Aviación Digital, Sp.- Nuestro mundo está cambiando, y nosotros somos responsables de ello. Desde la primera herramienta fabricada en el Paleolítico, hemos creado e innovado para simplificar nuestras vidas y facilitar la realización de tareas muy diversas, desde las más ingratas hasta las más complejas.
Desde la antigüedad, la astronomía nos enseñó que nos encontrábamos en un espacio que iba mucho más allá de nuestra Tierra, e incluso de nuestro cielo. Esto permitía comprender dónde estábamos y, por tanto, movernos sin miedo, sabiendo adónde ir, guiados por las estrellas del cielo. Se pueden encontrar rastros de esto en las historias de Homero. Sin embargo, hasta el siglo XIV no se realizó el primer cálculo de la latitud basado en la altura de la Estrella Polar sobre el horizonte, y hasta finales del siglo XIX no se llegó a un consenso sobre la longitud de referencia, el meridiano de Greenwich.
Desde entonces, hemos construido nuestras propias estrellas, para que el mayor número posible de personas pueda orientarse, sin tener nociones de trigonometría ni de mecánica celeste.
Galileo, por una Europa soberana
Los primeros sistemas de posicionamiento por satélite -conocidos por las siglas GNSS, de Global Navigation Satellite System- se crearon en Estados Unidos a mediados de la década de 1960 con fines militares. Treinta años más tarde nació el GPS (Global Positioning System), que se convirtió en la referencia en este campo. La llegada del sistema de posicionamiento europeo Galileo en 2016 ha reequilibrado la balanza al proporcionar a los europeos y al resto del mundo una fuente de información independiente, fiable y aún más precisa.
Galileo consta de 30 satélites, que orbitan a más de 23.000 km de la Tierra, lo que nos permite saber dónde estamos, hasta el último metro. Para determinar nuestra posición, los terminales instalados en nuestros coches y smartphones necesitan recibir la señal emitida por al menos cuatro satélites. Nos ayudan a planificar adónde vamos cuando quedamos con amigos o visitamos una nueva ciudad, pero más allá de eso, proporcionan información valiosa, sobre todo para la gestión de emergencias.
Esta soberanía europea era necesaria porque la información que proporciona Galileo es esencial para muchos usuarios, ¡no sólo para encontrar el mejor restaurante de la ciudad! Estos datos de posicionamiento son utilizados por los servicios de emergencia y seguridad, las fuerzas armadas, el transporte marítimo y aéreo, esencialmente todas las infraestructuras vitales que se verían paralizadas si ya no tuvieran acceso a los datos, o incluso en peligro si los datos fueran erróneos.
Por último, pero no por ello menos importante, la amenaza de ciberataques a satélites ya no es sólo un escenario de película, sino una triste realidad, como hemos vuelto a ver recientemente con la invasión de Ucrania. Por tanto, debemos asegurarnos de que la información se controla de extremo a extremo si queremos garantizar su autenticidad.
La próxima generación ya está en camino
El mundo de la navegación sigue cambiando, impulsado por la rápida evolución de las necesidades de los usuarios de una disponibilidad y fiabilidad cada vez mayores, un número creciente de amenazas a la seguridad, como las interferencias y la suplantación de identidad, y la evolución de otros sistemas de navegación. Así que es el momento perfecto para un nuevo e innovador conjunto de naves espaciales Galileo, que en Airbus ya hemos empezado a construir, para mejorar aún más la precisión de la constelación Galileo, así como la robustez y resistencia de su señal, lo que será clave para nuestro futuro digital, mejorando la disponibilidad del servicio y la ciberseguridad.
Con lanzamientos a bordo de un Ariane 6, seis nuevos satélites, que ya se están preparando en Friedrichshafen (sur de Alemania), mejorarán todos los servicios que presta actualmente la constelación Galileo: navegación más precisa para teléfonos inteligentes y automóviles, por ejemplo, o información horaria más precisa para proveedores de energía, redes de datos y negociación de alta frecuencia por parte de los bancos. Los servicios de búsqueda y salvamento mejorados incluso notificarán a los excursionistas o marinos en apuros que la ayuda está en camino después de que hayan emitido una señal de socorro.
La segunda generación de satélites Galileo también abrirá nuevas posibilidades en el campo de los Servicios de Alerta de Emergencia (EWS), que permitirán a las autoridades de protección civil avisar al público en una fase temprana de erupciones volcánicas o terremotos, incendios forestales y tsunamis o atentados terroristas.
Los satélites incorporarán nuevos relojes atómicos y antenas configurables digitalmente que mejorarán la precisión de Galileo. Su sistema de propulsión totalmente eléctrico permitirá una elevación sostenible de la órbita y los nuevos enlaces entre satélites permitirán a los usuarios contactar con todos los satélites de la constelación Galileo a través de unos pocos satélites pasarela. Esto simplificará la red terrestre, ya que se necesitarán menos estaciones en tierra para gestionar la constelación, haciéndola más eficiente.
Solos vamos más rápido, juntos llegamos más lejos
Incluso los mejores satélites necesitan una ventaja adicional en determinadas ocasiones. Para mejorar el rendimiento de los Sistemas Globales de Navegación por Satélite (GNSS), como GPS y Galileo, ya estamos desarrollando la tercera generación del sistema EGNOS (European Geostationary Navigation Overlay Service), que mejora aún más su rendimiento en las aplicaciones más críticas para la seguridad, como la navegación y el aterrizaje de aeronaves.
Esta V3 de EGNOS introducirá nuevos servicios basados en múltiples frecuencias de múltiples constelaciones (GPS, Galileo) y, por primera vez, incorporará una sofisticada protección de seguridad contra ciberataques. El sistema está diseñado para continuar sin fallos la prestación de servicios críticos de navegación, como la aproximación y el aterrizaje de precisión en cualquier lugar de Europa, independientemente de si los aeropuertos están equipados con costosos sistemas de aterrizaje por instrumentos, lo que no suele ser el caso de los más pequeños, dando así mayor flexibilidad a las aerolíneas clientes de Airbus.
Además, el uso de señales Galileo y GPS para corregir los errores de posición causados por nuestra atmósfera aumenta la disponibilidad del servicio en la periferia occidental y suroccidental de Europa. Esto amplía la zona en la que es posible aterrizar con navegación por satélite sin necesidad de sistemas terrestres específicos.