Puedo revelar a nuestros lectores, que en no pocas ocasiones he podido compartir esta reflexión con nuestros compatriotas afectados por el accidente del JK5022. Nuestro director en primera persona asistió en los primeros instantes a aquella tragedia, e intentó mantener la asepsia informativa, y gráfica, a pesar del bombardeo de terribles imágenes que lllegaban a nuestra redacción, y que jamás verán la luz. Las imágenes que llegaban, además, habían surgido de algunos miembros de los equipos de rescate. Esto desde un primer momento sonaba fatal. Más aún cuando ya teníamos alguna información sobre el lógico veto judicial a las imágenes, a las que tambien con cierta lógica sabíamos podían encontrarse bajo el secreto sumarial de una segura investigación judicial.
Las imágenes con las que ilustrábamos en aquel momento la tragedia, eran las de una columna de humo que se tornó del negro al blanco según avanzaban los rescates, y los espumógenos o el agua hacían su efecto sobre el fuego y la destrucción.
Ni una sóla imagen se publicó en años de los afectados por esta tragedia aérea, pues, en primer lugar están las personas, siempre, y en segundo ha de situarse la noticia. Las primeras imágenes humanas relacionadas con la tragedia del JK5022, vieron la luz exactamente en el mismo momento en el que los afectados-familiares y/o heridos- habían sido capaces de sobreponerse minimamente y organizarse en su Asociación.
Casi cinco años después, los desmanes y la falta de respeto que algunos medios-no recordaré aquí el titular del periódico de Pedro J. del día siguiente- y despachos de abogados infringieron a famliares de las víctimas y heridos. Cinco años después, un RD inspirado y trabajado por la AVJK5022 verá la luz según los "tempos" que marquen los políticos.
Pero, otra gran, otra enorme, otra descorazonadora diferencia, es cómo han reaccionado tanto las autoridades aeronáuticas de los EE.UU. (NTSB), la compañía aérea (ASIANA) o el Departamento de bomberos de San Francisco, por poner tres ejemplos. La información ha fluído, evitando la especulación periodística, pero no ocultando los hechos factuales que ya han podido ser comprobados, o que han sido aportados por la propia compañía. Y además, así ha sido desde los primeros instantes en los que se conoció que se había producido un accidente aéreo.
La información se debe basar en fuentes directas, si es posible. Estas fuentes desde el primer momento han estado encabezadas por la autoridad de la seguridad en el transporte en los EE.UU., la NTSB, la compañía ASIANA, otras autoridades, y por expertos que aportan su experiencia como un piloto de TWA con 34 años a los mandos que no valoran ni especulan, simplemente indican los vectores que están guiando la investigación técnica. Que es exclusivamente el objetivo en estos momentos, hasta que la investigación concluya, se extraigan conclusiones y se emitan recomendaciones. Todos los frentes están abiertos, familiares y afectados, y en general la comunidad aeronáutica mundial tienen la convicción de que este objetivo se cumplirá dentro de todo lo humanamente posible. Justo lo contrario a la desconfianza que desde un primer momento se tenía tras el accidente del avión de Spanair, ese 20 de agosto de 2008. Desconfianza corroborada posterioremente tanto por el Informe definitivo, como por la instrucción penal del caso. Estamos hablando tanto de ese Informe, como del archivo penal, varios años tras la tragedia. Pero pudimos asistir como la información se iba diluyendo por la especulación informativa, por las imágenes obscenas, y por el maquillaje de las autoridades desde un primer momento. Justo, justo lo contrario a lo que estamos viendo que sucede en los EE.UU. tras el accidente de Asiana. El respeto a la inteligencia social se deriva fundamentalmente de una cultura aeronáutica que va más allá de el amarillismo, el ocultismo o la ineptitud directamente de los que deben afrontar una situación como esta.
Sencillamente, en los EE.UU., demuestran una vez más que creen en la "just culture", en la "safety culture", y fundamentalmente en la verdad…
Ese respeto lo podemos apreciar en el tratamiento de la imagen de la tragedia, que en el artículo citado se "permite" casi oculto, reflejar de espaldas en una foto a unas personas, inidentificadas, asistiendo a un oficio religioso por los jóvenes fallecidos en el accidente. Respeto con la palabra, y respeto con las imágenes. Una gran lección de periodismo.