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Guillermo Gómez-Paratcha es el piloto en activo con más horas de vuelo de España. El viaje más especial: llevó a ‘La Roja’ al Olimpo de Sudáfrica. Artículo completo en el DIARIO VASCO

PILOTOS EN CIFRAS 1.640 pilotos componen la plantilla de Iberia (datos al cierre de 2009). Representan el 8% del total de la plantilla del grupo, y operan un total de 180 aeronaves, incluidas las de Iberia Regional Air Nostrum. 150.000 euros anuales gana, de media, un comandante de la aerolínea española, aunque los profesionales con más horas de vuelo pueden llegar a los 200.000 euros. El salario de los copilotos ronda los 105.000 euros. En las aerolíneas de bajo coste estas cifras bajan de forma drástica y el sueldo de un primer piloto puede andar por los 105.000 euros al año. 50.000 euros cuesta, como mínimo, obtener la licencia de piloto comercial, más las horas de vuelo y la capacitación necesaria para comenzar a ejercer.La crisis y la saturación del mercado laboral han encarecido el proceso de formación. 6.200 es el número de pilotos colegiados en España. La inscripción en el Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (COPAC) es obligatoria para operar aeronaves de carga, transporte de pasajeros y helicópteros.

«Antes tú llevabas el avión, ahora controlas que el ordenador haga lo que dices» Allá por el mes de junio Guillermo Gómez-Paratcha surcó el cielo mediático español como el animoso comandante de Iberia encargado de trasladar a ‘La Roja’ hasta el Mundial de Sudáfrica. «Un honor», aunque habría preferido pilotar el viaje de vuelta «que se hará con la copa de campeón», predijo ya entonces a la selección. Buen augurio, sí señor. De los miles de vuelos que lleva en las alas, ése será siempre especial. Por el resultado final y por el ambiente previo. Vicente del Bosque le pareció «un señor, una persona entrañable de verdad». Los chicos de oro -que todavía no eran sino aspirantes- le firmaron camisetas para sus sobrinos antes de enfrascarse en sus ‘gadgets’ tecnológico-futuristas para matar las horas durante el tránsito. El único que entró en cabina a curiosear fue el salsero de Manolo, ‘el del Bombo’, rememora el comandante. Casi seguro los Casillas, Puyol, Iniesta y demás reyes del fútbol planetario ignoraban que a los mandos del Airbus 340/600 ‘Miguel Hernández’ en el que dormitaban iba un aristócrata del aire.
Guillermo Gómez-Paratcha (Buenos Aires, 1948) es el piloto en activo más viajado de Iberia, que es tanto como decir del país. Desde 1976 ha pasado suspendido en el aire cerca de 1.000 días y sus respectivas noches; casi 22.000 horas de vuelo, una cota al alcance de muy pocos. Un veterano de los cielos. «Digamos viejo, más bien», corrige con humor. Digamos un águila gris con muchos galones, en cualquier caso. Por jerarquía profesional los comandantes con más horas de vuelo asumen las rutas de largo radio, las más exigentes. En el caso de Iberia, las del continente americano y Sudáfrica. El niño que quería volar Por casi todas ha pasado y pasa aún el comandante Gómez-Paratcha, aunque desde que cumplió los 60 años vuela en tiempo de descuento. Podría estar jubilado, pero un acuerdo entre el SEPLA y la compañía permitió la prórroga voluntaria hasta los 65 en régimen especial, ‘a mitad de vuelo’; dos trayectos transoceánicos al mes en lugar de cuatro. Más del 90% de los pilotos se acogen a esta prerrogativa. «Por el dinero, que es importante, y porque es una profesión muy vocacional». También para él. «Yo era un niño que quería volar». En los casi 40 años que lleva en España Gómez-Paratcha ha perdido el acento porteño y ha visto mutar la aviación comercial, el salto vertiginoso de la era mecánica a la tecnológica. El Airbus 340 que maneja, el modelo más moderno de la flota de Iberia, lleva a bordo 110 ordenadores. «Y no sólo para la navegación y el control del avión, también es un ordenador el que controla los depósitos de agua en los baños de los pasajeros, por ejemplo», ilustra. Las máquinas, como casi todo, gastan doble filo. Facilitan el trabajo pero complican la capacitación de los pilotos. Tanta computadora suelta «te obliga a una formación constante. Las naves de hoy exigen estar muy entrenados. Es obligatorio un curso de refresco al año, aunque en Iberia hacemos dos. Eso -explica- le supone mucho dinero a la empresa, por lucro cesante y porque una hora con un simulador de vuelos cuesta varios miles de euros». Entonces, ¿piloto o piloto automático? «En los aviones tradicionales tú llevabas el avión; ahora tienes que controlar en todo momento que los ordenadores hagan lo que tú dices. Hay que tener mucho cuidado de no dejarte caer en manos de las máquinas», recalca. Y si no, que se lo digan a tanto periodista que ha disparatado por fiarse del corrector automático de textos.

Desde los tiempos pioneros de las aerolíneas tampoco son ya las que eran las condiciones laborales de las tripulaciones. Optimización de recursos, gestión, ahorro se han impuesto como conceptos. En la práctica se traduce en viajes más cortos para las tripulaciones, con menores intervalos entre la ida y la vuelta. «Hace años llegabas a un destino y estabas allí varios días. Daba tiempo hasta para hacer turismo. Ahora no pasamos más de 24 horas». Gómez-Paratcha no se queja. Como él, los pilotos de la vieja guardia en aerolíneas regulares y de bandera son parte de una casta privilegiada y lo saben. Atrás quedaron los tiempos en que las licencias y capacitaciones necesarias para pilotar un avión de pasajeros garantizaban un empleo seguro, sueldos de primera e igual estatus social. «Es verdad que se cobran buenos sueldos», admite. A cambio, «te dejas muchas cosas por el camino. La familia, sobre todo. En casa las cosas malas, la muerte de alguien, las enfermedades, han pasado casi siempre cuando estaba al otro lado del Atlántico».

Pilotos en paro
Hoy el panorama es otro. Se calcula que hay en España más de 3.000 pilotos comerciales en paro; pueden ser más. La mayoría ha invertido años y decenas de miles de euros, entre 50 y 80.000 en un rango estándar, para conseguir capacitación y horas de vuelo que les faculten a volar en una aerolínea, pero el mercado se ha estrangulado. Quiebras y cierres -AirComet, LTE, Futura- y recortes de plantilla han propiciado una sobreoferta. Las compañías tienen donde escoger y eligen a profesionales a partir de 2.000 horas de vuelo -inalcanzables si no se vuela con mucha regularidad-y experiencia acreditada en el modelo concreto de avión para el que se le requiere. El sector está saturado y, en los próximos años, «las compañías sólo pedirán pilotos cualificados con alta experiencia; muchos de ellos están ahora en paro o volando en el extranjero», asegura en su último número la revista ‘Aviador’, del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial (COPAC). Los jóvenes aspirantes a comandante que salgan ahora de las academias de formación lo tienen crudo. Quizá menos del 20% acabe a los mandos de un Airbus de última generación como el que maneja Guillermo Gómez-Paratcha. Él, veterano con galones, disfruta de los años que le quedan en el aire y se prepara para la jubilación. «Estoy estudiando alemán, viajaré con mi mujer y pasearé a mis perros. El próximo será adoptado». Y que le quiten lo volado.

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