Madrid, SP, 16 de noviembre de 2013.-El 13 de noviembre de 2002 un barco petrolero teñía de negro la costa gallega. 6 años después una gran columna de humo negro irrumpía en el cielo madrileño para ponernos en conocimiento de una tragedia que se llevaría la vida de 154 personas y dejaría 18 víctimas luchando por sobrevivir.
Ambos sucesos podrían no tener relación, mas lejos de la fatalidad de la muerte de seres vivos inocentes, pero sendos casos, como hemos podido ver en los medios de comunicación estos días, se convierten en puntas de lanzas dispuestas a ser clavadas en el corazón del contrincante político con el fin de mostrar un actitud impune y sumisa para contra los culpables de estas tragedias provocadas.
Una impunidad condenada con la muerte política cuando el que está en el Gobierno es de un color diferente al nuestro; un interés desmesurado por hacer desaparecer de la memoria de los ciudadanos el suceso cuando se produce bajo nuestro mismo paraguas político.
En ambos sucesos se deja de lado la verdadera tragedia y se concentran las herramientas políticas en hundir al contrario hasta sumergirlo bajo la negrura que han dejado tras de sí estas muertes.
Claro ejemplo de esta actitud se refleja en las actuaciones del «servidor público» Rafael Simancas que lejos de servir a la comunidad española es experto en aplicar el doble rasero en sus actuaciones. El diputado del PSOE reclama ahora la falta de responsabilidad política de sus colegas del Partido Popular por no haber asumido sus errores tras la catástrofe del Prestige.¿Ha olvidado usted, señor Simancas, que durante su gobierno se produjo uno de los accidentes aéreos con más víctimas en Europa Occidental desde el año 1988?
Pues bien, a día de hoy esos 18 supervivientes y los familiares de esas 154 víctimas siguen luchando por obtener su derecho a un juicio justo y después de 5 años ninguno de sus compañeros de partido ha dado la cara y ha asumido su responsabilidad en esta catástrofe y en su nefasta gestión posterior.
El resumen de estos 11 años se concentra en la obviedad de que mañana podríamos encontrar otro 'Prestige' en nuestras aguas u otro JK5022 en alguno de nuestros aeropuertos porque, como ya han señalado los expertos, no se han puesto barreras para que no pueda volver a ocurrir un accidente de esas características. Ninguna de las recomendaciones emitidas por la Comisión de Accidentes van dirigidas a corregir los fallos sistémicos que concurrieron en esta tragedia, fallos de base de los órganos reguladores y de control del propio Estado, y cuya responsabilidad es del Ministerio de Fomento.
Resumiendo, para la casta política a día de hoy es más importante la mierda del chapapote, que los propios ciudadanos se encargaron de limpiar, que garantizar que, al menos, los Familiares de las Víctimas y sus supervivientes tengan la oportunidad de un juicio justo. ¿Dónde están vuestros rebuznos?