Madrid, SP, 29 de junio de 2015.- Cuando uno asiste a un evento como el meeting celebrado el pasado lunes 22 en Madrid, entre responsables de la CSPA (Confederación Sindical de Profesionales Aeronáuticos), lo que podríamos considerar el «lado aire» de la extinción de incendios, y numerosas organizaciones que aglutinan a las brigadas de bomberos forestales, lo que podríamos llamar «lado tierra», que abarcan desde sindicatos (CGT o CNT) hasta distintas asociaciones como ATBrif, BrifTabuyo, Brif , Tragsa, etc… que desde distintos puntos de España, acudieron a la cita, una acaba teniendo la certeza de que una nueva forma de velar por los intereses de los profesionales es posible. Tan posible como necesaria. Es posible puesto que la estructura legalizada de la CSPA lleva años esperando que este momento llegara. En Europa ya lo llevan haciendo hace décadas (UNSA,etc…). Necesaria puesto que la dispersión de las organizaciones de los profesionales hacen que la patronal (en este caso el Estado y las CCAA, y cómo no los operadores) se froten las manos pensando que la dispersión competencial desactiva la conciencia profesional de estos trabajadores, una conciencia social de que pertenecen a un sólo colectivo como es el de todos los profesionales que intervienen en la operación de la extinción de incendios, por encima de los gremios y especialidades que durante décadas han hecho cada uno la guerra por su cuenta para defenderse de un sector tan degradado laboralmente por la naturaleza temporal de su actividad, como poco reconocido incluso socialmente, hasta que el fuego no amenaza la vida o las propiedades de los contribuyentes.
De los sindicatos de clase y gremiales, a los profesionales
Llevamos décadas escribiendo sobre los denominados sindicatos de clase. Dando por supuesto que existe una clase, la de los trabajadores, y una patronal, que se ríe a carcajadas viendo la descomposición de este tipo de organizaciones que obtuvo sus privilegios de una transición que está siendo desbordada por la realidad de la profunda transformación social que estamos viendo. Dentro de estos las únicas organizaciones que no ha sucumbido a las embestidas Sistémicas de abducción, son CNT y CGT. Aunque CGT transigió con su participación en las Elecciones Sindicales, sus principios por definición hacen que siga jugando en otra liga. Quizás por eso es por lo que se mostraron abiertos y receptivos a otro tipo de organización suprasindical como es la CSPA.
Luego tenemos los sindicatos «gremiales», pilotos, controladores, técnicos de mantenimiento de aeronaves, etc… Cada uno de ellos por separado.
Pondremos el ejemplo que más conocemos como son los sindicatos del sector aéreo, que vemos como han sucumbido a una mirada tan ombliguista que no ha aglutinado solidaridad alguna de las otras organizaciones en los momentos críticos que ha atravesado en estos años. Nos referimos a SEPLA o USCA, por ejemplo. Sepla se organiza en secciones sindicales, pero no ha sido capaz de liderar la oposición al verdadero debate que se ha estado estableciendo estos años. El debate de la degradación profesional, la lowcostización laboral de los operadores, afectaba no sólo a los pilotos, sino a todos los profesionales de las compañías, ya sean TCPs, TMAs, personal de programación, handling, administrativo o de cualquier otra naturaleza. Todos los gremios o profesionales que interevienen en la cadena de seguridad aérea dentro de la compañía, han estado haciendo por su cuenta la guerra, y el resultado ha sido algo más que nefasto. La degradación les ha afectado a todos en idéntica proporción al punto de salida. El Acuerdo de Iberia ha sido un ejemplo de libro de lo que la desunión de los trabajadores puede acarrear finalmente. Para la mayoría de ellos, claro está.
USCA desde 2010 ha sufrido un proceso similar en muchos aspectos. No ha sabido, o no ha querido desembarazarse de un pasado «autárquico» y no se ha abierto a otros colectivos que pululan alrededor de la operación en el lado tierra. ¿Habría el Gobierno sido capaz de militarizarles si hubieran contado con el apoyo de otros colectivos con una imagen social artificialmente degradada desde el punto de vista mediático? La respuesta es claramente no. Blanco manejó habilmente el mantra del privilegio basándose en las retribuciones de estos profesionales, a los que sabía desconectados y desamparados por sus compañeros en AENA. En anteriores años, en los años de Juan María Gil al frente del sindicato ese aislamiento se lo habían ganado a pulso. Otros sindicatos como SPICA, se han mostrado más aperturistas al contacto con otros colectivos, pero con los contínuos ataques señalándoles como radicales sin ideario alguno. Otro mantra añadido al mantra general que sufren desde entonces los controladores aéreos. USCA recientemente declinó a participar en las Elecciones de ENAIRE, puesto que un acuerdo con CCOO de hace ya bastantes años, delimitó su participación en las elecciones de la empresa, manteniendo su propio Convenio Colectivo, al margen del resto de los trabajadores, que no dejan de percibir su nómina del mismo empleador que este colectivo. ¿Tiene esto lógica al día de hoy?. El caso es que de esta manera ellos se lo guisan, ellos se lo comen, y esta endogamia laboral hace que tengan nula conexión con sus compañeros en ENAIRE.
Pues bien, CSPA está intentando que los distintos gremios que intervienen en la operación de extinción de incendios, de forma autónoma dentro de cada una de sus organizaciones, compongan una figura de representación sindical profesional, un interlocutor que por encima de las distintas ocupaciones, pilotaje, bomberos, técnicos de mantenimiento de aeronaves, buzos, gruistas, etc, etc… defiendan los derechos de los profesionales desde una perspectiva meramente profesional. No sólo se ganaría en fuerza a la hora de plantarse ante las administraciones o los operadores, sino, y sobre todo, con la pretensión de conseguir un reconocimiento social profesional de sus respectivas ocupaciones, del que carecen a día de hoy, y por otro lado, para garantizar que en todos estos aspectos se están cumpliendo unos estándares de seguridad lo más altos posibles. De ahí la necesidad de que tanto los pilotos conozcan en qué consiste el trabajo de los bomberos forestales, como que éstos tengan unas nociones profundas de la operación aérea cuando acceden a los helicópteros de transporte, o se coordinan con ellos luchando contra el fuego. Tiene sentido.