Alba Sanz/Aviación Digital, Sp.- La Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) verá su fin el próximo año 2031. Los altos costes de mantenimiento, reparación y la proximidad al final de su vida útil han motivado que este compendio internacional esté a menos de una década de dejar de existir. Así lo anunció la NASA tras afirmar que la Estación, con unas dimensiones similares a las de un campo de fútbol y con un peso de 400 toneladas, se precipitará en las aguas sureñas del Océano Pacífico. Concretamente el sitio elegido para el fin de la ISS es el conocido como el Punto Nemo, uno de los lugares más remotos e inaccesibles del planeta donde la actividad biológica es casi nula y que ya se ha erigido desde hace décadas como un cementerio espacial.
La «muerte» de la Estación Espacial supone el fin de una era diplomática que ha servido para acercar e impulsar la colaboración internacional en términos aeroespaciales. Concretamente este programa ayudó a fomentar las relaciones entre Estados Unidos y Rusia años después de la caída de la Unión Soviética (en 1998), permitiendo, además, la presencia ininterrumpida durante más de 20 años de investigadores en el espacio. Tanto es así que en este laboratorio espacial, que se encuentra orbitando a 400 kilómetros de la superficie terrestre, se han podido realizar más de 3.000 investigaciones científicas, destacando los estudios sobre el cuerpo humano en la microgravedad, la investigación de enfermedades y la observación de la Tierra desde el espacio.
De hecho, este espacio de concordia diplomática también se ha visto afectado por la invasión de Rusia sobre Ucrania. Al ser un proyecto de colaboración entre las principales agencias espaciales, entre las que se encuentran, además de la NASA, la rusa Roscosmos, JAXA, ESA Y la CSA/ASC, las ofensivas rusas y la consiguiente guerra han despertado nuevas tensiones más allá del planeta Tierra.
La guerra en Ucrania y sus consecuencias en el espacio
Las sanciones decretadas entre Estados Unidos y la Unión Europea a Rusia han amenazado la estabilidad de la ISS. Tanto es así que el polémico ex jefe de Roscosmos, Dimitri Rogozin, amenazó con salir de las instalaciones de la Estación en el año 2024. Sin embargo, el pasado mes de enero y ya con la destitución de Rogozin de su puesto, la NASA emitió un comunicado que en el que Rusia reculaba su decisión y anunciaba que Moscú permanecerá en la Estación al menos hasta el año 2028.
El proceso de caída de la ISS
El inicio del fin de la ISS comenzará en el año 2026 cuando se permitirá que la Estación caiga de forma natural de los 400 kilómetros actuales a los 320 a mediados del 2030. En este momento se enviará una última tripulación a la Estación para retirar los equipos restantes y para reducir el propio peso de la infraestructura.
En el momento en el que ya no haya tripulación en sus instalaciones, la altitud de la Estación descenderá a 280 kilómetros, punto en el que se considera de no retorno, ya que esta no podrá ser impulsada de nuevo por encima de esta altitud debido al espesamiento de la atmósfera de la Tierra. En esta etapa será cuando la nave espacial Russian Progress de la estación un «empujón final» de regreso a la atmósfera del planeta.
Sin embargo, el empeoramiento de las relaciones con Rusia a raíz de la invasión o los recientes problemas en vehículos espaciales como el Progress podrían desembocar en el empleo de un método alternativo para su caída, como el uso de un remolcador espacial que ya estaría estudiando la NASA.
Privatización de las misiones espaciales
Con el final de las operaciones de la ISS, encabezadas por agencias gubernamentales que operaban gracias al presupuesto público, la exploración humana del espacio estará encabezada por empresas aeroespaciales privadas, como es el caso de la SpaceX de Elon Musk o la Virgin Galactic. Estas empresas trabajarán de manera conjunta con la NASA en nuevas estaciones de baja órbita mientras que el resto de agencias seguirán con sus propios planes para construir nuevas estaciones espaciales.
De acuerdo con los expertos, la caída de la ISS al Punto Nemo traerá consigo traerá consigo una «pérdida irremediable» de materiales espaciales muy costosos, como el metal que rodea su armazón o las placas solares instaladas.
Para tratar de paliar en la mayor medida posible la pérdida de estos materiales, un grupo de empresas presentó ante La Casa Blanca una serie de propuestas para sacar el máximo provecho posible a los materiales de la instalación. Entre ellas destaca derretir parte del material del Armazón para después poder reutilizarlo o separar módulos completos que permitan poder ser reutilizados para construir nuevas estaciones espaciales.
Además de la pérdida de materiales -y de las propias investigaciones conjuntas – el fin de la Estación supone el término de una diplomacia a nivel internacional que ha permitido que las civilizaciones se puedan unir de manera pacífica con un fin en común: explorar lo inexplorado, avanzar en la cura de enfermedades y descubrir más sobre el cuerpo humano sin importar las diferencias y las nacionalidades.
China, a la carrera por su presencia en el espacio
Coincidiendo con el final de la ISS, países como China están llevando a cabo una carrera espacial que cada vez da pasos más agigantados. En este sentido, China ha lanzado con éxito la nave Shenzhou-16 que ha puesto rumbo a la estación Tianpong.
La nave alberga a los «taikonautas» Jing Haipeng, Zhu Yangzhu y Gui Haichao. Dichos astronautas harán el relevo a sus tres predecesores que se encuentran actualmente en la estación asiática para realizar, durante 5 meses, investigaciones y experimentos como el cultivo de plantas, la cría de peces y estudios de células animales y vegetales, entre otros.
La estación Tianpong, finalizada en el año 2022, espera poder estar en órbita durante diez años. En el caso de que la ISS desaparezca con su hundimiento en el océano en el año 2031, la estación china contará con cierta ventaja competitiva y estratégica sobre otras potencias espaciales al ser, en ese momento, la única estación espacial en órbita.
En esta línea la diseñadora jefe del programa de astronautas, Huang Weif, declaró para EFE que «si bien Estados Unidos y Rusia son potencias en el campo de la exploración espacial de las que merece la pena aprender, el país asiático cuenta con sus características propias».
Weif añadió que China, junto con Rusia, es «el único país que ha establecido de forma independiente una estación espacial, entrenando nosotros mismos a los astronautas y con nuestros propios cohetes. Varios medios internacionales recogen cómo agencias espaciales de otros países han expresado su deseo de aprender de China».