spot_img
14.6 C
Madrid
marzo, martes 19, 2024

A la caza del Dreamlifter

Ricardo Torija/Fotos Ricardo Torija

Nuestros monográficos

- Publicidad -spot_img

Madrid, SP.- El día que vi la primera foto de este impresionante y a la vez amorfo avión, me pregunté si algún dia podría hacer una foto suya… A finales de 2006 apenas estaba empezando con esto del spotting y el BLCF (Boeing 747 Large Cargo Freighter) hacía su primer vuelo. Este «curioso» avión fué creado inicialmente para el transporte de grandes partes del Boeing 787, aunque ahora, años después, se emplea también para transportar las de otros modelos de Boeing por los cielos.

Antes un poco de historia de este grandioso avión:

Actualmente Boeing cuenta con 4 «Dreamlifters». Su desarrollo y conversión fue realizada por la delegación de Boeing en Moscú y por la empresa Boeing Rocketdyne junto con una empresa española llamada Gamesa Aeronáutica, que se encargó de diseñar el sistema de apertura de la cola con esas enormes visagras.

El avión se modificó en Taiwan por la compañía Evergreen Aviation Technologies Corporation que es una empresa formada por el Grupo Evergreen, EVA Air y General Electric. De los 4 aviones dos procedían de China Airlines, uno de Air China y el otro de Malaysia Airlines.

El primer Dreamlifter realizó su primer vuelo de pruebas el 9 de septiembre de 2006, en el aeropuerto de Taiwán Taoyuan. El 16 de ese mismo mes y año llegó a Seattle, donde terminó el programa de pruebas. Actualmente esos aviones pertenecen a Boeing y son operados por Atlas Air.

Acercándonos a la pieza codiciada…

A primeros de marzo de 2015, tuve la primera oportunidad de cazar al Dreamlifter en un viaje, junto a un buen amigo, en la Costa Oeste de los EEUU, que hizo que termináramos visitando las instalaciones de Boeing en Everett (Seattle). Digamos que me pilló un poco de pardillo, y tampoco estaba tan «obsesionado» entonces con este avión, por lo que me pude conformar de momento, con verlo a lo lejos. Tampoco pude fotografiarlo. Pero me fuí bastante contento por haberlo visto aunque fuera de lejos…, de forma fugaz.

Al día siguiente recuerdo, estar en Edmons, fotografiando trenes, y ver a lo lejos despegar el Dreamlifter de Everett. Sólo pude resignarme a verlos desaparecer a lo lejos transformándose en un puntito diminuto alejándose en el cielo…

Durante el 2016 aunque volví a visitar EEUU 2 veces, de nuevo no tocó estar cerca de los aeropuertos donde opera el Dreamlifter, que son Everett y Charleston. Pero ya oía un «tic-toc» que me recordaba el «clic-clac» del disparador, que me recordaba que tenía una cuenta pendiente con este regordete aéreo.

A mediados de marzo de 2017, volví a Seattle, esta vez por motivos diferentes, relacionados con la una cobertura mediático- aeronáutica y Boeing, visité de nuevo la factoría por dentro, y el Centro de Entregas. Desde su balcón podía observar el Dreamlifter ahí delante, en el mismo sitio que en 2015, donde fue imposible de fotografiar, y pensé que si veía uno me ahorraría tanto quebradero de cabeza. Enchufé de nuevo FlighRadar por si acaso había alguno de camino…, pero nada, otra vez quedaría para el recuerdo.

Recuerdo el 12 de enero de 2017 como si fuera ayer, me encontraba trabajando en turno de tarde, y en un rato libre conecto el FlightRadar con el móvil y observo ese Dreamlifter pasando sobre la Península ibérica, de Este a Oeste, a 33000 pies.  Es ese precisamente el momento en que empiezas a darle vueltas a la cabeza, y rondar las ideas descabelladas de una nueva «cacería aérea».

Poniéndolo en la diana…

Yo ya sabía con anterioridad que el Dreamlifter venía a Europa a por secciones del Boeing 787 regularmente. Pero, jamás, se me había ocurrido ir por él en lugar de esperar que la casualidad me lo trajera. Y comienzo a investigar y preparar un viaje que jamás he planificado con tanto tiempo y mimo…

Lo primero de todo era saber exactamente a qué aeropuerto va este avión. Yo sabía que volaba a Italia, pero no tenía bien ubicado su aeropuerto de operaciones con precisión. Esa misma tarde, recuerdo, me puse a investigar. El aeropuerto afortunado era Taranto-Grottaglie, situado al Sur de Italia, en la región de Apuliaz.

En un lateral de este aeropuerto se encuentran las instalaciones de Alenia Aeronautica, donde se fabrica la sección del Boeing 787 que se lleva el Dreamlifter hasta Charleston para su ensamblaje final. Pese a su situación en el mapa, lejos de todo, y cerca de nada, no me eché atrás, y continué con la idea de fotografiarlo allí.

Lo segundo era el estudio exhaustivo del avión en cuestión en su ruta Charleston / Taranto-Grottaglie / Charleston. Esto era sin duda alguna lo mas complicado, había que mirar todos los días apuntar las horas de llegada y salida y sobretodo observar por que pista aterriza y despega con más frecuencia. Con este estudio determinaría los días que opera este avión, y así poder calcular cuando ir allí sin tener que estar esperándole varios días.

Según pasaban los meses de febrero, marzo, abril…mayo, me iba desanimando. Las conclusiones claras que pude sacar del estudio de la ruta era que podía venir cualquier día de la semana a cualquier hora. Eso sí, la frecuencia habitual era de 2 vuelos por semana, por lo general escalonados cada 3 o 4 días, exceptuando en una ocasión a finales de enero, en que estuvo 10 días sin operar, y luego fueron 2 aviones en domingo.

Tambien la hora variaba, el vuelo de llegada durante la temporada de Invierno era a primera hora de la mañana, y salía pasado mediodía, en horario de Verano llegaba a mediodía, y se iba a mediatarde. Esa cadencia se cumplió en el 98% de las veces.

También estudié bien sus aproximaciones y despegues. El 99% de las veces utilizó para aterrizar la pista 35, y para despegar la 17, por lo que entendí que es la configuración habitual de este aeropuerto. La llegada desde el Sur, y la salida hacia el Sur. En llegada siempre pasó sobre el campo a unos 4500ft de Noreste a Sur, y viraje izquierda para la 35. Para salidas rumbo de pista y viraje a la izquierda, para pasar por encima del campo dirección Norte.

Tenía todavía dudas, sobretodo de los dias que operaría la semana que decidiera ir, y eso es lo que me fue retrasando más y más. Con todo esto me estaba metiendo en mayo y no lo tenía muy claro… Sabía que me la tendría que jugar, pero tal vez fallara, con 2 días libres era difícil que coincidiera, mas con la paliza de llegar allí desde Madrid y volver, claro está, prácticamente en el día.

Un buen dia, hablando con un buen amigo que se dedica a la aviación, le comenté mi locura, esa que tantas horas de estudio me había robado, y dio un gran empujón a mi investigación diciéndome que conoce a alguien que podría conseguir decirme las fechas prevista de operación durante el mes de junio, lo que me dio un alivio tremendo. Ahora si empezaba la cuenta atrás. Al día siguiente tenía en mi correo electrónico los horarios del Dreamlifter durante la segunda quincena de junio, que es la que le pedí, ya que yo tenía vacaciones. ¡Ojo!, siempre con cautela, es un carguero, y los retrasos que pudiera acumular podrían ser importantes.

Llegó el momento de estudiar el terreno, posición del sol con respecto a las horas de llagada y salida, y sobretodo, puntos de spotting. No conseguí encontrar nada por internet, y con 2 o 3 personas que me puse en contacto nada… nunca hubo respuesta. Así que tirando de Google Map pude encontrar varios puntos interesantes para la llegada que memoricé. Caminos y carreteras de circunvalación. Distancias, etc… . Ya lo tenía más o menos claro, solo tocaba esperar el dia «D».

Durante la segunda quincena de junio se celebraba también en París el 52 Salón Intenational de L’aérinautique et de L’espace, exactamente entre el 19 y 25 de junio, como puntualmente sucede desde hace años que asisto. Este año tampoco me lo quería perder, así que cuadré las fechas del Dreamlifer para ir un par de días a la Feria, y a continuación, a Italia. La fecha elegida era el 21 de junio, el día más largo del año, y la previsión meteorológica excelente.

El martes 20 de junio, después de asistir a la feria fui al Charles de Gaulle a coger un avión que me llevara a Roma, allí había quedado con mi amigo Rafa, que venía desde Barcelona  y que no dudó en unirse a mí en esta aventura. Eran ya pasadas las 20:00 así que decidimos ponernos rumbo al Sur. La hora estimada de llegada del Dreamlifter según previsto en el email era sobre las 12:00LT por lo que decidimos pernoctar por el camino.

¡El gran día!

Pese al cansancio, me desperté en varias ocasiones hasta que cerca de las 3 de la madrugada vi que acababa de despegar de Charleston nuestro Dreamlifter. Ahora sí que sí, ya estaba más cerca de cumplir ese capricho, el final de la cuenta atrás se aproximaba. Todavía nos faltaban algo más de 3 horas para llegar al aeropuerto de Taranto-Grottaglie.

Antes de las 7 de la mañana nos pusimos en pie y continuamos conduciendo hacia el Sur. Queríamos llegar con tiempo para reconocer in situ los sitios que vi en el mapa, y los accesos a los caminos. Dejamos atrás el Vesubio a nuestra derecha y posteriormente Bari a nuestra izquierda. Comenzamos a ver carteles anunciando Taranto 80 kms. A unos 20 kms. salimos de la autopista a una comarcal de aúpa, atravesando pueblos a una velocidad muy lenta. ¡Menos mal! que íbamos con tiempo. Al llegar a la circunvalación de Taranto ya vimos anunciado en los carteles Gottaglie, y a unos 10 kilómetros ya estábamos en el primer sitio marcado del mapa.

Al llegar abrimos FlightRadar y vemos que el Dreamlifter viene a la altura de Roma, le falta algo menos de 1 hora, y da tiempo a reconocer un poco un poco el terreno. Vamos a 1 foto justo antes de la toma, calculamos la distancia por el piano de la pista y más o menos nos hacemos una idea de por donde nos va a pasar.

Pero al reconocer el terreno algo me dice que podemos intentar ir a 2 fotos sin tampoco jugarnos la vida, solo hay que dejar el coche posicionado y por intentarlo que no quede. La espera se hace larga hasta que Rafa lo ve aproximándose hacia la vertical del aeropuerto, ahí estaba con la elegancia y la pose que sólo tiene un Jumbo… La Reina de los Cielos pasaba por encima nuestra dirección Sur en su maniobra de alejamiento para posteriormente virar 180º y ponerse en rumbo 350º alineado con la pista. Vistazo al cielo, ni una sola nube, cinco minutos eternos hasta que aparece sobre unos árboles que nos tapaban la visión, click, click, click, silencio abrumador que sólo es interrumpido por el rugido de sus 4 P&W4056 y nuestros obturadores.

Por fin le tenía, no en las mejores condiciones ya que el sol estaba bastante cenital y a punto de cambiar de lado, sin duda era una «hora bruja». Pero no había tiempo para contemplaciones, en lo que el avión frenaba, hacia backtrack y volvía hacia el centro de la pista, nos tenía que dar tiempo a pasar al otro lado del umbral, meternos por un camino estrecho y avanzar hacia la valla perimetral. Y aunque parezca mentira y por los pelos conseguimos llegar.

Cambio rápido de lente y era fotografiado mientras salía de la pista y entraba a las instalaciones de Alenia, con el sol algo mejor de ángulo pero igualmente oscureciendo un poco la parte baja del BLCF.

Era momento de estacionar bien el coche a la sombra y ver lo que había salido, en cuanto a los sitios podría decir que eran muy buenos, en cambio la luz de esa hora afeó bastante las fotos. Pero a mí me valían de sobra, y a Rafa también. Con esto me habría venido a Madrid tan a gusto, pero ya que estamos allí había que quedarse al despegue. Esperamos durante más de 1 hora por si lo abrían para cargarlo, y así verlo, pero aquello se vació de personal y a nosotros nos entró hambre, nos imaginamos que lo cargarían justo antes de partir por lo que nos fuimos a comer a Taranto…

Poco pudimos ver de aquella ciudad, tengo el recuerdo de estar rodeada de fábricas de siderometalurgia, algún astillero y muchas grúas de descarga de barcos. Tiene un puente levadizo y pudimos disfrutar un poco de unas maniobras entre una fragata y un helicóptero próximos a la costa. Buscamos un sitio donde comer una buena pizza. Con el estómago lleno volvimos al aeropuerto de Taranto, justo al mismo sitio donde habíamos estado observando al avión estacionado, con la mala suerte de que ya lo habían cargado y cerrado así que no pudimos verlo con la cola abierta. Sabíamos por el e-mail que la hora prevista de salida serían las 18:00 horas Y como faltaban más de dos horas Rafa me dijo de acercarnos a la terminal civil del aeropuerto para verla.

El aeropuerto de Taranto-Grottaglie no dispone de ningún vuelo regular Por lo que dicha terminal estaba completamente vacía, pudimos observar un Falcon 7 en la rampa civil pero imposible de fotografiar. Allí estuvimos hablando con un encargado del aeropuerto, le comentamos nuestra aventura y nos confirmó las 18:00 como la hora de salida del BLCF. Volvimos a los alrededores de Alenia y ya había llegado la tripulación al avión, eran como las 17:15 y prácticamente a las 17:30 el avión y la tripulación estaban listos para su partida.

No podía ser todo tan bonito. Algunas nubes rondando por la zona, de hecho nos costó un buen rato sacar una foto de la fachada de la terminal con sol. Según la aplicación de METEO daba todo el día despejado excepto de 16:00 a 18:00 con un porcentaje del 10% de nubes. Esas típicas nubes que no avanzan hacia ningún sitio, que están dando vueltas sobre sí mismas y hacen sombra durante más de 20 minutos seguidos. Parecía que se movían al son del sol, parecía que aposta nos amargaban la sesión, pero a tan solo 10 minutos de las 18:00 las nubes «juguetonas» empezaron a desaparecer, a disiparse, y lo que parecía un fracaso convertiría en una victoria.

El plan para el despegue era similar al de la llegada, queríamos intentar fotografiarlo al menos en dos sitios diferentes. Uno era en la misma plataforma cuando hiciera el giro de 90° a la derecha donde le daría muy bien el sol, y el otro sería en la rotación. Una vez disipadas las nubes mi gran preocupación era donde colocarnos para el punto de despegue.

Los despegues, a diferencia de los aterrizajes, son más variables ya que dependen de muchos factores para calcular la altura de la rotación. En cambio con los aterrizajes esto no pasa porque todos pasan más o menos a la misma altura por el mismo punto. Estuvimos barajando varios sitios donde creímos que sería buena posición para colocarse pero no dejas de tener siempre la duda de si será suficiente o no.

Las 18:00. Rafa y yo nos encontramos esperando en el coche a que pusiera en marcha pero se retrasó su salida como unos 10 minutos, el sol lo teníamos asegurado. Beacon ON, de nuevo recorren los nervios todo mi cuerpo. El avión necesita ayuda externa para poder poner en marcha los motores, debe de tener el APU fuera de servicio, nos dirigimos con el coche a la esquina Oeste de la factoría donde tenemos un buen ángulo para poder fotografiar el Dreamlifter sin problemas. Los cuatro motores están arrancados pero parece que se piensan mucho echar a rodar hasta que por fin escuchamos como se van revolucionando, momento en el que giran a derecha y el avión queda perfectamente alineado con el sol donde aprovechamos para tirarle una buena ristra de fotos ya que su rodaje lento lo permitió. Cuando el avión volvió a girar a la izquierda nosotros nos subimos al coche para ir tranquilamente al sitio que habíamos elegido para la salida. Hubo un momento en el que el Dreamlifter y nosotros rodábamos en paralelo, ¡era espectacular!. El avión giró en la pista rumbo a la cabecera de la 17 y nosotros nos dirigimos a una especie de muro que hay elevado hacia el final de la pista. La suerte estaba echada y ahí ya nos teníamos que quedar sí o sí,saliera como saliera.

Comenzaron a rugir los motores y allí estamos nosotros. Tenía un mal presagio y es que con todo el rato que llevaba en carrera debería haber rotado ya, hasta que al final podemos diferenciar su deriva bastante próxima a nosotros y todavía con el avión en tierra, justamente en ese momento el avión rotó delante nuestra, pudimos sacarle el cromo perfecto pero para mi gusto hubiera quedado mejor si nos hubiéramos colocado 100 m más adelante. A los tres minutos pasó por encima nuestra a baja altura después de haber realizado el giro de 180º y puesto rumbo norte.

Para finalizar esta aventura todavía nos quedaba volver a Roma. 5 horas de conducción que las hizo Rafa casi del tirón. Yo estaba muy cansado, pero a la vez contento por la «hazaña». Tras un tropezón con el GPS, terminamos en una carretera que parecía que no tenía fin. Llena de domingueros y obras… Pasada la medianoche llegamos a nuestro hotel cerca del aeropuerto, y al día siguiente nos volvimos a España, con la misión cumplida en nuestras tarjetas de memoria.

Cerré los ojos pensando que la pieza estaba en mi tarjeta… ¡Misión cumplida!

- Publicidad -spot_img

Más artículos

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Todos los canales

Últimos artículos