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El sindicato ideal

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Guadalajara, SP, 27 de marzo de 2014.- ¿Es posible que un sindicato represente a la totalidad de los trabajadores de un colectivo?. Esta sería la pregunta al hilo del Recurso de Casación que USCA ha presentado ante la Audiencia Nacional por el fallo que obliga a que un representante del sindicato SPICA, sobre 12, se siente en la Mesa de Negociación del III Convenio Colectivo. No, no lo ha hecho la codemandada AENA, ni OCCA, el sindicato "oficialista", y esto esteticamente resulta más que discutible. Además de innecesario dado que ostentan la mayoría absolutísima en esa Mesa. Una cosa es ser el sindicato más representativo, y otra muy distinta y bastante discutible no querer dar voz a un centenar de personas, que además, tambien son controladores aéreos. Pero es que además, subyace algo bastante preocupante. Alguien ha dicho en algún foro que el sentido de esta Sentencia viene determinado por el perfil del presidente de la Sala de lo Social de la AN. Si fuera así, ¿porqué no se le recusa?, y de paso, ¿porqué si existen dudas sobre la imparcialidad de los fallos, no se le recusa en todas sus actuaciones?. Es una opción que en Derecho se contempla. Pero es una opción tan arriesgada como valiente quede claro. Resulta mucho más fácil y menos arriesgado recurrir la Sentencia que recusar al que preside la Sala. Todo entra dentro de lo que es el ejercicio o no de los derechos que amparan a los ciudadanos y sus organizaciones.

En nota interna USCA les dice a sus afiliados en referencia al "Informe McKinsey" que con esta Sentencia vuelve a tener vigencia. Se refiere al famoso Plan de Emergencia que presentado por el propio presidente del sindicato, en AD reflejamos en su momento, y sobre el que dudamos mucho que se hayan ejercido las acciones legales oportunas. Lo que sucedió a continuación hasta el fatídico 3D2010 es un fiel reflejo del seguimiento que se hizo de ese Plan. Es decir, si aceptamos la autenticidad de ese documento, el cierre del espacio aéreo español habría sido planificado siguiendo dichas directrices. Ya es hora de preguntarnos ¿porqué no se ha seguido esa línea hasta sus últimas consecuencias?, si lo que se presupone es una premeditación palmaria en lo que vino después. Si la "completa derrota" del colectivo de controladores aéreos se produjo de forma premeditada y alevosa, creo que la ciudadanía tiene derecho tambien a conocer si existe algún tipo de responsabilidad de alguien a la que en derecho hubiera lugar.


Discutir o no hasta que punto esa "hoja de ruta" para la derrota del colectivo se materializó, es hablar del sexo de los ángeles directamente. El Informe Piñuel, de caracter pericial, y el Informe Cisneros, de caracter estrictamente psicológico, son una prueba irrefutable de hasta dónde se llegó en el daño infringido a nuestros controladores aéreos. Que son ciudadanos. Que son personas. Utilizar o no ese documento parcial o totalmente en la defensa de esos profesionales, ciudadanos, personas, es potestad de los que encargaron dicho Informe. Potestad estratégica. Y sobre eso nada hay que decir. El que paga decide sobre el uso del bien adquirido. En este caso, quizás se esté valorando poco la enorme responsabilidad que conlleva la difusión o no de sus resultados. Esta difusión o no sí que es una decisión delicada cuando menos.

Efectivamente no se trata de una silla más o menos en la negociadora. Se trata de transmitir la imagen o no de la unidad de los trabajadores. Y a pesar de las apariencias esa unidad resulta evidente en el fondo de la cuestión. El fondo de la cuestión es que al total de colectivo se le infirió un daño tremendo. Personal y profesionalmente. En eso SPICA y USCA, USCA y SPICA están 100% de acuerdo.
En segundo lugar en que hay que reconducir a mejor la situación devenida. En esto tambien existe un 100% de consenso. Esta reconducción pasa en primer lugar por restituir el "honor" profesional de todo el colectivo. Y en ésto ya hay divergencias, como es lógico. En cómo se debe hacer. Nos podemos situar entre el Acto de Contricción público de los responsables, y los pequeños pasos de los responsables políticos con los que en ocasiones les regalan los oidos a nuestros controladores. La valoración de su trabajo, la humanidad de sus profesionales, etc… esas cosas que cuestan poco y quizás ayuden mucho. Todo lo contrario a algunos comportamientos actuales y a la sensación de acoso y derribo que siguen teniendo. Esta "sensación" conduce a la desmotivación profesional. y esa "desmotivación" a la desesperanza a nivel humano. Y en esa percepción están tambien de acuerdo.

Se desconectan cuando salen de trabajar de sus frecuencias, como desconectan los equipos ante los que se sientan tras su jornada. Esto empobrece y evita que se impliquen en la profesión día a día. Podemos concluir que no sólo se les infringió un enorme daño personal cuyas secuelas continúan hoy. Tambien se les privó a nivel profesional de seguir amando su profesión como lo hacían antes.

Si algo hemos aprendido de nuestros controladores en estos años es que afortunadamente son personas distintas, singulares y en muchos de los casos absolutamente originales. Fiel reflejo de lo que es nuestra sociedad, especialmente por la idiosincrasia española. De hecho esto se refleja en el caracter asambleario del propio USCA. Pero ese "caracter asambleario" debería tener como resultado el que tambien fuera de la Asamblea de USCA, pueden existir otras sensibilidades tan respetables como las de sus afiliados para afrontar el futuro. Esto en absoluto significa una falta de unidad. Al contrario, la discrepancia por el bien común, y esto es en algo que tambien coinciden con sus compañeros de SPICA, en perseguir el "bien común", enriquece a todo el colectivo, garantiza el que todas las sensibilidades están representadas en la Mesa de Negociación, incluso las teoricamente más radicales, que tambien se puede interpretar como las más ortodoxas, o que tambien se puede mirar como las más utópicas… ¿y qué?. Esto en absoluto desvirtúa la unidad de los trabajadores del control aéreo en volver a acercarse al camino de una cierta felicidad profesional cuando están en frecuencia día a día. Claro que hay que decidir entre todos cómo abordar el IIICC, pero ha decidirse precisamente "entre todos", incluídas las minorías.

En el mundo artístico los genios siempre son una minoría en sí mismos. A partir de ahí, si aceptamos el control aéreo como actividad artística en el sentido de obrar el espacio, la geometría y la sincronía, cada controlador es un mundo, y la generosidad está en aceptar que otros mundos son posibles. Para mejorarlo. Incluso existen otros mundos bajo los fanales de las TWR y las Salas ACCs. Esos mundos están llenos de "Angeles Electrónicos" que tambien velan por nosotros, terrícolas viajeros.

Fuera de ese mundo, frente a todos, está AENA-NA, y en eso tambien están de acuerdo tanto USCA, como SPICA. Y si hay algo a lo que jamás se le puede perder la pista, parafraseando a G.Marx, es que siempre habrá personas que nunca pertenecerán a un club al que sean invitados, en este caso a un sindicato, y ello no supone en absoluto que no tengan opinión propia, y estén legitimados para que se les represente cuando lo que se decide es su futuro. Los crujidos no los provoca ningún debate sobre autorizar o no un directo en la negociación. El crujido en este caso lo provocaron hace años los que se sientan al otro lado de la mesa. El debate es olvidarlo y avanzar, o que se haga justicia y luego consensuar.

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