Aviaciondigital, Sp.- “Nuestros hallazgos son preocupantes. El informe detalla una serie de ejemplos significativos de fallas en la supervisión de la seguridad operacional de la aviación y la falta de liderazgo en la FAA. Está claro que la agencia requiere una supervisión constante para garantizar que el trabajo para proteger a los pasajeros que vuelan, se ejecute completa y correctamente«.
Estas fueron las declaraciones del Senador estadounidense Roger Wicker, republicano de Mississippi, presidente del Comité Senatorial de Comercio, Ciencia y Transporte, cuando se hizo público el informe de investigación del Comité sobre la Autoridad Aeronáutica Americana (FAA) en diciembre de 2020.
Este mismo martes, la FAA, el regulador americano, transmitió a Boeing la decisión de mantener la autoridad para emitir certificados de aeronavegabilidad, hasta que esté seguro de que «el control de calidad y los procesos de fabricación de Boeing producen sistemáticamente modelos 787 que cumplen con las normas de diseño de la FAA«.
Esto forma parte del trabajo de cualquier regulador, que entre otras cosas, tiene la obligación de supervisar y controlar la seguridad del transporte aéreo en el ámbito de sus competencias.
A diferencia de otros países, la buena noticia es que la FAA ha tomado nota de las recomendaciones del Comité del Senado, y se está «poniendo las pilas» no solamente de palabra, sino en cuánto a acción, tal y como hemos podido observar esta semana., tras asegurar que supervisará la producción del Boeing 787 que tantos problemas está dando.
La respuesta de Boeing
Boeing por su parte reiteró que «seguirán colaborando con la FAA para garantizar que se cumplan sus expectativas y todos los requisitos aplicables.«
Boeing suspendió las entregas del B787 a finales de mayo después de que la FAA planteara su preocupación por el método de inspección propuesto.
La FAA había emitido dos directivas de aeronavegabilidad para abordar los problemas de producción de los aviones en servicio, e identificó un nuevo problema en julio. Las entregas han permanecido paralizadas mientras los reguladores estadounidenses revisan las reparaciones e inspecciones.