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PPSOE: La que nos tienen liada entre los dos…

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Santa Cruz de Tenerife, SP, 28 de agosto de 2014.- Impresentable disparate la brutal pugna mediática entablada entre dos representantes del pueblo que, con el único argumento del petróleo, dan salida a su animadversión personal con reproches mutuos, titulares prepotentes, autoritarismo, improperios recíprocos, y en medio, la sufrida población canaria en las manos desaprensivas de quienes luchan entre sí solo por intereses individuales. Y mientras, el prestigio de esta honorable comunidad, en entredicho. Porque desde fuera es muy difícil entender qué está pasando aquí.

El conflicto pugilístico es entre el ministro de Industria, Sr. Soria (PP), y el presidente autonómico Sr. Rivero (CC: Coalición Canaria). De modo que por esta vez, el PSOE queda al margen de la contienda, aunque por sus pactos con Coalición Canaria, se decanta por esta parte. Pero el grueso del combate es Soria vs. Paulino Rivero.

Los diversos factores que componen este episodio regional tienen una entidad insignificante, pero todos juntos se convierten en grave perjuicio para una ciudadanía demasiado vulnerable a la manipulación mediática.

Prospecciones, sí o no, centran una vergonzosa polémica. Apenas debiera tratarse de una simple anécdota a negociar con sencillez, pues lo más probable es que no haya petróleo. Y si lo hay, quizá no sea rentable su explotación. Pero alrededor se han radicalizado actitudes, con una virulencia que no se justifica por la realidad actual ni por unas perspectivas lejanas y difuminadas.

Lamentables declaraciones públicas de cabezas visibles que apoyan sus posturas en inconsistentes argumentos medioambientales, (quienes antes los han menospreciado). Protección al turismo como única fuente de ingresos, cuando aquí, su penosa gestión solo favorece intereses foráneos o de los propios gestores. O la excelencia de las energías renovables como deseable opción de futuro pero, de momento, los dos mil productos que se extraen de la destilación fraccionada del crudo se han integrado inexorablemente en nuestras más elementales necesidades cotidianas, y una liberación paulatina de esa dependencia no admite criterios radicales, sino sentido común y uso de razón. La alternativa de regresar de golpe a la prehistoria carece de viabilidad y fundamento ecológico.

En la otra parte está el enemigo a batir por su actitud de menosprecio y despotismo emanado del centralismo habitual, siempre con gasolina para sofocar hogueras. Damnifica a sus teóricamente conciudadanos, cuyos intereses reales quizá no estén en el inducido «no al petróleo», privados de una información veraz, con medias verdades, y sin conocimiento técnico suficiente para opinar y decidir libremente sobre expectativas de pros y contras.

Es cuestionable que se convoque una consulta, legal o no, pero no vinculante, cuando se ha adoctrinado masiva y previamente a la población en determinado sentido, manipulando su buena fe. Supondría un desgaste institucional inservible, un mal ejemplo para otras geografías y un despilfarro económico poco presentable ante nuestra precariedad socio-humanitaria, (que tampoco entiende la millonaria nueva subvención a la RTVC… con la que está cayendo).

La sospecha de que el ministro esté cultivando su futuro en el Consejo de Administración de la petrolera, no es juicio temerario por los precedentes históricos de sus colegas previos. Pero la peor ofensa es prometer 300 millones de euros a Canarias por la explotación de los posibles yacimientos. Es un insulto de quien parece tratarnos como lejanos e incautos nativos receptivos a espejitos y baratijas. Si tal titular es cierto, supone una auténtica indecencia.

Provocaciones de un lado y otro que obligan a la reflexión profunda y racional: ¿No será una premeditada maniobra de distracción para crear la consabida cortina de humo que camufle otras decisiones centralistas, infinitamente más graves para nuestro futuro que un remoto e improbable vertido? ¿No se estará malgastando toda la pólvora en fuegos artificiales para que el polvorín quede vacío cuando, de un plumazo, se confirme la privatización de AENA ante la pasividad de nuestros aguerridos y reivindicativos dirigentes locales? ¿Serán conscientes de que pueden estar haciendo el pardillo?

Si así se consumase, nos quedaríamos sin petróleo, sin turismo y sin renovables… Aunque siempre podríamos acudir al rescate del olvidado sector primario

27/08/2014 bonzoc@hotmail.com

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