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marzo, martes 19, 2024

Turismo europeo

Javier Fernández Arribas/El Atalayar

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Javier Fernández Arribas/El Atalayar Madrid, SP.- La recuperación de la economía española depende en buena medida de la reactivación del turismo tanto nacional, pero, sobre todo, europeo, por no hablar del internacional, que también. 

En el caso de la Unión Europea, se está trabajando para la creación de corredores sanitarios de seguridad para permitir la movilidad de personas con las mayores garantías posibles de seguridad. No tiene ningún sentido que bajo una supuesta razón de prevención de la salud y de evitar un nuevo brote de coronavirus por personas que vengan de otros países se implante una cuarentena de 14 días para todos los que vengan a España. 

Es triste, pero no es de extrañar, que la reacción del Gobierno francés fuera contrarrestar con la misma medida, una decisión que causó cierto estupor y sorpresa en el seno de la Unión Europea. Sobre todo, porque en Bruselas los responsables de Asuntos Exteriores, entre ellos la española, Arancha González Laya, buscaban un acuerdo que posibilitara esos corredores de seguridad para relanzar el turismo europeo, en principio, entre países tan esenciales para la industria española como Reino Unido, Alemania y Francia. Al parecer, la ministra no conocía la decisión de su gobierno. 

Curiosamente, en el seno del Ejecutivo presidido por Pedro Sánchez, hay diversas valoraciones sobre el valor que tiene el turismo para España y su economía y creación de empleo. Desde el escaso valor estacional que le atribuye el ministro de Consumo, Alberto Garzón, a la que tuvo que realizar en su ya habitual comparecencia televisiva el propio presidente con una estimación adecuada del 12,3% de PIB y unos tres millones de empleos. Sin embargo, en el fondo de la terrible situación que sufrimos, se libra una lucha increíble en el mismo seno del Gobierno español sobre la decisión a adoptar sobre los diversos fondos que la Unión Europea está disponiendo para ayudar a los países más afectados por la crisis. Y del propio gobierno con sus socios europeos sobre las condiciones de esas ayudas. La palabra maldita de la que huye Pedro Sánchez, como huyó con éxito en su momento Mariano Rajoy, es rescate.

Y en esta ocasión, la Unión Europea no prevé el envío de los temidos e insensibles hombres de negro que solo saben cuadrar números sin tener en cuenta sus repercusiones en las personas. Lo que exigen los socios que van a prestar el dinero es que se gaste en lo que realmente se necesita y se emplee en políticas partidistas con objetivos electoralistas. Por eso, la ambición del Gobierno Sánchez es la creación de los coronabonos que, en principio, no tienen las exigencias de control y auditoría de los otros fondos preparados por la Unión Europea para afrontar la gravísima crisis económica que sufren países como España e Italia. La necesidad de que España disponga de liquidez es evidente porque hay retraso en el cobro de las prestaciones previstas en los ERTES, entre otras necesidades urgentes que tienen pequeñas y medianas empresas, autónomos y emprendedores. En esta pugna, el turismo europeo no debería ser manipulado.

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