuanto a Japón, el estudio remarca que «no hay ninguna señal de un interés potencial en este campo» por parte del país asiático.

Por otro lado, China es descartada al ya disponer de un sistema de lanzamiento independiente y operativo, así como de una futura nave espacial de nueva generación (lo que no deja de ser una forma diplomática de no meterse en berenjenales políticos teniendo en cuenta que una nave diseñada entre China y la ESA no tiene ninguna posibilidad de futuro por motivos obvios que no tienen nada que ver con la ingeniería). Para leer más pulse aquí.

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