Madrid, E.Gavilán.- Así contestaba Emilio Marchesi, comandante de la compañía Swiftair, a un periódico balear ante la pregunta de si se encuentra triste o contento con su reciente jubilación, “….da un poco de pena terminar con esta etapa, pero como dijo un poeta, la vida es un renacer y morir entre dos eternidades. Así que se acaba una etapa pero comienza una nueva” contestaba Marchesi.
Marchesi, sin quererlo, se hizo muy popular entre los pasajeros en las conexiones interislas, aplicando lo que yo llamaría un «CRM 360º», en el que incluía a los pasajeros dándoles todo tipo de explicaciones y amenizándoles el vuelo. Todo el mundo sabía lo que iba a pasar durante el trayecto. Si esto no es CRM auténtico, que baje Nuestra Señora del Loreto y lo vea.
Coincidí con Marchesi en la compañía Swiftair allá por los años 90. Ya por aquel entonces era un tipo muy particular, gran profesional y muy culto, amante de la literatura y de la música.
De hecho fue el que me aficiono al Jazz, cuando me invitó a asistir a una sesión en el mítico Café Central, en la Plaza del Ángel de la capital del Reino, gesto que aprecié en ese momento, ya que intuía que formaba parte de su intimidad intelectual, y que la compartía conmigo.
Sus reflexiones sobre la vida y sobre temas trascendentes, siempre le dejaban a uno pensando en la habitación después de esas largas noches de la carga, y donde el entorno propiciaba la meditación (excepto en las noches duras cuando volábamos a Santiago y coincidía con la entrada de un frente…y a mano).
Emilio no solo tiene alma de Aviador (ya quedan pocos como él) sino también alma de marino. Era una delicia escuchar sus aventuras de cuando dió la vuelta por medio mundo en un pequeño velero, experiencia que seguro forjó gran parte de su personalidad. No estaría mal que narrara sus aventuras en un libro… ¡sería alucinante!
Podría seguir contando anécdotas, pero muchas de ellas forman parte de la intimidad y chocaría con su discreción, y la condifencialidad en cabina de tantos vuelos juntos. Su modestia se vería alterada.
Como bien dice el Comandante Marchesi, “la vida es un renacer y morir entre dos eternidades” a lo que habría que añadir y siendo amante de las citas como es él “La vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia adelante” (Sören Aabye Kierkegaard). ¡Abrazos compañero!