En Iberia se preparan para lo peor. La dirección de la compañía se teme que el sindicato de pilotos Sepla prorrogue su huelga al mes de enero y comience una serie de paros periódicos al estilo de las movilizaciones que llevan realizando los comandantes de Air Europa desde el pasado mes de septiembre. (M.A.Gavira/EL ECONOMISTA)
Según explican fuentes solventes de la compañía cercanas a la negociación, los paros de los próximos 18 y 29 de diciembre "son sólo el principio de una huelga salvaje que podría afectar a la rentabilidad de la compañía aérea socia de British Airways en IAG".
A diferencia de la huelga que protagoniza la aerolínea del grupo Globalia -que en estos días de movilización opera del orden del 85 al 90 por ciento de los vuelos-, un paro de estas características en Iberia golpea mucho más su cuenta de resultados, ya que uno de cada tres vuelos no despegan y, lo que es peor, más del 10 por ciento de sus rutas a Latinoamérica se cancelarían en esos días. En el caso de Air Europa el conflicto no afecta a las rutas trasatlánticas.
Desde la dirección de Aena Barajas también se están preparando ante la posible ampliación de las movilizaciones en enero para que su impacto en el día a día del aeropuerto y de la T-4 sea el menor posible, aseguran fuentes del operador público de las infraestructuras aeroportuarias. De momento, el pasado miércoles se reunieron con un equipo de Iberia para activar el plan de choque del próximo domingo, que intentará por todos los medios agilizar las operaciones para evitar nuevos inconvenientes a los pasajeros. Una de las decisiones que se han tomado es intentar que todos los vuelos tengan pasarela telescópica (finger) para acortar los tiempos de operación.
Cumplir los servicios mínimos
El próximo 18 de diciembre Iberia vigilará muy de cerca el cumplimiento de los servicios mínimos marcados por el Ministerio de Fomento y "no dudará en expedientar a cualquier piloto que dificulte la operativa sin causas justificadas", añaden desde la compañía.
De manera paralela se están agotando los intentos de diálogo para evitar la huelga, aunque en Iberia se insiste en que el daño ya está hecho. Y no sólo por la caída de reservas (que ha llegado a suponer la venta de 12.000 billetes menos al día), sino porque aunque hoy viernes se produjera un hipotético acuerdo de desconvocatoria de la huelga ya no habría tiempo a llenar y volver a programar los 91 aviones que no operarán el domingo.
Aún así, anteayer miércoles y ayer jueves se reunió el Comité de Huelga para intentar limar asperezas. Una misión imposible si se tiene en cuenta que el lenguaje que habla la compañía y los pilotos es totalmente diferente. La empresa asegura que sólo discutirá sobre la negociación del convenio colectivo y que la creación de Iberia Express no es cuestionable. Por su parte, la principal queja del Sepla es precisamente la puesta en marcha de la nueva low cost que dependerá 100 por cien de la matriz.
Ayer, en un comunicado oficial, el sindicato señalaba que la dirección de la compañía "se ha negado a negociar los motivos de la convocatoria de la huelga". El Sepla propone negociar todos los días, también hoy viernes y el fin de semana, algo que, según el sindicato, Iberia ha rechazado de pleno.
Paralelamente, el Sepla mandó el pasado 13 de diciembre una circular a sus afiliados en la que les convocaba a una asamblea informativa que se celebrará hoy por la mañana en el Hotel Barajas. En el duro escrito, al que ha tenido acceso elEconomista, se hace referencia a que el colectivo tiene que estar preparado "para un conflicto largo que sólo acabará, pase lo que pase entre medias, cuando se respete nuestro Convenio".
Cuando Justo Peral, jefe sindical de Sepla Iberia, anuncio las fechas de huelga, fue preguntado por si la huelga se iba a ampliar y contestó que no se descartaba ninguna posibilidad, aunque recalcó que el Sepla "nunca se ha planteado realizar una huelga salvaje". Un portavoz oficial de Sepla coincide con Peral. De hecho, los días elegidos para las dos primeras movilizaciones no son claves en el calendario navideño.
Fuentes oficiales de Iberia consultadas por la posible ampliación de las movilizaciones no hicieron comentarios al respecto, aunque añaden que "en cualquier caso, no podemos fallar a los clientes". A día de ayer, la compañía aérea ya había conseguido acoplar en vuelos alternativos al 80 por ciento de los pasajeros afectados por la huelga. La aerolínea ha preferido perder dinero a mermar la calidad del servicio. Un ejemplo claro de esta política es la decisión de llevar un avión A340 vacío a México (ya que el vuelo de ida no se considera servicio mínimo) para que el 19 de diciembre, el día siguiente a la huelga, traiga sin problemas a pasajeros de regreso a España.
De momento, Iberia no ha querido entrar al juego de los pilotos pese a la convocatoria de huelga, pero desde la aerolínea se asegura que si se acaba poniendo en marcha una movilización salvaje en enero podrían plantearse denunciarla por su dudosa legalidad.
Entre los paros del 18 de diciembre y los del 29 de diciembre, el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy se pondrá en marcha y se conocerá el nuevo Ministro de Fomento. Todo parece indicar que de alguna manera alguien de su equipo se pondrá en contacto con los pilotos y la dirección para intentar evitar por todos los medios que las movilizaciones continúen.
La última huelga de pilotos de Iberia, se produjo en julio de 2006. Tras la primera jornada de paros, la dirección de la compañía y el Sepla, del que era responsable Bernardo Obrador, llegaron a un acuerdo que escenificaron con un apretón de manos en Fomento antes la titular en aquella época: Magdalena Álvarez. ¿Se repetería la imagen?
