Alba Sanz /Aviación Digital, Sp.– Siete meses después de que Rusia iniciase su invasión sobre Ucrania, la amenaza nuclear ya está puesta sobre la mesa. La resistencia del Ejército ucraniano, – con la consiguiente recuperación y liberación de más de 60.000 kilómetros de territorio tomado por los rusos, – así como la ayuda brindada desde Occidente con el envío de armas, el aislamiento de Rusia y la aprobación de sanciones contra la antigua nación soviética, ha traído al escenario bélico la posibilidad de que Rusia inicie uno o varios ataques nucleares.
Desde el inicio de la invasión, varios expertos analistas aseguraban que Rusia es capaz de ello, y que este tipo de ataques es un escenario más que posible. Así lo ha asegurado el Teniente General, Francisco Gan Pampols, tras afirmar que “si se ataca los territorios anexionados ilegalmente, como Zaporiyia o Jersón, Putin puede esgrimir la constitución rusa que dice que el arma nuclear se puede utilizar para defender los intereses vitales de la Federación Rusa o ataques directos a su territorio”.
No solo los analistas y los militares españoles saben de esta posibilidad. Los líderes internacionales son conscientes de que Rusia cuenta con uno de los arsenales nucleares más importantes a nivel mundial y, aunque sería una catástrofe, el presidente ruso, Vladimir Putin, puede tomar esta opción para ver sus intereses escenificarse. Por este motivo, la OTAN ha iniciado ejercicios de disuasión nuclear con aviones que cuentan con la capacidad de lanzar bombas atómicas.
La OTAN refuerza su disuasión nuclear
Unas 60 aeronaves procedentes de la Alianza Atlántica han sobrevolado el noroeste de Europa en el contexto del nuevo ejercicio de la Alianza: ‘Steadfast Noon’, que se prolongará dos semanas más, hasta el próximo 30 de octubre.
A pesar de que este ejercicio se ha anunciado como “una actividad de entrenamiento rutinaria y recurrente», varios aspectos son diferentes este año, entre ellos, el empleo de cazas, bombarderos estadounidenses B-52, capaces de transportar cientos de bombas convencionales y 32 misiles de crucero, así como aviones cisterna, empleados para el reabastecimiento a otras aeronaves que se encuentran en vuelo.
Aunque la OTAN subraye que estos nuevos aspectos del ejercicio no guarden una relación con la guerra en Ucrania ni “con los acontecimientos actuales”, lo cierto es que la Alianza continúa preparándose con el fin de disuadir un posible ataque. Todo esto se produce, además, en una nueva jornada de bombardeos en Ucrania en los que se han empleado drones suicidas de origen iraní, armas que por otra parte el Gobierno de los Ayatolá desmiente habérselas vendido a Rusia.
Según publicó el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán en un comunicado, «las noticias publicadas sobre Irán proporcionando drones a Rusia tienen ambiciones políticas y son distribuidas por fuentes occidentales. No hemos proporcionado armamento a ningún bando de los países en guerra.»
Drones “kamikazes” en Ucrania
Los drones Shahed-136, diseñados por la Iran Aircraft Manufactring Company (HESA), cuentan con la capacidad de poder operar desde una gran distancia con precisión en un rango de acción de más de 2.000 kilómetros, a pesar de que únicamente puedan atacar a objetivos fijos.
A pesar de esto, dichos drones cuentan con grandes desventajas ya que realizan un ruido ensordecedor, lo que facilita su detección, y no son capaces de superar una velocidad superior a 180 kilómetros por hora. Sin embargo, el creciente interés de Rusia por este tipo de drones estaría relacionado con su bajo precio ya que los Shaded-136 tienen un coste de 20.000 euros frente a los más de cuatro millones que cuesta un misil de crucero. Por este motivo, y según la inteligencia ucraniana, Rusia se ha hecho con más de 2.400 drones suicidas solamente en la última semana.
Asimismo, otra de las características de estos drones es que Rusia los está lanzando en grupo, concretamente de cinco en cinco, por lo que el Ejército de Rusia puede provocar una suerte “enjambre” con capacidad de despistar y saturar a las defensas antiaéreas. Por ello, las fuerzas rusas, pueden emplear este tipo de drones con el fin de confundir a sus enemigos y emplear simultáneamente menos unidades de los misiles de crucero, mucho más caros y efectivos que los Shahed-136.
Los MiG-29 desaparecen de sus bases
Por otro lado, Rusia también estaría tratando de recurrir a los antiguos MiG-29 de sus bases de almacenamiento en Millerovo y Kursk, con el objetivo de repararlos y devolverlos al servicio activo. De acuerdo con el International Institute for Strategic Studies (IISS) Rusia contaba en el año 2021 con 87 MiG-29 en activo, entre la Fuerza Aérea y la Aviación Naval, que a su vez están siendo reemplazados por los Sukhoi Su-27 y Su-35. Sin embargo, el retroceso de Rusia ha hecho que el país pueda haber vuelto a emplear los MiG-29 para ponerlos en activo.
En esta línea y de acuerdo con el medio ucraniano Mil.in.ua, los cazas MiG-29SMT de la Base Aérea de Kursk, – que no se han utilizado en los últimos años – han sido retirados del aeródromo. Siguiendo las imágenes del satélite Sentinel-2 difundidas por Mil.in.ua, los aviones que estaban en Kursk y en Millevoro ya no están por lo que es posible que esos aviones hayan sido recuperados para su puesta en activo, aunque su envejecimiento, al igual que los problemas de corrosión que registraron cuando se encontraban operativos, pueden plantear serias dudas sobre su capacidad para volar de nuevo.