Un aeródromo calificado como el más pulcro y el más seguro del país debería captar al menos la admiración de todos aquellos que persiguen incrementar la eficiencia de sus aeropuertos. Pero cuando el aeródromo tan sólo capta eso, miradas, corre peligro de desaparecer.
Esto es lo que le ocurre al aeropuerto de Huesca. El calificativo que reza el titular no supone un gran esfuerzo para el gestor de las instalaciones, sino que el casi nulo volumen de pasajeros que cruzan por sus pistas contribuye de manera significativa a ostentar este gran título.
En el pasado mes de julio tan sólo quince viajeros utilizaron las instalaciones del aeropuerto oscense, según rezan las últimas estadísticas oficiales.
Pero estas cifras parecen no decir nada a Aena, que mantiene a la veintena de trabajadores que prestan sus servicios en el aeropuerto, además del personal subcontratado para seguridad y limpieza, que asciende a 12 personas, sin ofrecer ninguna solución para el escaso flujo de pasajeros.
El aeropuerto de Huesca fue inaugurado en 2007 y supuso una inversión de 40 millones de euros. Cuatro años después el que fue diseñado para constituir una de las principales vías de comunicación con el Pirineo Aragonés se suma a la red de aeropuertos fantasma que habitan nuestro territorio. Y es que las cifras no ayudan. En el último cómputo anual el volumen de pasajeros respondía a los 2.764.
Tras el cierre de la escuela de pilotos Top Fly, la incompatibilidad con el vuelo deportivo y la marcha el pasado abril de la principal compañía que operaba en el aeropuerto, Pyrenair, el futuro de las instalaciones permanece sumido en la incertidumbre.
Para el presidente de Pyrenair, Hugo Puigdefábregas "el problema de que en Huesca haya un aeropuerto viendo salir y esconderse el sol no es de Pyrenair, es del territorio". La continuidad del operador en Huesca dependerá de los planes de negocio que acuerde con Aena y el departamento de Obras Públicas, Urbanismo, Vivienda y Transporte del Gobierno de Aragón.
La compañía, que tuvo que suspender sus últimos vuelos por falta de liquidez, está especializada en la oferta de paquetes turísticos con vuelo y acceso a las estaciones de esquí aragonesas.
En su marcha del aeropuerto aseguró que retomaría sus operaciones en la temporada invernal. Preveía comenzar los vuelos en diciembre, pero para ello las contrataciones deberían realizarse a partir de octubre, por lo que la compañía no dispone de mucho tiempo para llegar a acuerdos que le favorezcan. No obstante, y aunque Pyrenair tiene acuerdos cerrados con las touroperadoras, los paquetes turísticos no se podrán incluir en los catálogos de la próxima temporada de las agencias de viajes.
Puigdefábregas ha asegurado que si se mantiene la actividad en el aeropuerto se mantendrán las mismas conexiones que se ofertaban otros años, con Canarias, Madrid o La Coruña.
Parece que estas últimas declaraciones dan un respiro en los próximos meses al aeródromo oscense pero, aún así, las administraciones públicas deberían hacer previsiones a más largo plazo y estudiar la viabilidad de mantener durante todo el año un aeropuerto que sólo tiene actividad en invierno. Tal vez un poco de sentido común y un verdadero estudio de las alternativas a los vuelos comerciales atraídos por la temporada de esquí en verano podrían sacar al aeropuerto del Pirineo de su situación actual.