Una cadena de profesionales opinan/ Los seres humanos somos capaces de lo mejor y de lo peor. Lo hemos demostrado insistentemente a lo largo de nuestra historia. El documental "Una Cadena de errores" producido por la Asociación de Víctimas del accidente del JKK5022, viene a ser un corolario más de este axioma.
Me resulta muy difícil exponer en pocas líneas todas las emociones que me causó al verlo. Pena, rabia, miedo, vergüenza o esperanza son algunas. Sin embargo, entre todas, destaca un gran sentimiento de gratitud hacia Pilar y el resto de miembros de la asociación. Son un ejemplo de coraje, inteligencia, tenacidad, valentía, honestidad y fortaleza. Estas personas, están llevando a cabo una lucha titánica. No solo para esclarecer todas las causas que concurrieron en el accidente, sino también, para que los sistemas de gestión de seguridad, destinados a la prevención de futuras catástrofes aéreas, sean algo más que papel mojado en nuestro país. Es una tarea que llevan a cabo con el enorme peso del trauma sufrido. Es fácil imaginar lo solos que deben sentirse en muchas ocasiones ante la pasividad de una sociedad y unas instituciones dormidas y en ocasiones corruptas.
Las víctimas del JKK5022, que han sufrido personalmente o con la pérdida de sus seres queridos las consecuencias de nuestros errores como profesionales, han tenido, bajo ese estado de shock, la suficiente clarividencia para entender que un accidente aéreo, además de esos errores, es el fruto de muchas circunstancias, las cuales en ocasiones se encuentran muy alejadas de la cabina de vuelo, la torre de control o los talleres de mantenimiento y que propician de manera determinante la comisión de estos fallos humanos. Al contrario que los errores, fruto de la falibilidad humana, esas circunstancias sí son subsanables si se detectan. Uno no puede permanecer impasible viendo a Pilar Vera consolar y devolverle el merecido orgullo por su hijo al padre de uno de los pilotos del JKK5022, que desconsolado, no entiende por qué decidió volar aquel 20 de agosto. Es un acto de amor tan desgarrador que uno se pregunta cómo es posible que ante el mismo hecho, otra persona haya cometido la atrocidad de filtrar algo tan sagrado como las grabaciones de la cabina de vuelo, con los últimos instantes de unos seres humanos luchando por salvar sus vidas y las de sus pasajeros con un claro y mezquino objetivo.
Foto del archivo de David Guillamón
Lo único que puede honrar el dolor de las víctimas del JKK5022 es que jamás pueda volver a suceder un accidente por las mismas causas. No obstante Pilar, pase lo que pase, tenéis motivos de sobra para sentiros orgullosos de todo vuestro trabajo. Una buena y sabia amiga a la que hace años que no veía me decía ayer que la perfección es como el horizonte. Nunca lo alcanzas, pero te marca el camino a seguir. Vosotros sois el horizonte y por ello os damos las gracias.
David Guillamón