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marzo, martes 19, 2024

Aerocabalgata nocturna «ALARILLA 2012»

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Es el punto de inflexión de las navidades desde hace casi tres décadas. El pueblo de la Campiña de Guadalajara, Alarilla, sirve de plataforma de lanzamiento de los Reyes Magos, y sus pajes, año tras año.
Ayer jueves, con puntualidad, a las 19 00LT comenzó el espectáculo visual nocturno y aéreo que cada año nos sorprende con una novedad creativa. Ayer, la Estrella de Oriente que guía a los Reyes Magos, evolucionó sobre nuestras cabezas, cruzándose en su trayectoria con el halo de la Luna, envuelta en su «polisón de nardos», que diría el poeta. El niño la mira mira, el niño la está mirando….
El alma conmovida, momentos para pensar en lo que todos, sin excepción, hemos pedido para el futuro. Mirar cara a cara al futuro, y no apoltronarse en un pasado quizás no demasiado bueno, donde la parte gris de la vida parece que se impone a tirones, no es lo más práctico. Quizás, los más adultos entre los adultos, piensan en la parte operativa, técnica, del espectáculo de esas alas y parapentes, que se lanzan a un vacío en el que al final los focos delimitan e indican dónde está la pista. La dificultad es considerable. Sólo se salva con la experiencia y el entrenamiento.
La seguridad estuvo presente, !cómo no!. El viento se apiguaba justo a la caída del sol. Es lo normal. Una hora antes, sobre las 18 00 se producían incesantes lanzamientos, con un ligero componente de cara. La calma chica se impuso a la puesta del sol. Dificultó el despegue, y se produjeron un par de pequeños incidentes, que por intervención de la fortuna no fueron a más. Un tobillo fracturado de un paje, y el hombro de un Rey Mago algo dolorido. Se esperó a que un pequeño hilito de viento soplará. A pesar de que lo hacía de cola, finalmente despegaron tras una espera amenizada por fuegos artificiales, emoción y música. Baltasar lo hizo casi desde media ladera, desde una pista algo pedregosa, que sólo su habilidad y coraje hicieron posibilitar su despegue.
Creo que el regalo estuvo, como casi siempre en el ambiente que los pastorcillos-vecinos del pueblo hicieron posible. Con su esfuerzo, con su cariño. Año tras año, dan mucho y nos reciben a todos, sin preguntarnos de dónde somos y a dónde vamos. Es ya, por propio derecho, la cita que despide la Navidad.
Cada año la cosa va a más. Ayer, según los organizadores podrían ser 4.000 personas. Todos salieron del pueblo con una gran sonrisa, y con una sensación de energía para el próximo año que acaba de empezar.

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