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abril, sábado 27, 2024

¡Ya se les podría haber ocurrido antes!

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Después de que el pasado 28 de febrero se hiciese público que Manuel Pimentel había entregado el laudo que ponía fin al conflicto entre Aena y los controladores aéreos, uno piensa: tras más de seis años de negociaciones, tres reales decretos aprobados en el último año regulando las condiciones laborales de los controladores, una huelga salvaje de los mismos, el cierre del espacio aéreo de España por más de 20 horas, la declaración del estado de alarma por primera vez en nuestra democracia, la militarización temporal de las torres de control? !ya se les podía haber ocurrido antes! (Jesús Gimeno/EL ECONOMISTA)

No antes, sino después, parece que patronal y sindicatos han tomado conciencia de que situaciones como la del convenio colectivo de los controladores de Aena, el cual se lleva negociando desde diciembre del año 2004, no se pueden alargar sine die y, de acuerdo con las informaciones publicadas en los medios en los últimos días, se han propuesto pactar una reforma que limite la ultractividad normativa de los convenios colectivos.

¿Qué es la ultractividad?

Para situarnos, la ultractividad de los convenios colectivos es la forma de denominar el efecto legal del artículo 86.3 del Estatuto de los Trabajadores, que establece que, finalizada la vigencia de un convenio colectivo, salvo que el propio convenio no disponga otra cosa, su contenido normativo se mantiene en vigor hasta que patronal y parte obrera negocien y acuerden un nuevo convenio colectivo.

La ultractividad se reguló con una clara finalidad garantista: de un lado, para evitar tensiones y conflictividad a la hora de negociar un nuevo convenio colectivo y, de otro, evitar vacíos normativos, es decir, que los trabajadores se encuentren sin un marco laboral que les ampare durante la negociación. No obstante, una situación que debería ser excepcional y transitoria, se ha convertido en un mal endémico de la negociación colectiva, ya que en no pocos casos la negociación de los convenios se alarga más allá de lo razonable.

El ejemplo más claro y notorio lo encontramos en el caso del convenio colectivo de los controladores de Aena, que ha estado más años en situación de ultractividad que vigente. Pero el caso de Aena no es el único. Una de las razones de la ultractividad se haya generalizado a todos los ámbitos y a todos los sectores es que ni patronal ni parte obrera inician las negociaciones de un nuevo convenio colectivo hasta que el convenio colectivo en vigor ha finalizado su vigencia.

Es decir, el fin de vigencia de un convenio colectivo no marca el inicio del siguiente, sino el inicio de las negociaciones. La razón de esta conducta es la intención de las partes negociadoras de no perturbar la paz social que impera durante la vigencia de los convenios colectivos. Asimismo, la ultractividad contribuye a la rigidez de los convenios colectivos.

Esto es debido a que las negociaciones parten de un status quo de forma que las partes negociadoras – normalmente la parte obrera – saben que en el peor de los casos las cosas seguirán como estaban. No en vano, la ultractividad se ha definido como una de las líneas rojas que los sindicatos no iban a traspasar en las negociaciones con la patronal.

No obstante, según la información aparecida en los medios recientemente, tanto sindicatos como patronal están avanzando hacia un punto de encuentro. Parece que los sindicatos están dispuestos a cruzar esa línea roja y fijar ciertos límites a la ultractividad. Se ha comentado incluso que los sindicatos se han decidido a moderar su postura para evitar casos como el de los controladores de Aena, es decir, que el Gobierno se decida a solucionar los problemas originados por la ultractividad a base de dictar decretos.

En mi opinión, parece dudoso que esa haya sido la causa que haya llevado a los sindicatos a negociar, dado que existe una diferencia fundamental entre Aena y el resto de empresas u organizaciones de empresarios: la patronal no cuenta el poder del BOE a la hora de negociar, a diferencia de lo que ocurre con el Ministerio de Fomento. Quiero pensar que los sindicatos han entendido que no es razonable continuar defendiendo determinadas tesis que se están quedando obsoletas en el panorama económico actual.

Respuesta de sindicatos y patronal

Por su parte, la patronal estaría dispuesta a desistir de su pretensión de eliminar la ultractividad, lo que es una posición muy lógica, si tenemos en cuenta que la eliminación de toda ultractividad supondría una elevada conflictividad a la que se enfrentarían las empresas si cada 4 o 5 años tuviesen que negociar un nuevo convenio colectivo pariendo de cero.

Las soluciones de consenso que se están barajando son múltiples. Por una parte, se contempla la posibilidad de establecer la obligación de iniciar las negociaciones con una antelación razonable – por ejemplo, de un año – al fin de la vigencia de un convenio colectivo, sin que se pueda alterar la paz social. De esta manera se evitaría postergar el inicio de las negociaciones a la finalización del convenio colectivo. Por otra parte, se contemplan una serie de medidas encaminadas a evitar el bloqueo de las negociaciones más allá de un periodo prudencial y razonable – se habla de nueve o doce meses – de ultractividad. Aquí se encuadrarían soluciones tales como la mediación y la que a mi juicio es la más interesante, la solución "Pimentel", es decir, acordar que sea un árbitro el ponga fin a las negociaciones, que habrían fracasado, y fije el contenido de un nuevo convenio colectivo.

El sometimiento de ciertos conflictos entre empresa y trabajadores a mediación o arbitraje ha sido una de las novedades introducidas por la reciente reforma laboral, por lo que es razonable entender que el gobierno vería con buenos ojos esta nueva medida. Supondría un cambio muy importante en el desarrollo de las negociaciones colectivas y sería una solución positiva para patronal y sindicatos.

Contribuiría a que la negociación colectiva fuese más fluida y sensible a los cambios económicos y necesidades coyunturales de las empresas, que es en definitiva lo que requiere la situación actual. Tal vez así, llegado el mes de diciembre del año 2013, momento en el que finaliza el ámbito temporal del nuevo convenio colectivo de los controladores de Aena, nos evitemos una nueva huelga salvaje, el cierre del espacio aéreo, la declaración del estado de alarma por segunda vez en nuestra democracia, la militarización de las torres de control?

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