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septiembre, viernes 20, 2024

EASA y las distintas varas de medir

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Aviaciondigital, Editorial.- Está claro que EASA no tiene ninguna prisa para permitir que vuelva a volar el Boeing 737 Max en los cielos europeos, cuanto más tarde mejor, por lo que sigue dilatando sus procedimientos a pesar del tiempo transcurrido desde que tomó la decisión de parar todos los aviones.

Recientemente la Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea (EASA) ha publicado una Propuesta de Directiva de Aeronavegabilidad (PAD) relativa al Boeing 737 MAX, para la protocolaria consulta pública, que finalizará el próximo 22 de diciembre, señalando su «intención» de aprobar que la aeronave regrese a los cielos de Europa en cuestión de semanas.

Las distintas varas de medir

Los americanos no sólo han seguido los mismos procedimientos que la Agencia de Seguridad Europea de consultas a las partes interesadas, si no que crearon un Comité específico dependiente de la Cámara Baja del Congreso de los EEUU para que realizaran una investigación exhaustiva de lo ocurrido con el MAX, concluyendo en su Informe que los accidentes del MAX fueron por «… una horrible culminación de una serie de supuestos técnicos defectuosos de los ingenieros de Boeing, una falta de transparencia por parte de la dirección de Boeing, y una supervisión extremadamente insuficiente por parte de la FAA”.

A pesar de lo que digan o insinúen los múltiples expertos en seguridad que hay en este sector (tantos o más de expertos sanitarios que tenemos en nuestro país), la EASA fue mucho menos transparente a la hora de investigar los fallos de diseño del A320 al inicio de su puesta en servicio, o del accidente del A330 de Air France donde fallecieron 228 personas.

Siguiendo la tradición Europea, las «causas-culpas» fueron para los de siempre, los pilotos, sin cuestionar si detrás de estos errores existían fallos de diseño, que los había, o/y si también los hubo organizacionales, incluídos los de la falta de supervisión por parte de la autoridad aeronáutica europea, algo que si que han hecho esta vez los americanos en su particular Mea Culpa.

Famosa fue la frase del Ministro de Transporte Frances, Merma, nada más ocurrir el accidente del A320 en Habsheim tras una exhibición aérea: «la máquina no debe ser cuestionada«.

En este caso tan vergonzoso, el piloto del avión accidentado fue objeto de presiones por parte de Airbus, Air France y del propio Gobierno francés, para que asumiera íntegramente la culpa, cuando todos sabían que detrás de este accidente había un problema de diseño relacionado con las nuevas tecnologías del avión, y la interacción defectuosa entre los diferentes sistemas del A320. La negativa del piloto a a sumir en su totalidad la responsabilidad le costó 9 meses de cárcel.

Está claro que Boeing y el órgano regulador americano, la FAA, se tienen que volver a ganar la confianza de la comunidad aeronáutica, la industria y la de los usuarios, bastante deteriorada por cierto en España por su falta de compromiso con la seguridad, e insultante inacción y obstrucción para esclarecer las verdaderas causas del accidente del vuelo de Spanair JK5022.

Pero no nos engañemos, bajo la cortina de la seguridad y la supuesta noble misión de velar por la seguridad de los viajeros europeos, la Agencia de Seguridad Europea también tiene sus propias varas de medir en función de los intereses políticos, comerciales o de los lobbys del sector, al igual que los americanos; aunque los europeos sean más habilidosos a la hora de tapar sus miserias…

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