Aviaciondigital, Sp.-Un día tal como hoy, pero 61 años atrás, el cosmonauta Yuri Gagarin, una de las figuras más emblemáticas rusas, era el primer ser humano en ponerse en órbita alrededor de la Tierra a bordo de la nave Vostok 1 –lanzada por la Unión Soviética-, y que le convertiría en el protagonista del precedente astronómico más importante de su época.
Fue el cosmódromo de Baikanur, el que le vio despegar en la Vostok al grito de “¡Vamos!” mientras una sensación de bienestar iba acaparando su espíritu, el espíritu de una persona con coraje y arrojo, que sin embargo se definía como un hombre sencillo, de campo, pero sobre todo, sin complejos ni miedos. En 1960 justo un año antes de su lanzamiento, era elegido –entre cerca de 3.500 aspirantes-, como primer cosmonauta del programa espacial soviético.
La primera órbita terrestre recorrida por Gagarin duró 108 minutos. Con la voz llena de entusiasmo, el cosmonauta dejaría para la historia una de sus más profundas reflexiones y que resultan hoy en día «paradójicas«: “Pobladores del mundo, salvaguardemos esta belleza, no la destruyamos”, fueron sus palabras al ser testigo de la increíble visión del planeta, desde una dimensión inimaginable donde observó el arco iris, la noche, las estrellas, y de nuevo el amanecer de regreso a su patria.
La transcendencia de este hecho a nivel científico y tecnológico fue desorbitada, ya que fue pionero de otros muchos que llegarían años después. Además, la nave Vostok 1, en la que orbitó Gagarin, era un cohete espacial perteneciente al Programa espacial soviético Vostok. No era realmente la primera en orbitar, ya que antes se habían realizado dos vuelos no tripulados (Sputnik) que usaron también esta nave.
Gagarin murió con apenas 34 años, y su muerte sigue siendo un universo de especulaciones. Realizaba un vuelo rutinario, y el caza Mig de entrenamiento en el que volaba, se estrellaba cerca de Moscú, haciendo mortal al hombre que había visto por primera vez la tierra desde el espacio.
“La tierra es azul… El Sol parece aquí infinitamente más brillante. El contraste del azul de la Tierra con la oscuridad del cosmos es maravilloso”. Escuchar las famosas frases de Yuri Gagarin, no hacen más que incrementar su prestigio y reconocimiento del que ha de ser referente de jóvenes talentos con profesiones relacionadas con el espacio.
Hoy en día, si tuviéramos que ensalzar un héroe en la notoria Rusia, sería sin duda Yuri Gagarin, ya que la mayoría de figuras relevantes de la historia de este país, lamentablemente recuerdan episodios trágicos y fatales, y por los que alguno en la actualidad, pasará a la historia con una connotación de desprecio absoluto.
Pero a diferencia de éstos, el ruso Yuri Gagarin allá donde esté, podrá estar bien orgulloso de que su memoria siempre evocará un momento histórico feliz y acertado para su país, al ser el primer humano que tuvo la valentía y arrojo suficiente para orbitar alrededor de la tierra aquel 12 de abril de 1961.
La Primera Órbita, del director británico Christopher Riley muestra la trayectoria que realizó Gagarin desde la Estación Espacial Internacional.
Vostok 1 tenía forma esférica y estaba diseñado para llevar a una persona, pero no para aterrizar con ella adentro, así que Gagarin tuvo que ser expulsado cuando estaba por tocar la Tierra, a casi 7 kilómetros. Los rusos guardaron este secreto por un tiempo, debido al miedo de que no fuera considerada una misión exitosa si no aterrizaba con un hombre dentro.
César, me parece interesante lo que dices ¿Puedes ampliar?
Gracias
Pero a diferencia de sus homólogos de la NASA, el cosmonauta murió pocos años después, el 27 de marzo de 1968, cuando su caza se estrelló. Gagarin iba a ser el suplente de Vladimir Komarov, astronauta que voló en la Soyuz 1 y que murió debido a numerosos errores en la nave. Komarov salvó la Gagarin, en 1967, consciente de que su misión era tan peligrosa que podría acabar con su vida. Pero la fatalidad pudo con el cosmonauta unos meses más tarde.
El 15 de febrero de 1958 Korolyov llamó a Mijaíl Tijonrávov a su despacho y le encargó comenzar el diseño de una nave espacial tripulada. No cuesta demasiado imaginar la cara de emoción que debió poner Tijonrávov, un apasionado de los vuelos espaciales que había pasado media vida imaginando misiones fuera de la atmósfera terrestre. Como jefe de la división nº 9 de la oficina de Korolyov, ya en 1955 estudió diversas configuraciones para mandar un cosmonauta en misiones suborbitales usando cohetes R-2A, aunque el ingeniero jefe consideraba estos proyectos como una distracción y prefirió concentrarse en las misiones lanzadas mediante el gran misil R-7 Semyorka.