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marzo, jueves 28, 2024

Estuvimos con… «Biff Windsock»: El Aviador tranquilo

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Madrid, SP.- «Si quieres pillarle en Madrid va a estar allí el próximo fin de semana…», era Michel Gordillo alertándome de una inesperada, exclusiva, y reconfortante visita a Madrid de Mr. William M. Charney, más conocido en el ambientillo de los «Earthrounders», como «Captain Biff Windsock«.

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Aviador William M. Charney (Biff Windsock), junto al también Aviador Michel Gordillo de «tapas» por Madrid…

El Aviador Charney es un octogenario que vuela su sueño… Su sueño desde los 8 años era hacerse con un Beechcraft Staggerwing, pintarlo de rojo, y bautizarlo con el nombre de su hija pequeña, una Rockette vestida de rojo en el RCA frente al Rockefeller Center de NYC. Su avión es el «Red Rockette», en honor a su hija menor. Lo suyo fue amor a primera vista. Ahora está dando la vuelta al mundo pilotándolo, de regreso a Reno (Nevada). Su Vuelta al Mundo es simplemente un sueño que va haciendo realidad en etapas que se prolongan entre ellas, como si no quisiera despertarse jamás de ese sueño hecho realidad de ver el mundo desde arriba, pilotando su Red Rockette.

Biff, es un hombre alto, de mirada sosegada y afortunadamente habla un inglés comprensible para las limitaciones del que suscribe. Un pequeño tour por un Madrid vacío, hacía más que relajante hacer de cicerone, en medio de una calurosa y fantasmagórica capital el pasado 14 de agosto. Biff esperaba con puntualidad de Aviador en la puerta de su hotel en la calle Velázquez.Fácilmente reconocible, con su gorra calada, y aspecto de estar dando la vuelta al mundo de forma impoluta. Tan impoluta como la elegante silueta de su biplano.

Pasamos por el antiguo Ministerio del Aire, donde rápidamente reconoció el C101 que recibe a los visitantes. Dimos una vuelta por la zona. Biff lo escudriñaba todo, tomaba alguna foto y contestaba a mis preguntas de forma concisa y exacta… De exquisita educación diría yo. Nos dirigimos al Templo de Debod, donde desde el mirador de su parte posterior se puede ver la Casa de Campo, y  desde allí rápidamente señaló el Sur-Oeste, donde esperaba su Red «Rockette» en Casarrubios del Monte. Al día siguiente partía al Sur de Francia, donde disfrutará unos días de la zona, aunque todavía tenía que cerrar su «Plan de Vuelo», buscar un aeródromo, y ultimar los detalles del mismo, nos indicó.

La afición y vocación de Bill comenzó un día que su padre «pagó diez dólares por un paseo en un avión de diez minutos en una concentración aérea cerca de su casa…«, y desde entonces no ha parado de volar… hasta hoy.

Le pregunté por los típicos detalles que se le preguntan a un piloto experimentado, más de 30.000 horas de vuelo, más de 40 tipos distintos de aviones pilotados por él, experiencias, anécdotas, etc… Su rostro cambió no por la paella que estaba degustando («aunque para Vds. esta quizás no sea la mejor paella de mundo, para mí, que vengo de EEUU, está muy buena…» me dijo de forma tranquilizadora), el cambio de gesto vino por una pregunta obligada sobre Vietnam, donde estuvo sirviendo como piloto de caza. Como buen anfitrión no quise urgar en esa línea, la repentina tristeza de su afable rostro así me lo indicaba, limitándose a decirme que «Vietnam es un país precioso, lleno de gente maravillosa«.

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Bill Charney en el Museo del Aire de Madrid, durante su reciente visita a la capital de España- Agosto 2016

Biff había comenzado en la adolescencia su carrera como piloto realmente. No encontró otro sistema de acceso que comenzar lavando aviones en un pequeño aeródromo. Allí nunca obtendría el suficiente dinero para obtener su licencia debió pensar. Entonces se dio cuenta de que sus sueños aéreos pasaban por ingresar en la Guardia Nacional de los EEUU. Dentro de ésta la Guardia Nacional Aérea (ANG) necesitaba pilotos, aunque todavía era demasiado temprano para ingresar en la USAF.

«Yo tenía la más maravillosa experiencia en la formación de pilotos que se pudiera tener. Era un piloto civil cedido a USAF para poder hacer el entrenamiento para volar como piloto militar» Cuando Biff terminó su formación volvió a la Guardia Nacional Aérea, comenzando a volar en la versión de reconocimiento fotográfico del Martín B57 «Camberra». Mientras realizaba sus estudios universitarios se había convertido en piloto comercial en los DC6 y DC7 de United Airlines. Al poco tiempo Bill obtuvo su traslado a una unidad de la ANG cerca de su domicilio. Ya se encontraba en una unidad de combate, volando un Republic F84F «Thunderstreaks». Depronto se encontraba en la cabina de un avión de combate con sólo 300 horas en el B57. El entrenamiento de combate lo recibieron de ex-pilotos curtidos en la Segunda Guerra Mundial. La experiencia allí acompaña siempre los recuerdos de Cherney. Bill entonces compaginaba vuelos nocturnos, sobre todo los fines de semana, completando hasta 700 horas en el F-84, con su trabajo como piloto de líneas aéreas en UA. En eso estaba cuando en 1961 fue llamado al servicio activo en respuesta a la crisis de Berlín de aquel año en plena Guerra Fría. Afortunadamente al no ir a mayores, rápidamente fue reincorporado a la Reserva.

Entonces Vietnam…

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Bill Charney posa junto a un caza en el Museo del Aire de Madrid…Como piloto de F-100 Bill debía pagar su deuda por la formación recibida durante la Guerra de Vietnam entre 1968-1969. Se convirtió en piloto de combate en plena línea de fuego. Completó hasta 200 misiones de combate en esa época.  Pudimos comprobar lo reacio que es Bill a hablar de esa época el pasado domingo. El fue uno de los afortunados en sobrevivir al tour completo. No sucedió así para todos sus amigos. Una placa en la parte posterior de la cabina de su Staggerwing D17S, los recuerda… «Major Sherman, E.Flanagan Jr. USAF 21 Jul 68 SVN» Cuando la guerra terminó Bill volvió a su vida civil como piloto de líneas aéreas, culminando una exitosa carrera en United Airlines hasta su jubilación pasando por volar DC8 o B747, hasta completar las más de 30.000 horas de vuelo en todos los tipos.

Punto de inflexión

En este punto indicarles que cuando me dio su tarjeta, una tarjeta roja con un Stragger sobrehilando una zona boscosa, no reparé en que por su anverso Bill ponía un texto de apoyo a una organización llamada «Wings of Hope«. Se trata de una organización altruista que trabaja CON y POR los pobres. Wings of Hope fue nominada en 2011 y 2012 al Premio Nobel de la Paz. Entre sus celebrities nos encontramos a Harrison Ford o al General Colin L Powell, por ejemplo. La organización humanitaria realiza una gran labor en varios continentes, muy especialmente en la ayuda a personas con necesidad de transporte aéreo para atender su salud. Entonces comprendí que la prudencia debe estar siempre por encima de la noticia cuando no se hace necesaria una mayor incivilidad gratuita. Había hecho bien en no profundizar en lo tremendo que debió ser para este piloto lo de Vietnam. Sus ojos estaban escritos con el dolor de lo vivido…

Su fascinación por el Staggerwing la explica con las palabras del libro que dedicó a ese avión- de los años 40- R.Smith… «Un día entré en un hangar lleno de aviones modernos y metálicos y allí estaba. Cuando ves una, rápidamente sabes que estás en la presencia de uno de los grandes» El ronroneo de su motor es muy característico y difícil de olvidar jamás, nos señala. «En un hangar la gente va andando pero cuando se encuentra con el Staggerwing se para«.

Habían pasado 50 años desde que por vez primera en 1944 había visto su Staggerwing hasta que pudo adquirídselo a su anterior propietario en Arizona. Voló durante años con él tal y como lo adquirió, con algunas mejoras, hasta que 8 años después se decidió a hacerle un overhaul completo y restaurarlo y actualizarlo del todo. Bill encomendó esta tarea en Nueva Zelanda a Croydon Aircraft Company en Mandeville. Bill cree que encontrarles en ese momento allí era una cuestión del destino.

Bill iba haciendo amigos por el camino… Formó un auténtico «escuadrón de amigos» durante los tres años que duró la restauración allá en Nueva Zelanda. La parte del motor complicó un poco más aquello pues hubo de hacerse en los EEUU. Después de salir del hangar y comprobar que el avión volaba «recto como una flecha«, Bill lo bautizó como la «Red Rockette» en honor a una de sus dos hijas que se había convertido en bailarina del famoso grupo de las Rockettes de Nueva York.

Así comenzaba su viaje en 2009, que sigue hasta nuestros días.. Mientras estuvo durante 3 años en su casa de Reno, esperando el momento más propicio. Biff tiene planeado visitar desde entonces tantos países como sea posible a lo largo de su viaje de vuelta a casa del Staggerwing. «Se trata de un desafío de navegación, de descubrimiento cultural y de aprecio por el medio ambiente«.

Aviador Chaney/Aviador Gordillo

Mientras hoy Bill descansa ya en las proximidades de Biscarrose, en el Parque Natural de las Landas de Gascogne, nuestro Aviador Gordillo prepara su RV8 para la Antártida. Preguntado el Captain Biff al respecto no dejó de elogiar con admiración al Aviador Gordillo, y puso sobre la mesa lo portentoso de su hazaña. De forma más que modesta cuando le comentamos la denegación de aterrizaje en EEUU en la Fase1, Bill Charney además de apesadumbrado señaló que una sola persona es la que ha denegado esto… Pero así son las cosas en EEUU. Aunque él en absoluto puede identificarse con semejante decisión, sí esbozó algo así como una disculpa cuando se le planteó esta cuestión. Hasta ese punto llega la generosidad de alguien que no tiene nada que ver, pero que como norteamericano en absoluto estaba de acuerdo con semejante decisión. Menos aún lo estaba como «Earthrounder» seguro. Los pilotos que dan la vuelta al mundo, sean como sean, son una familia…

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Posado de la Red Rockette en el Aeródromo de Casarrubios del Monte (Toledo)

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La admiración por Gordillo, lo portentoso de su hazaña se reconoce en un país tan avanzado aeronauticamente hablando como es los EEUU. Bill estuvo estos días conviviendo a ratos, y viviendo la vida de la capital de España con su buen amigo ya Michel Gordillo e intercambiando vivencias y conocimientos que pueden ser útiles para la Misión Sky Polaris en su Fase2, destino La Antártida.

Para nosotros simples notarios de lo sucedido estos días fue todo un privilegio compartir unas horas con un auténtico Aviador, todo un Caballero del Aire, de los de antes… Seguiremos la evolución y andanzas de la Red Rockette hasta su regreso a casa. Pero como señalábamos, nos da la impresión que Biff «Manga de viento» no tiene ninguna prisa por regresar puesto que su viaje vital y aeronáutico está lleno de satisfacciones para él. Con más de 80 años desde luego produce una sana envidia. Cuando le preguntamos si tenía algún proyecto en mente para el futuro, sonrió y nos dijo «terminar mi sueño con el Straggerwind… Con eso ya lo tengo todo»

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