Las Palmas de Gran Canaria, SP, 8 de julio de 2014.- Estimado y admirado Rafa Nadal: Seguro que usted no lo sabe, pero se está utilizando su imagen en un spot de publicidad engañosa, que quizá debiera expresarse mejor como «presuntamente fraudulenta»; porque una actuación puntual de la aseguradora Mapfre contradice el contenido positivo del eslogan, puesto en su voz, para convertirlo en flagrante mentira según denuncian afectados directos.
Es evidente que por la excelencia de su figura, como portador de los valores morales que jalonan su brillante carrera, no solo como deportista número uno, sino por la dignidad de su comportamiento y la calidad de sus virtudes personales, se convierte usted en el personaje más atractivo para representar y respaldar cualquier valioso producto expuesto en el mercado.
Pero sucede que la compañía Mapfre maltrata, sin paliativos, a las víctimas y a los familiares del accidente de Spanair de hace seis años, a quienes deniega los derechos económicos, reconocidos tras una denodada batalla judicial sufrida desde el principio y a lo largo de todo este tiempo, sin más respuesta que las argucias burocráticas de las «personas que cuidan de personas» para eludir responsabilidades, escamotear obligaciones y demorar todo lo posible los trámites oficiales para resolver un doloroso conflicto. Apenas la presentación de un vergonzoso comunicado, al cabo de seis años, en el que se intenta justificar una gestión inhumana y deplorable.
Para contrastar la veracidad, precisión y exactitud de lo antedicho, sería un gran gesto por su parte que decidiera contactar directamente con la presidenta de la AVJK5022 (Asociación de víctimas del accidente), Dº Pilar Vera Palmés, o con cualquiera de los afectados, como Rafael Vidal, Pepi, Isa, Iván, etc… para comprobar la gravedad, no sólo de la fechoría que esta aseguradora está cometiendo con ellos, sino la lamentable y penosa trayectoria que estas personas están sufriendo desde aquel nefasto día del accidente. Un duro calvario a escalar entre la incomprensión, desidia, menosprecio y desinterés de la Administración, de las autoridades aeronáuticas, de los jueces y de algunos medios de comunicación.
Le aseguro que recibiría usted un testimonio demoledor y debidamente documentado: desde la lamentable operación de rescate y salvamento; la precaria atención inicial a las víctimas y a los familiares; las obsesivas manipulaciones para intentar eludir responsabilidades: la aerolínea, el fabricante, las autoridades aeronáuticas, todos escurriendo el bulto; de cómo se contaminó el proceso de investigación del accidente; de la inhumana filtración de documentos reservados y de las morbosas imágenes del accidente, reiteradas mil veces en los medios para desolación de los afectados; de cómo un redactor jefe del primer periódico del país justificaba las filtraciones con un «Señoría, ni aunque fuera usted el origen, jamás le confesaría mis fuentes» (legítimo derecho profesional, pero incompatible, en este caso, con el mínimo requerido de sensibilidad humanitaria); de cómo los jueces resolvieron cómodamente «echar la culpa al muerto»… En fin, indecencia acumulada sobre el dolor de seis años al que solo le faltaba el colofón del deplorable comportamiento de Mapfre, cuyos 750 millones de euros de beneficio -último ejercicio- desde luego no la convierten en una ONG, porque la reclamación de las víctimas no es petición viciosa, sino derechos reconocidos a falta de ejecución definitiva.
Como ciudadano español, señor Nadal, es un privilegio que, gracias a usted, todavía pueda seguir sintiéndome orgulloso de serlo.
Le ruego que considere la posibilidad de un gran gesto, cual sería renunciar a su colaboración con esta aseguradora, con declaración pública de los motivos.
Gracias por su atención. Y mi respeto, admiración y solidaridad con la AVFK5022 de Dº Pilar Vera.
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