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octubre, viernes 11, 2024

45 años del milagro de B707 de Sabena

Los Rodeos fue testigo, el 15 de febrero de 1978, del accidentado aterrizaje de un vuelo procedente de Bruselas

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Juan Ruiz Correa/ Aviación Digital, Sp.- A la una de la tarde del 15 de febrero de 1978 la meteorología en Los Rodeos era muy parecida a la de estos últimos días, con eso que en Canarias llamamos ‘tiempo sur’. Y eso en el aeropuerto tinerfeño suele significar que la pista operativa es la 12 y no la habitual, la 30. En ausencia de viento norte, en otras palabras, de Alisios, los aviones entran por Tacoronte y no sobrevolando Santa Cruz y La Laguna. Aquel era un día soleado.

Uno de los vuelos previstos era el de un B707 de Sabena procedente de Bruselas. Por causas que la posterior investigación nunca terminó de aclarar, el aparato tuvo un aterrizaje duro, con posterior rebote que acabó con el tren de aterrizaje del morro tocando la pista antes que el trasero. Con todo el peso del avión sobre la parte delantera, el tren colapsó y el Boeing arrastró más un kilómetro su nariz por la pista.

La tripulación dirigió una evacuación impecable. El avión acabaría siendo pasto de las llamas, provocadas por la chispas que saltaron por la fricción del fuselaje con el asfalto. Los bomberos sofocaron el incendio, pero el 707 quedó inservible. Para el anecdotario encontramos el hecho de que tres de sus cuatro motores Pratt & Whitney acabarían siendo reutilizados.

Cuenta el ‘Eco de Canarias’ en su edición de aquel 15 de febrero publicó que “solo dos personas resultaron con lesiones de carácter leve”, citándose seguidamante a ”la subdita belga Tial Donan Manka, de 76 años de edad, quien sufre una contusión en una pierna y que fue trasladada a la residencia de la Seguridad Social, donde también fue atendido el tripulante del aparato W. Maks, de 45 años, con contusión en una pierna y que posteriormente se trasladó a un hotel de Santa Cruz”.

No obstante, la agencia Efe informaba en un despacho de ese día de siete heridos, cuatro pasajeros y tres guardias civiles. En este último caso se trataba de Saturnino Rodríguez Rodríguez, de 23 años, Juan Aguilar Rodríguez, de 27, y Luis González Marrero, de 22. Los tres sufriendo intoxicación por humo, pues con el avión ya en llamas entraron en el mismo para asegurar que había sido evacuado totalmente. 

El aparato, matrícula OO-SJE y de 18 años de antigüedad, estaba arrendado a Sobelair para vuelos turísticos. Aquel día viajaban 189 pasajeros y nueve tripulantes. A los mandos, el comandante Lambot, de nacionalidad belga.

A consecuencia de aquello, Los Rodeos quedó cerrado al tráfico, volviendo a la normalidad a las cinco de la tarde del mismo día.

Este gran susto se produjo once meses después de lo vivido en marzo de 1977, cuando chocaron sobre la pista de Los Rodeos dos B747, uno de KLM y otro de Pan-am, en lo que ha sido la mayor catástrofe de la aviación en el mundo, con mas de 500 víctimas. Tras los accidentes de cuatro DC-3 en las décadas de los 50 y 60, el Super Constellation de Iberia de 1965, el Coronado de Spantax de 1972 y este otro de los jumbos, lo del B707 volvió a poner a Los Rodeos tristemente de actualidad. Dos años más tarde la lista de tragedias sumaría otro capítulo con el accidente del B727 de Dan Air en La Esperanza.

Meses después del milagro del 707 de Sabena sería inaugurado el aeropuerto Reina Sofía Tenerife Sur. La Isla veía satisfecha así una vieja demanda. De hecho, desde hacía una década venía caminado este proyecto, vistos los inconvenientes de carácter meteorológico de Los Rodeos y el freno que ello estaba suponiendo para el desarrollo turístico. El 23 de octubre de 1978, el segundo aeropuerto de la Isla quedó abierto al tráfico, aunque no sería inaugurado hasta el 6 de noviembre.

Esto relegó a Tenerife Norte, que quedó únicamente para vuelos regionales y cuyas instalaciones llegaron a usarse incluso como recinto ferial. Pero poco a poco, Los Rodeos, enclavado en el área metropolitana y muy cerca del Puerto de la Cruz, fue recuperando vuelos. Los avances tecnológicos, tanto en la aviación como en la navegación aérea, han minimizado la influencia de la meteorología adversa en este aeropuerto, el preferido por los tinerfeños.

Los Rodeos, que en 2029 cumplirá un siglo de vida, ha sido uno de los pilares del desarrollo de Tenerife en el último siglo, pese a tantos inconvenientes y mala prensa.

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