Atalayar / Juan Pons.- La secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, ha culminado un largo proceso para desarrollar las tecnologías que en 2040 darán vida a un revolucionario avión de combate.
El Ministerio de Defensa español que encabeza Margarita Robles se acaba de incorporar de forma plena al proyecto del futuro avión de combate europeo, la mayor iniciativa de cooperación en materia de defensa que jamás se ha puesto en marcha entre países del viejo continente. Se trata de un “proyecto de Estado”, insisten en calificar desde el ministerio de Defensa, al que también contribuyen los ministerios de Ciencia, Industria y Hacienda.
La secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, ha sido encargada de protagonizar el compromiso que sitúa al Gobierno de Madrid “de igual a igual” con los de Berlín y París en los pasos preliminares para diseñar y construir una revolucionaria plataforma aérea polivalente, combatir con éxito en el peligroso dominio aeroespacial, terrestre y naval que abarcará desde mediados del siglo XXI hasta el año 2080 y más allá.
Como responsable de la política de armamento, investigación e innovación del departamento, Esperanza Casteleiro estampó su firma el 16 de octubre en el documento de adhesión de España al denominado Acuerdo de Implementación 2 del Sistema de Armas de Siguiente Generación, que se enmarca en el seno del Futuro Sistema de Combate Aéreo o NGWS/FCAS. A continuación, celebró una video conferencia en la que participó su homónimo de la Bundeswehr, el teniente general Benedikt Zimmer, y el director general de Armamento de Francia, el ingeniero general Joël Barre, para conocer la situación del proyecto.
El Acuerdo intergubernamental ahora refrendado supone la plena incorporación de España a la fase 1A de Investigación y Desarrollo, que detalla el reparto de la financiación entre las tres naciones. También incluye la distribución de las cargas de trabajo y la titularidad de los derechos de propiedad intelectual sobre las tecnologías disruptivas y arquitecturas de sistemas que deben estar a bordo de los futuros cazas.
Son trabajos que lideran Airbus Defence and Space por parte de Alemania, Dassault Aviation del lado de Francia y la multinacional tecnológica española Indra, en su calidad de coordinador de la contribución nacional aportada por Airbus DS España, GMV, Indra, ITP Aero, SENER Aeroespacial y Tecnobit.
Invertir entre 50.000 y 80.000 millones de euros
El compromiso español se produce con ocho meses de retraso respecto al Acuerdo ya suscrito en París el 20 de febrero por las ministras de Defensa de Francia y Alemania, Florence Parly y Annegret Kramp-Karrenbauer, respectivamente. En la capital francesa, el entonces secretario de Estado de Defensa español, Ángel Olivares, solo pudo suscribir una carta de intenciones respecto a la voluntad de España de incorporarse más tarde, lo que ahora se ha hecho realidad.
El convenio financiero consiste en un primer contrato de 65 millones de euros para seleccionar y perfeccionar al menos una decena de las arquitecturas tecnológicas más prometedoras. Suscrito el 6 de febrero de 2019 y con una vigencia hasta finales del primer semestre de 2021, los Ministerios de Defensa de Alemania y Francia asignaron a Dassault Aviation y Airbus liderar el Estudio de Concepto Conjunto que comprende las actividades de I+D+I de los siete pilares tecnológicos que se han identificado.
Un segundo contrato por valor de 155 millones de euros está pendiente de ser adjudicado para afrontar la fase 1A, una vez que los líderes industriales de cada país ya han presentado sus planes de trabajo y sus ofertas. La luz verde la tienen que dar los tres Ministerios de Defensa asociados, una tarea nada sencilla ya que se trata de evitar desarrollar un sistema de combate que quede obsoleto al poco de ponerse en servicio en los albores de 2040.
La inversión prevista se sitúa en el entorno de los 4.000 millones de euros hasta finales de 2026, año en el que se confía que se pueda disponer de uno o varios aviones demostradores. A continuación habrá que añadir otros 8.000 millones hasta 2030, cuando deben volar las primeras aeronaves. Después y hasta 2040 hay que sufragar los enormes gastos para la industrialización del proyecto. En resumen, las cifras totales que se barajan están entre los 50.000 y 80.000 millones de euros.
El resultado que se espera obtener es un auténtico sistema de sistemas aéreo que pueda hacer frente a sus principales adversarios y penetrar y operar en zonas del espacio aéreo protegidas por radares de detección de banda ancha y baterías de misiles de gran precisión. Se trata de relevar a los cazas Rafale franceses y Eurofighter alemanes y españoles con un avión furtivo, invisible a los radares, con capacidad para dirigir acciones de combate remotas con drones de todo tipo y tamaño y poseer conectividad encriptada con satélites.
A remolque de los intereses de Alemania y Francia
La futurista aeronave que se pretende poner a punto en los albores de 2040 tendrá que incorporar las más avanzadas tecnologías disruptivas en inteligencia artificial, intercambio de datos, nube de combate, guerra electrónica e incluso misiles de hipervelocidad que todavía hoy están en pleno desarrollo. Los avanzados productos resultantes “serán en gran medida de doble uso y se podrán aplicar a la aviación comercial”, aseguran directivos de la industria española implicada.
El proyecto NGWS/FCAS es una iniciativa puesta sobre la mesa en el Consejo de Defensa y Seguridad Franco-Alemán celebrado el 13 de julio de 2017 en París, un foro político que en la citada ocasión congregó al presidente Emmanuel Macron, a la canciller Ángela Merkel y a sus respectivos ministros de Defensa y Asuntos Exteriores.
El futuro avión francoalemán despertó de manera inmediata el interés del Ministerio de Defensa español, que por aquel entonces dirigía María Dolores de Cospedal. Tanto Alemania como Francia y también España tendrán que reemplazar hacía mitad de siglo sus cazas ahora en servicio con un nuevo aparato que mantenga su vida operativa al menos hasta 2080. Su importancia tecnológica y sus repercusiones en la industria y el empleo son de tales dimensiones que “España no puede dejar de participar”, recalcan en el sector.
Sin embargo, los Gobiernos de París y Berlín dieron máxima prioridad a establecer y consolidar las bases de su asociación industrial, por lo que los Gobiernos del presidente Mariano Rajoy y ahora de Pedro Sánchez han tenido que ir a remolque de los intereses y acuerdos intergubernamentales e industriales ratificados por la ministra de Defensa francesa Francia, Florence Parly, y la alemana, Úrsula von der Leyen, la actual presidenta de la Comisión Europea.
España ha tenido que esperar al Tratado de Cooperación e Integración francoalemán acordado el 22 de enero de 2019 en Aquisgrán y a los contratos industriales coordinados por los Ministerios de Defensa de París y Berlín. Hasta el 14 de febrero de ese año, la ministra Margarita Robles no estuvo en condiciones de suscribir una carta de intenciones para adherirse al proyecto, y el 17 de junio firmar en París el acuerdo marco que abría la puerta inicial de acceso al NGWS/FCAS.