Según información aparecida en LEVANTE-EMV, el titular del Juzgado de Instrucción nº47 de Madrid, Adolfo Carretero, habría archivado la querella por delitos contra la Hacienda Pública y malversación. Recordarán los lectores el asunto de las cuentas en el extranjero, supuestamente a nombre de F.Javier Marín. Y recordarán los lectores de AD, cómo poníamos claramente en duda, en boca de personas que le conocen bien, esas informaciones. Ahora el juez dice que los documentos que se presentaban eran absolutamente falsos.
Adjuntamos el artículo de referencia que antetitulábamos "Presunción de inocencia", así como la información aparecida en El Mundo el día anterior en el cuerpo del artículo.
El juez en su investigación ha llegado a determinar que ni tan siquiera existen las supuestas cuentas en Andorra y EE.UU.
La empresa que había presentado la querella, se encuentra en un proceso contencioso-administrativo abierto ante la no adjudicación del mantenimiento y conservación de edificios en el aeropuerto de Valencia. Ni cortos ni perezosos, quizás aprovechando los vientos que corren con respecto a la dudosa gestión de AENA en estos pasados años, presentaron un documento anónimo con el que pretendían demostrar que Marín se habría apropiado de 25 millones, como pago de comisiones.
El juez, en un lapso de tiempo rapidísimo, realizó gestiones para el esclarecimiento de esos extremos supuestos, que incluso ha hecho que llegara a través de la Policía Judicial a supuestos informes del FBI, determinando que hasta en el lenguaje, y la redacción no se corresponde a un país anglosajón. Por ello el juez ha determinado que "No es posible con estos datos abrir una especie de causa general para investigar la situación patrimonial del querellado", dice la resolución judicial. Informa el diario LEVANTE.
En virtud de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, Carretero alude a la enemistad del querellante con el directivo de Aena para archivar el caso y le reprocha que no hubiera acudido a la Policía o la Inspección Tributaria para presentar su denuncia en vez de recurrir directamente a la vía de los tribunales.
En este caso, afortunadamente en un tiempo absolutamente razonable la verdad ha brillado, y el buen nombre de Javier Marín ha quedado absolutamente impoluto. En estos momentos no se sabe si éste ejercerá algún tipo de acción ante el daño a su imagen.
