José Manuel Serrano Esparza, Aviación Digital.
Es un hecho incuestionable que la IA (Inteligencia Artificial) ha venido para quedarse y cada vez tendrá más importancia en el mundo de la aviación, gracias entre otras cosas, a su gran capacidad computacional para analizar ingentes cantidades de datos y generar modelos matemáticos que solucionan problemas concretos, lo cual es de gran utilidad, porque ahorra hacer largos cálculos.
Tras la pandemia, la industria de la aviación comercial (tanto vuelos de pasajeros como de carga de mercancías) crecerá enormemente y será imprescindible utilizar la tecnología que mejor gestione ese nuevo e ingente tráfico de aviones.
Y la mejor herramienta para conseguir ese objetivo es la Inteligencia Artificial, siempre y cuando se mantengan dos pilotos en cabina en los vuelos de reactores con pasajeros.
Es decir, la IA tendrá cada vez un mayor peso específico en la aeronáutica como tecnología esencial para mejorar el rendimiento, seguridad y eficacia en las aeronaves y la industria de la aviación en general, porque durante los próximos veinte años el transporte aéreo cambiará notablemente, catalizado por una nueva y masiva eclosión del tráfico aéreo, hasta el punto de que se prevé que habrá el doble de aviones que en estos momentos y un 300% más de pasajeros, por lo que la Inteligencia Artificial se perfila como la tecnología ideal para acomodar el tráfico sostenible y el crecimiento en el número de viajeros.
Es por ello que las compañías aéreas van a necesitar cada vez más aviones y más pilotos muy cualificados, porque la sofisticación tecnológica avanza de modo vertiginoso.
Ante este escenario tan sumamente complejo, la única tecnología que puede organizar tal contexto es la Inteligencia Artificial y una amplia gama de herramientas digitales que la incluyan, lo cual hará también más fácil la toma de decisiones trascendentales en las torres de control.
Ni que decir tiene que el uso de Inteligencia Artificial en cabina va a ser un factor muy importante de la nueva aviación, en la que los espacios aéreos estarán mucho más repletos de aeronaves, por lo que las cabinas tendrán que ser verdaderos centros neurálgicos de inteligencia y muy amplia conectividad, que permitan la más eficaz posible interacción entre la labor de los dos pilotos, los sistemas automatizados y el control del tráfico aéreo.
Así pues, la IA redefinirá cómo funcionará la industria del transporte aéreo en el futuro, lo cual requerirá una cada vez mayor cantidad de pilotos muy cualificados, que tendrán que ponerse al día con este tipo de tecnología estado del arte, siempre entendiendo que en el mundo de la aviación no hay nada más estado del arte que el conocimiento y la experiencia de los pilotos y controladores aéreos veteranos que son los que seguirán salvando más vidas, especialmente en contextos de incertidumbre y emergencias imprevisibles en vuelo, en los que el riesgo de una decisión no puede ser calculado por una máquina, por mucha información y datos que albergue.
Sea como fuere, es más que previsible una evolución rápida y progresiva de la IA, que en estos momentos se halla todavía en fase inicial con respecto a su presencia dentro de las aeronaves, por lo que sus beneficios desde el punto de vista operativo serán cada vez mayores, en sinergia con la digitalización global también fundamental para garantizar la seguridad en los aviones, que incorporan una tecnología muy avanzada y vuelan a través de cielos cada vez más llenos de aeronaves.
Por otra parte, la IA es sin duda la reina de la gestión de datos entre todas las tecnologías existentes, lo cual da fe de la creciente importancia que va a tener en el mundo de la aviación.
Para hacernos una idea de lo que ésto significa, baste decir que un avión a reacción de transporte de pasajeros como el Airbus A350, con sus 50.000 sensores a bordo, genera aproximadamente 2,5 terabytes de información cada día operativo, que es muy importante para aumentar la disponibilidad de las flotas aéreas y especialmente la seguridad, porque se prevé que en 2026 este tipo de aeronaves a reacción de transporte de viajeros generarán hasta 8 terabytes de datos por vuelo.
Y ésto es una faceta más, en el sector aeronáutico, de un contexto global en el que paso a paso, la Inteligencia Artificial ha implementado una nueva dinámica en los millones de datos que manejan las industrias, agilizando y automatizando todas las fases de producción, además de revolucionar cada sector donde llega y facilitar la vida enormemente.
Pero evidentemente, la Inteligencia Artificial no es infalible al 100%, como tampoco lo es el ser humano, de modo que para pasar del algoritmo al valor añadido y conseguir la mayor consistencia posible de resultados y minimizar errores, se precisaría la intervención de seres humanos en simbiosis con dicha IA, por lo que la dinámica más eficaz y segura en los vuelos de reactores con pasajeros no sería hombre vs máquina, sino hombre y máquina trabajando juntos en eficaz interacción.
Es decir, evidentemente la Inteligencia Artificial posee un enorme potencial para ser utilizada en ámbitos donde puede reducir enormemente la carga de trabajo humana o incrementar las capacidades humanas en contextos complejos, hará posible un mejor uso de los datos de aviación, hará aumentar la productividad, etc.
Pero dejar al 100% el control de un avión a reacción con cientos de pasajeros en manos de la Inteligencia Artificial o de la Inteligencia Artificial y solo un piloto sería algo enormemente temerario y que comprometería gravemente la seguridad de las personas a bordo del avión, tal y como ha verificado el demoledor informe de 31 páginas titulado » The Dangers of Single-Pilot Operations » presentado por la ALPA (Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas de Estados Unidos).
Este hecho incuestionable ha sido ya también explicado con todo detalle por pilotos de aviación de auténtica talla mundial y muchas décadas de experiencia, algunos de ellos figuras históricas y muy señeras del sector, como los comandantes:
Todos ellos y muchos otros pilotos experimentados que han volado aeronaves por todo el mundo han expresado su total convicción de que no tener dos pilotos en cabina significaría en gran medida no tener seguridad a bordo y un enorme riesgo de accidentes con gran pérdida de vidas humanas.
En palabras del propio Rudy Pont, la hipótesis de sustituir totalmente a los pilotos por la Inteligencia Artificial es algo que entrañaría enormes peligros, porque un sistema totalmente autónomo de tal naturaleza no puede controlar todos los factores externos y las circunstancias imprevistas inherentes a entornos de incertidumbre.
Y ésto no significa en absoluto que los pilotos estén en contra de la Inteligencia Artificial, puesto que son plenamente conscientes de que será cada vez más un valor en alza, totalmente necesario en el sector aeronáutico, que les facilitará enormemente su trabajo y que será decisiva para consolidar la cada vez más fuerte expansión de la aviación tras la pandemia.
Pero las prisas son en general malas consejeras, especialmente en el mundo de la aviación, ya que la seguridad de los pasajeros debe ser siempre lo más importante de todo, por lo que cualquier intento de introducir a marchas forzadas una tecnología como la IA, todavía en fase de desarrollo, con el objetivo de priorizar los beneficios económicos sobre la seguridad , tratando de mermar, devaluar o despreciar la importancia de los pilotos e incluso tratar de prescindir totalmente de ellos para ahorrarse sueldos y costes de formación, conceptuando la AI no como una tecnología trascendental y enormemente útil para la industria aeronáutica en una pléyade de facetas, sino como una especie de esclavo sin derecho laboral alguno, o dejar solo un piloto en cabina, chocará con la cruda realidad.
Porque dos pilotos en cabina es algo totalmente imprescindible si se quieren mantener los excelentes niveles de seguridad de que goza la aviación mundial en estos momentos.
Un concepto de dos pilotos en cabina que ha demostrado desde hace más de cuarenta años ( su consolidación tuvo lugar durante la década de los años ochenta y noventa del siglo XX) ser claramente la mejor opción para conseguir los máximos niveles de seguridad para la vida de los pasajeros.
Así pues, parece evidente que la mejor elección es la cooperación al máximo entre dos pilotos en cabina y la Inteligencia Artificial para poder conseguir la máxima expansión posible del sector aeronáutico, tanto desde el punto de vista de la rentabilidad como de la seguridad a bordo.
Porque muchos potenciales pasajeros tendrían abundantes dudas y serían reticentes a volar en aviones
sin piloto
o con un solo piloto, conscientes de que la probabilidad de accidente es mayor que en una aeronave con dos pilotos (el comandante de vuelo y el copiloto) bien entrenados, compenetrados, descansados y con experiencia, que son la última y decisiva barrera de seguridad a la hora de hacer frente a entornos impredecibles con muchas más garantías de éxito que la IA, cuyas máximas cotas de eficacia y consistencia de resultados se alcanzarán en cooperación con la labor de los dos pilotos en cabina.
Porque pueden surgir contingencias inesperadas que no estén presentes en los datos de IA y que tendrán que ser resueltas por los pilotos gracias a su experiencia, mentalidad e intuición.
Por tanto, la clave del éxito en el futuro para las empresas de aviación será su capacidad para equilibrar la automatización con la supervisión humana de los dos pilotos en cabina que pueda garantizar la máxima operatividad de las aeronaves de manera segura y eficiente.
Porque hoy en día y también en el futuro, dejar el control de un avión 100% en manos humanas o 100% en manos de la IA sería una temeridad.
Así pues, intentar forzar una mayor automatización con Inteligencia Artificial sin implementar de modo paralelo una mayor formación y entrenamiento de los pilotos conduciría inevitablemente al desastre, por lo que las líneas aéreas que en el futuro se llevarán el gato al agua serán aquellas que prioricen de modo simultáneo sobre todo diez aspectos :
a) La Inteligencia Artificial, que está todavía en fase de desarrollo en el mundo de la aviación, por lo que debe mejorar su fiabilidad tal y como reconoce el más reciente mapa de ruta de la EASA.
b) El uso de dos pilotos en cabina, bien pagados y tratados, potenciando su motivación y para los que se creen entornos de trabajo que les permitan reciclar constantemente sus conocimientos y ganar experiencia muy valiosa.
c) La necesidad cada vez mayor de pilotos muy cualificados, tanto desde un punto de vista técnico como psicológico.
d) La mayor integración posible en cabina entre los dos pilotos y la IA, en aras de conseguir la máxima eficiencia global operativa y de modelo de negocio, que no esté reñida con la mayor seguridad posible para las vidas de los pasajeros.
e) La optimización de gestión de la tripulación, tema muy complejo, ya que han de evaluarse una amplia gama de aspectos como tipos de aeronaves, vacaciones y días libres, rutas de vuelo, tipos de licencias, regulaciones de trabajo, cualificaciones de la tripulación, cambios de horarios, fatiga de los pilotos, etc. Éste es un ámbito en el que la cooperación entre los dos pilotos y la IA puede marcar diferencias.
f) La mejora constante de la experiencia de usuario y atención a los clientes, que junto con la seguridad y el precio será el factor más importante que hará que los pasajeros se decanten por una compañía de aviación u otra a la hora de comprar sus billetes.
g) Las tecnologías digitales como piedra angular de transformación.
g) El uso de IA para aumentar la seguridad ante tormentas. En este sentido, se están desarrollando ya proyectos de investigación generadores de softwares que combinan Big Data e Inteligencia artificial para generar algoritmos que hagan posible sacar el máximo partido de la red de tráfico aéreo cuando haya fenómenos tormentosos, con lo que la seguridad y puntualidad en los vuelos sería mayor y podrían minimizarse las pérdidas económicas por retrasos y cancelaciones de vuelos.
h) El desarrollo de arquitecturas de datos modernas que faciliten el acceso a los mismos, ya que dichos datos son la base del desarrollo de la Inteligencia Artificial.
i) Asegurar la competitividad con medidas de contención de gasto y flexibilidad.
j) La inversión en investigación para conseguir crear aviones más eficientes en combustible, más rápidos, de vuelo más silencioso y más respetuosos con el medio ambiente.
Este último apartado choca frontalmente con la hipótesis más que temeraria de eliminar a los pilotos en cabina y que todo lo haga la Inteligencia Artificial, porque ello significaría un profundísimo cambio en todo el sistema de transporte aéreo, que requeriría una inversión bastante más que descomunal, además de acarrear consecuencias económicas muy difíciles de prever a largo plazo y sobre todo un más que notable descenso de la seguridad de los pasajeros ante emergencias imprevisibles en vuelo.
Por todo ello, es inviable dejar al 100% el control de una aeronave con pasajeros en manos de la Inteligencia Artificial, algo que ya fue percibido en 1968, con gran anticipación, por el genio visionario Stanley Kubrick en su mítica película 2001 : Una Odisea del Espacio, donde puso como ejemplo de las cosas que podrían suceder en una dinámica así el comportamiento del super ordenador Hal 9000, un sistema robotizado con mente propia que controlaba por completo todas las funciones de la nave espacial Discovery.
No es pues de extrañar que muchos pilotos de aviación con décadas de experiencia afirmen con criterio que el principio básico de que siempre haya al menos dos pilotos cualificados dentro de la cabina de vuelo ha sido la razón primordial de la gran seguridad de que gozan hoy en día las aeronaves que realizan vuelos con dos pasajeros, por lo que reducir la dotación de tripulaciones generaría un retroceso, introduciría más riesgos y haría los vuelos mucho menos seguros.
Por otra parte, con sólo un piloto en cabina es mucho más fácil que se produzcan accidentes por pérdida de consciencia situacional que si hay dos.
Además, si una aeronave llevara un sólo piloto en cabina y por algún motivo tuviera de repente un problema físico, indisposición, etc., se produciría una emergencia que sería mucho más fácil de solucionar si hubiera un segundo piloto que pueda dirigir el vuelo durante el resto del trayecto y que consiga aterrizar la aeronave.
Tampoco se puede excluir al 100% la posibilidad de que exista algún problema psicológico en un piloto que por algún motivo no haya sido detectado ni en el entrenamiento de vuelo ni en la prueba psicológica, tal y como ocurrió con Andreas Lubitz, copiloto del vuelo 9525 de German Wings en marzo de 2015, por lo que la presencia al menos de otro piloto en cabina es vital también en este sentido.
Por otra parte, el tener dos pilotos en cabina implica otra muy importante ventaja añadida desde el punto de vista de la seguridad:
el cross checking de listas y procedimientos que ambos realizan constantemente, de modo que lo que hace cada uno por separado, se coteja en común.
Además, se da la circunstancia de qué durante la fase más crítica de todo vuelo, desde que el avión empieza a rodar a través de la pista hasta que entra en modo crucero, con dos pilotos en cabina se optimiza enormemente la seguridad, porque uno de ellos dirige y tripula la aeronave y el otro monitoriza sus movimientos y realiza la coordinación con tierra a través de radio, aportando todo tipo de datos a la torre de control.
Esta fase, que es la más delicada y potencialmente con mayores riesgos, supondría muchos más peligros de toda índole con sólo un piloto en cabina, y no digamos ya sin ningún piloto en ella.
Así pues, por motivos obvios de seguridad, el contexto requiere máxima prudencia y no acelerar excesivamente las cosas en materia de IA a la hora de incorporarla en los sistemas de navegación de las aeronaves, porque en aviación la vida de los pasajeros ha de ser siempre la mayor prioridad y mucho más importante que la perspectiva de mayores beneficios cuanto antes forzando las cosas, de modo que probablemente el mejor banco de pruebas de esta tecnología, sean los aviones de carga en los que no hay pasajeros.
Nadie agradece más que los pilotos de aviación las nuevas tecnologías que han permitido alcanzar unas impresionantes cotas de seguridad, especialmente la digital, cuya cúspide evolutiva es en estos momentos la IA, tal y como quedó patente con la creación en 2020 del proyecto PERF-AI (Enhance Aircraft Performance and Optimisation Through Utilisation of Artificial Intelligence), que aplicó tecnologías de aprendizaje automático a los datos de vuelo para poder identificar cambios de rendimiento en cada avión concreto, suministrando a las empresas de aviación datos muy recientes que les permiten operar de modo mucho más eficaz, además de que se consiguió minimizar el consumo de combustible durante el vuelo gracias a modelos matemáticos creados para optimizar las trayectorias auténticas del vuelo vinculadas al rendimiento real de la aeronave.
Pero no es menos cierto que se precisan dos pilotos cualificados en cabina que tomen las riendas cuando las cosas no van como se esperan, en situaciones de emergencia imprevistas y entornos de incertidumbre que la extraordinaria gestión, recopilación y análisis de datos en tiempo real de la Inteligencia Artificial no sea capaz de solucionar con éxito, porque no existe ningún sistema infalible al 100%, ni humano ni basado en la inteligencia artificial.
Por otra parte, además de todos los peligros en materia de seguridad mencionados anteriormente que conllevaría tener sólo un piloto en cabina, se produciría un aumento significativo de la carga de trabajo y stress de este único piloto, especialmente con meteorología adversa, contextos inusuales, aparición de problemas técnicos, etc.
Y existe un factor añadido que hace todavía más inviable el que haya sólo un piloto (o incluso ninguno como algunos se han atrevido a plantear) en cabina: el más que probable bajísimo nivel de aceptación y subsiguiente rechazo social de subirse a un avión que lleve un solo piloto o ninguno, con el gran aumento de peligro para la vida de los pasajeros que ello implicaría.
Conclusión
La Inteligencia Artificial va jugar un papel cada vez más destacado en el mundo de la aviación, y no es casualidad que Airbus, Boeing, Lockheed Martin con su F-16 VISTA X-62A (que en diciembre de 2021 voló durante 17 horas pilotado por IA) y algunas otras empresas importantes del sector hayan apostado fuertemente por ella desde el principio, al tiempo que la Fuerza Aérea de Estados Unidos ya ha comenzado a utilizar Inteligencia Artificial para entrenar a sus pilotos de combate con el programa « Pilot Training Next «, que incluye biometría avanzada, IA y sistemas de realidad virtual en sus simuladores.
Porque su uso aporta una pléyade de ventajas importantes en una amplísima gama de ámbitos: operación y diseño de aeronaves, producción y mantenimiento de aviones, control de tráfico aéreo, drones, movilidad aérea urbana, gestión de riesgos para la seguridad, ciberseguridad, además del uso de su referencial machine learning para optimizar la calibración de sensores, la evaluación precisa de la cantidad de combustible, la detección de hielo, etc.
Y evidentemente, la IA facilitará muchas tareas de los pilotos, disminuirá su carga de trabajo, será importante para la reducción de emisiones CO2 gracias a su adecuación para reducir al máximo el consumo de combustible, mejorará el rendimiento de los sistemas de navegación de las aeronaves, la seguridad en los aeropuertos y la optimización de capacidad de los mismos.
Además, los algoritmos de inteligencia artificial analizan con extraordinaria precisión y rapidez datos de vuelo muy importantes como distancia de ruta, altitudes, kilometraje, eficiencia en el consumo de combustible, tipo de aeronave, condiciones atmosféricas y muchas más cosas.
Por otra parte, gracias a la inteligencia artificial los pilotos podrán disfrutar desde cabina de un mejor rango visual completo con realidad aumentada interactiva digital, basada en la fusión de elementos virtuales y reales, en simbiosis con tecnología holográfica.
La inteligencia artificial también determinará en tiempo real la ruta de vuelo óptima, recalculando constantemente la influencia en la trayectoria de las condiciones atmosféricas y el tráfico aéreo, con lo que se reducirá no sólo el tiempo de vuelo sino también la cantidad de combustible utilizado durante el mismo.
De hecho, se han realizado ya grandes avances en este ámbito, como el programa Flyways, plataforma AI de mapping 4D predictiva y recomendatoria, basada en machine learning e inteligencia artificial desarrollada por Alaskan Airways a partir de mayo de 2021, que durante sus seis meses de prueba mostró una gran precisión a la hora de descubrir rumbos idóneos de aeronave, analizando la ruta original, el contexto atmosférico del momento, el peso del avión y otros factores, ayudando mucho a los controladores aéreos, acortando un promedio de cinco minutos la duración de cada uno de sus vuelos y consiguiendo ahorrar un millón ochocientos diecisiete mil litros de combustible entre todas sus aeronaves.
Y la Inteligencia Artificial podría ayudar a la aviación a potenciar sus métodos de producción, combinando estructuras generativas con algoritmos IA para crear componentes de alta calidad de aeronaves con un menor coste de fabricación. Un diseño generativo basado en una gran potencia computacional que concibe y evalúa múltiples alternativas de diseño centradas en propuestas del usuario.
En este campo, la sinergia entre la Autodesk University de Las Vegas y Airbus está alcanzando unas excelentes cotas de diseño generativo a la hora de afrontar retos complejos de ingeniería, arquitectura y sistemas, además de crear piezas de peso más ligero y a la vez mayor rendimiento y seguridad (algo muy importante en una industria como la aeronáutica en la que menos peso equivale a menos consumo de combustible), ya que es capaz de optimizar múltiples técnicas avanzadas de fabricación durante la fase de diseño de desarrollo de cada producto, construyendo muchas unidades distintas con un coste mucho más barato sin bajar la calidad.
Algo que ya realizó en su » bionic partition » que presentó hace ocho años (y que es una versión de próxima generación de la estructura de apoyo de pared y de asiento de los auxiliares de vuelo que separa el compartimento de pasajeros de la cocina de la aeronave) realizada inicialmente usando diseño generativo para crear un molde de plástico impreso en 3D para la partición, fundiendo después la pieza en una aleación metálica de gama alta especial para aviación.
Y Airbus está usando también el diseño generativo con tecnología IA para mejorar otros componentes estructurales de sus aviones, incluyendo el borde de ataque del plano de cola vertical del A320.
Incluso, la start-up francesa Safety Line, diseñadora de softwares muy avanzados encaminados a optimizar las operaciones de líneas aéreas y que combinan inteligencia artificial, Big Data y Análisis de Datos en Vuelo, puede ayudar a los pilotos con sus aplicaciones de machine learning para que mejoren sus trayectorias ascensionales antes de cada vuelo y generar así un muy importante ahorro de combustible, ya que esta fase es la que consume más carburante.
Por otra parte, la Inteligencia Artificial optimizará muchísimo el flujo de trabajo, además de potenciar la experiencia de usuario personalizada, basándose en las necesidades e intereses de cada uno de ellos.
Asimismo, otra de las grandes virtudes de la IA en el entorno de la aviación comercial es su contrastada capacidad para realizar el mantenimiento predictivo de aeronaves (en el ámbito militar, la empresa española INDRA ha sido una de las primeras en adoptar la inteligencia artificial con su mantenimiento predictivo de aviónica en el caza bimotor polivalente Eurofighter Typhoon), monitorizando los aviones y detectando anomalías,
evitando así los habituales sobrecostes para las líneas aéreas de aproximadamente el 35% inherentes a retrasos por mantenimientos y fallos mecánicos imprevistos de aeronaves (con pérdidas de unos 200 dólares/minuto), ya que el algoritmo de aprendizaje de máquina supervisará en tiempo real todos los sistemas de funcionamiento que lleva el aparato e informará a los técnicos de posibles fallos.
Ni que decir tiene que la IA será también importante para garantizar la seguridad de los pasajeros en muchas facetas distintas (aunque no en alarmas imprevistas no contempladas en los datos y especialmente en entornos de incertidumbre).
Habrá también durante los próximos cinco años grandes avances en la integración de la IA con sistemas FMS (Flight Management Systems) de gestión de vuelo, que conseguirán una correlación instantánea de datos a bordo de la aeronave y datos del exterior.
Por ejemplo, si la aplicación recibe información en tiempo real sobre tormentas en la zona de vuelo, el sistema será capaz de recalcular la ruta de vuelo ideal, evitando la zona de turbulencias, generando así una experiencia de vuelo mucho más agradable.
En estos momentos, por obvias razones de seguridad, el uso de inteligencia artificial para vuelos con aeronaves sin pilotos está limitado a aparatos UAV (Unmanned Aerial Vehicles), UCAV (Unmanned Combat Aerial Vehicles) y a ensayos realizados con » taxis voladores » para cortos tramos urbanos.
Hay que destacar también el gran papel que está jugando la AI aplicada a una muy amplia variedad de drones que son capaces de realizar varias tareas a la vez y de una forma muy precisa, al estar dotados de machine learning con el que los diseñadores buscan analizar cada decisión que toma el dron, de tal manera que su comportamiento está totalmente monitorizado y supervisado.
Por su parte, el Reino Unido tiene en fase de desarrollo su formidable proyecto de avión de caza a reacción Tempest, que está siendo desarrollado por BAE Systems, Rolls-Royce, European Missiles Group, MBDA y la empresa italiana Leonardo.
Una aeronave que se prevé esté operativa para 2035 y que utilizará Inteligencia Artificial para ayudar al piloto humano en contextos de máximo stress, además de que dicho piloto llevará en el casco unos sensores que monitorizarán señales del cerebro y otros datos médicos, de modo que durante vuelos sucesivos la IA acumulará una enorme base de datos con información biométrica y psicométrica. Y la Inteligencia Artificial a bordo de la aeronave podría tomar el control si el piloto experimenta una pérdida de consciencia inducida por altas fuerzas G.
E incluso podría haber quizá en el futuro algunos aviones de carga con las primeras certificaciones para uso de IA en sus sistemas de navegación y tripulados por un solo piloto, porque es en los reactores sin pasajeros donde quizá podrían realizarse SPO (Single Pilot Operations) con un solo piloto.
Pero un reactor con cientos de pasajeros a bordo a velocidades de crucero entre 800 y 900 km/h con solo un piloto sería algo muy peligroso, y no digamos ya sin piloto alguno.
Es algo que entrañaría muchísimos riesgos, tal y como han explicado hasta la saciedad por todo el mundo muchos pilotos de aviación con gran experiencia y conocimiento, que son los que más saben de seguridad a bordo de aeronaves, ya que durante toda su trayectoria profesional, su máxima prioridad, lo más importante de todo, siempre fue la seguridad de los pasajeros, por lo que es totalmente necesario mantener dos pilotos en cabina en vuelos con pasajeros.
Así pues, la mejor opción para conseguir la máxima seguridad posible en vuelos de reactores con pasajeros, tal y como han explicado muchos pilotos y controladores aéreos,
es conseguir la más eficaz simbiosis posible entre la Inteligencia Artificial y dos pilotos en cabina.
Lo cual se traduce en que cada vez harán falta más pilotos muy cualificados que tendrán no sólo que ponerse al día en IA sino reciclarse constantemente para aprender nuevas tecnologías digitales cada vez más sofisticadas.
Tampoco hay que olvidar que la Inteligencia Artificial con su deep learning podría ser aplicada a la aerodinámica con simulación de flujo de aviones a reacción de pasajeros para conseguir impresionante avances como pilar fundamental de los vuelos con éxito y cada vez con superior nivel de perfección, además de ser un ulterior factor clave para reducir las emisiones de CO2 y conseguir la máxima eficiencia viable de aeronave,
especialmente con la CFD ( Dinámica de Flujo Computacional ), modalidad digital de análisis aerodinámico que permite a los ingenieros obtener un conocimiento más detallado del campo de flujo alrededor de o a través de una aeronave, junto con una amplia variedad de otros análisis.
Y el uso de estas avanzadísimas tecnologías aerodinámicas en simbiosis con la IA hará posible reducir aún más el consumo de combustible, que de por sí las empresas de aviación han conseguido disminuir aproximadamente un 50% durante los últmos años.
A ello hay que añadir el creciente boom de aviones eléctricos e híbridos para transporte de viajeros,
que ya son una realidad (hasta el punto de que empresas como Volkswagen y Hyundai están ya desarrollando prototipos) y con los cuales la aviación regional será la primera beneficiada muy pronto, incluyendo la difusión de aeronaves eléctricas eVTOL ( Electric Vertical Take-Off and Landing) de despegue y aterrizaje vertical, que funcionarán como taxis eléctricos urbanos y serán mucho mucho más seguros, económicos y silenciosos que los helicópteros, además de que ayudarán a descongestionar el tráfico de las ciudades y podrán ser utlizads también para transporte muy rápido de mercancías y evacuación de personas en contextos de emergencia.
Por otra parte, las empresas más importantes del sector aeronáutico están apostando también muy fuertemente por los nuevos y revolucionarios aviones de pasajeros impulsados por hidrógeno, que se incorporarán masivamente a medio plazo a la aviación comercial, tanto de pasajeros como de carga, y que hará que se precisen todavía más pilotos en cabina con un muy alto nivel de cualificación.
En este sentido, Airbus está trabajando en el desarrollo de tres prototipos de aviones propulsados por hidrógeno líquido como fuente de energía primaria: un reactor, un turbohélice
y un reactor de perfil futurista con dos motores híbridos turbofan denominado «cuerpo de ala mixta» en el que las alas se fusionan con el cuerpo principal de la aeronave.
Todos ellos con una tecnología avanzadísima, capaces de transportar desde 120 hasta 200 pasajeros, con una autonomía de vuelo de aproximadamente 3.700 km y que serán pioneros en 2035 en vuelos con grandes cantidades de pasajeros y sin emisiones, la cualidad más importante que caracteriza a esta fuente de energía muy limpia, que constituye una alternativa 100% sostenible.
Estas tres aeronaves propulsadas por hidrógeno líquido (un mundo apasionante en sí mismo) suponen un reto de primerísimo nivel a la hora de configurar la posición en la que tendrán que colocarse los depósitos criógenos que alberguen el hidrógeno y que precisará la habilitación de espacios específicos para ello, tal y como desveló Susana Carballo Cuesta, Ingeniera Aeronáutica de Airbus (Vicepresidenta de Ingeniería de Fuselajes, experta de talla internacional en ingeniería de desarrollo del avión cisterna polivalente de transporte y reabastecimiento en vuelo Airbus A330 MRTT a partir del avión comercial Airbus A330-200 y Vicepresidenta de la Red de Mujeres de Airbus) durante la reciente Entrega de Premios de Periodismo sobre Aviación, Aeronáutica y Espacio otorgados por Aviación Digital el pasado 9 de marzo en el Real Aeroclub de España en Cuatro Vientos (Madrid).
¡Excelente artículo sobre el impacto de la inteligencia artificial en la aviación! Es fascinante ver cómo esta tecnología está revolucionando el sector aéreo, mejorando la seguridad, eficiencia y experiencia de vuelo.