Beatriz Yubero / Aviación Digital,Sp.- La universidad Carlos III (UC3M) ha desarrollado un prototipo de sistema de alerta temprana para monitorizar fenómenos naturales, que afectan, obviamente a la seguridad y a la eficiencia en la aviación. Se llama ALARM (multi-hAzard monitoring and earLy wARning) y se trata de un proyecto científico europeo.
ALARM es capaz de predecir la dispersión de las cenizas volcánicas, por ejemplo, o la evolución de las tormentas eléctricas que afectan al tránsito de los aviones. Este sistema sin duda, hubiera sido de gran ayuda durante la erupción y posteriores semanas del volcán de La Palma en las Islas Canarias o del volcán islandés Fagradalsfjall en el año 2021.
¿Cómo funciona el prototipo?
El proyecto combina datos satelitales con previsiones meteorológicas. Hasta el momento los investigadores de la UC3M han conseguido además, mejorar la resolución espacial y temporal de la información sobre un conjunto de fenómenos naturales que pueden poner en riesgo la seguridad de una aeronave -erupciones volcánicas; incendios forestales; tormentas de arena o eléctricas, etc… – porque cuando en el motor de una aeronave penetran determinados aerosoles se pueden producir obstrucciones o afectaciones en la combustión. Por ejemplo, según indica la Agencia Iberoamericana para la Difusión de la Ciencia y la Tecnología: “Las cenizas volcánicas y gases derivados de las erupciones volcánicas, como el dióxido de azufre, también implican ciertos riesgos, ya que causan abrasiones en el parabrisas, producen corrosión en los motores y diversos daños en los sistemas e instrumentos de la aeronave”.
Según Manuel Soler, responsable del proyecto e investigador de departamento de Ingeniería Aeroespacial de la UC3M, “aplicando inteligencia artificial (IA) podemos predecir la evolución a corto plazo de la cantidad de dióxido de azufre presente en la atmósfera y la dinámica de las tormentas eléctricas alrededor de los aeropuertos”.
Hasta el momento la investigación está llevando a cabo los ensayos del nuevo prototipo en los aeropuertos de Bruselas y Milán.
Utilidad de ALARM
Este nuevo sistema de alerta es esencial en la toma de decisiones por parte de los controladores aéreos, los pilotos y otros actores del sector aeronáutico ya que en los casos de emergencia natural -como pudo ser la borrasca Filomena durante la temporada 2020-2021- podrán tener acceso a la información adaptada a sus necesidades mediante una interfaz que visualiza los datos de manera sencilla e intuitiva. Soler explica el funcionamiento de este interfaz de la siguiente manera: “en el campo de la IA y en la era de los datos, sigue siendo complejo acceder a toda la información, procesarla y almacenarla de forma que quede accesible. Ese ha sido el principal reto al que nos hemos enfrentado en el proyecto”.
El proyecto, en el que también han colaborado científicos de Alemania, Bélgica, España, Italia y Reino Unido, se dirige a la consideración del cambio climático. Es por ello que se han podido identificar zonas en las que el paso de los aviones provocan un mayor impacto climático al contribuir al calentamiento global.
Estas áreas se denominan como ECHO áreas y la herramienta ALARM sirve para su identificación y predicción de este tipo territorios. A medida que evolucione el podría incluso ser empleada por gestores de la red aérea y proveedores de Servicio de Navegación Aérea para definir esas zonas como ‘ecológicas’ y transmitir esta información a las aerolíneas para que la integren en sus herramientas y elaboren planes de vuelo más respetuosos con el medio ambiente.
ALARM con otras posibles funcionalidades, mantiene su marco de estudio en el sector de la aviación: la predicción de niebla o los efectos de las estelas de condensación en el cambio climático.
Por otro lado, ALARM es un proyecto financiado por SESAR Joint Undertaking, que recibe apoyo del Programa H2020 de la UE (GA 891467) que se ha desarrollado durante los dos últimos años. Está coordinado por la UC3M y cuenta con la participación de socios de cinco países europeos: el Centro Aeroespacial Alemán (DLR), el Instituto Real Belga de Aeronomía Espacial (BIRA-IASB), la Universidad de Pádova (Italia) y dos pequeñas empresas del sector aeronáutico, la británica SATAVIA y la italiana SYMOPT.