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Jugando con cartas marcadas

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Madrid, SP, 2 de mayo de 2015.- En el año 2006, Aena publicó la última convocatoria para la selección de controladores aéreos de la que se tiene noticia. El pasado domingo su sucesora, Enaire, daba difusión a través de su página web a la primera convocatoria de lo que podríamos denominar la «Nueva Ola de la gestión de la Navegación Aérea en España«.

Desde entonces hasta hoy han pasado 9 años, durante los cuales hemos visto cosas malas y cosas aún peores. Como cuando en 2010 el gobierno español, en contubernio con Aena, en vez de convocar elecciones anticipadas utilizó de comodín a los controladores aéreos para intentar ganar otra vez por la mano a la oposición política, a la que no tuvo reparo en acusar de haber actuado en connivencia con «los sediciosos» y en responsabilizar de un cierre del espacio aéreo y de un estado de alarma que sólo podían beneficiar a un decadente partido y a un gobierno con el agua al cuello. A nadie más.

O como cuando tras sestear durante dos años sin preocuparse por formar a los profesionales en una norma europea de amplio calado operativo, y ya cercano el plazo otorgado por Bruselas para realizarlo antes de que finalizara 2014, los gestores de «La Nueva Ola» les amenazaron hasta con ser excomulgados si no realizaban un pésimo curso online cuyo único objetivo era no quedarse con el trasero al aire; lo de menos era la calidad de la formación, lo de más que constara que se había hecho dentro de plazo. Meses después, ya con la norma en vigor y tras diversas denuncias de los profesionales ante las autoridades aeronáuticas, ese curso tuvo que ser «refrescado» !en formato presencial!

O como cuando hace unas semanas decenas de controladores, a pesar haber sido exculpados en más de 20 ocasiones por la justicia, fueron sancionados con un mes de empleo y sueldo por los hechos de diciembre de 2010, pagando de ese modo un precio demasiado alto por una falta ya caducada que nunca fue cometida. ¿Quién dio la orden? ¿Con qué objetivo? ¿Se buscaba quizás que el colectivo, hastiado de tanto abuso de poder, reaccionara con una furibunda huelga preferiblemente ilegal?

O como exigir que se realice un curso online de «Gestión de estrés» para poder continuar ejerciendo la licencia de controlador, cuando en el examen médico anual (CIMA) ya evalúa un psicólogo esa capacidad. Aunque quizás de lo que se trate sea de preparar adecuadamente al controlador para encajar con una sonrisa y buen rollito la notificación de sanciones de empleo y sueldo justo en el momento de la firma al entrar de servicio, tal y como sucedió en los hechos relatados en el párrafo anterior.

Y, finalmente aunque hay más, mucho más, cuando hace también unas semanas, a 20 días de su jubilación, un jefe de sala fue destituido de forma fulminante por dar su opinión en público sobre los gestores de «La Nueva Ola».

Precedido y avalado por este glorioso currículum, no causa alarma sino pasmo el contenido de la convocatoria publicada el pasado domingo en la web de Enaire. Me explico.

Una de las cosas que primero llaman la atención, es el plazo de sólo un año del que disponen los concursantes para hacerse con una licencia europea de controlador que incorpore las 6 habilitaciones existentes en el control del tráfico aéreo, con sus 8 anotaciones de especialización (algo que en la etapa anterior sólo era posible con el doble de tiempo), que unido a casi otro año entre la selección y la habilitación local en la dependencia de control de destino, van a convertir a este primer proceso selectivo de «La Nueva Ola» en el más incoherente y tortuoso de la historia del control aéreo en España.

¿Por qué no se emplea el procedimiento que utilizaba Aena hasta 2006, según el cual seleccionaba primero y formaba después a sus controladores? Nada impide que, si no hay más remedio, una vez

contratados se les descuente de la nómina en cómodos plazos el coste de la formación; una fórmula con la que, al menos, se evitarían demasiadas hipotecas y carísimas decepciones, amén de conseguir alejar de algunos las sospechas de un probable, rápido y poco ético enriquecimiento.

Como no podía ser de otro modo en todo lo que tiene que ver con la gestión de «La Nueva Ola», no sólo la incoherencia sino también la contradicción está presente en la convocatoria, ya que a pesar de exigir a los candidatos contar con un Nivel 4 OACI de inglés certificado por un centro examinador reconocido por la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, AESA, se pretende realizar pruebas de inglés. ¿Es que no se fían de la certificación otorgada por los centros examinadores reconocidos?

Otra más consiste en la realización de pruebas psicotécnicas y una evaluación psicológica a personas a las que se les exige de antemano estar en posesión de una licencia comunitaria de controlador. ¿Si ya han demostrado en su momento su capacidad para ingresar en la profesión y AESA les ha expedido una licencia que se ajusta a las normas europeas, por qué se les obliga a pasar de nuevo esas pruebas? ¿Qué objeto tiene complicar tanto un proceso selectivo que el establecimiento de la licencia comunitaria de controlador de tránsito aéreo busca simplificar para facilitar la movilidad laboral de los profesionales?

Y una última con la que riza el rizo, consiste en que para deshacer posibles empates entre los candidatos se echa mano, en primer lugar, de la «puntuación» subjetiva obtenida en una entrevista. Y si aún así siguiera el empate, tirarían de la alcanzada en las pruebas objetivas. Sin comentarios.

Pero no todo iban a ser malas noticias, ya que afortunadamente en el proceso de selección no se ha considerado necesaria la inclusión de un exhaustivo reconocimiento médico in situ por parte del tribunal examinador, aceptándose en cambio y sin más trámite tener en vigor un certificado médico aeronáutico Clase 3 (CIMA) expedido por un centro autorizado por AESA. Sería paradójico que a estas alturas les asustara ver sangre…

Hasta ahora se suponía que AESA, como autoridad supervisora, al otorgar una licencia certificaba la idoneidad de esa persona para ser controlador aéreo. ¿A cuento de qué se plantean ahora pruebas de sobra superadas? ¿Es que Enaire no se fía del proceso de selección llevado a cabo por los proveedores de formación ab initio ATC, porque tiene la sospecha de que está más bien basado en la capacidad económica en vez de en la capacidad personal para ser controlador aéreo y sólo se fía de su propio proceso selectivo?

Si ese fuera el caso, lógico por otro lado, ¿por qué se hace pasar por ese tortuoso proceso a controladores que ya han demostrado durante varios años su capacidad profesional en dependencias de control de proveedores privados? ¿Quizás para dificultar su trasvase al proveedor público? ¿Va a hacer AESA algo al respecto?

En definitiva, que un profesional con su licencia comunitaria de controlador de tránsito aéreo y con una o más habilitaciones ejercidas durante varios años no tiene en realidad nada si puede ser limpiamente (es un decir) eliminado por alguien sin apenas experiencia. Esto hay que aclararlo.

En el plazo de siete días hemos visto como el proveedor privado Saerco anunciaba en su página web un amplio catálogo de cursos de control, que parece ajustarse al detalle a la convocatoria, como el proveedor público de servicios de tránsito aéreo anunciaba en la suya 45 plazas de controlador y también como Senasa, que lleva parada bastante tiempo, anunciaba en su web el reclutamiento de profesores-controladores para impartir próximos cursos. Casualidades de la vida, supongo.

Publicado a principios de 2010 el decreto que acababa con el monopolio en la formación y en la provisión del servicio de control por parte del tándem Aena-Senasa, APCAE creó el blog «controladores aéreos para el futuro.org» con objeto de proporcionar a quienes llevaban esperando una convocatoria desde 2006 toda la información que fuera generándose sobre el asunto a fin de ayudarles a tomar la mejor decisión.

Inmediatamente quedó claro que no había nada claro, que todo apuntaba a la creación de chiringuitos nada fiables, que desde entonces han generado alguna que otra denuncia por estafa, y que el precio que se pedía para conseguir una licencia de alumno controlador, de varias decenas de miles de euros, no estaba en absoluto justificada.

A pesar de limitarnos a ofrecer la información de forma aséptica y transparente, no faltaron quienes acusaron a APCAE de manipular la información que ofrecíamos con la supuesta intención de desanimar a los interesados porque, de ese modo, los controladores profesionales, que en aquella época manteníamos un pulso con el ministro de Fomento de entonces, nos beneficiaríamos de la falta de candidatos.

El tiempo nos ha dado la razón. La información que ofrecíamos en ese blog sigue ahí, como testigo perpetuo de una verdad inmutable y cinco años después tiene todavía plena vigencia.

La sospecha de que el juego de naipes está viciado porque quienes lo han organizado emplean una baraja con cartas marcadas, a juzgar por las condiciones tan peculiares de la convocatoria, es una idea recurrente estos días en foros, blogs y redes sociales. Esto es inadmisible en una empresa de titularidad pública que tiene tanta presencia en la sociedad, razón por la que debieran aclararse todas las dudas cuanto antes.

Hace ahora un año, publicábamos en este medio un artículo que, bajo el título «APCAE lo vio venir y avisó, APCAE lo ve venir y avisa», analizaba el estado de la cuestión, hacía varias predicciones, interpretaba una encuesta propia de 2010 dirigida a los interesados en hacerse controlador aéreo, y destacaba el contenido de un artículo de «El Confidencial» que llevaba por título: «Blanco se jacta de que formará 3000 nuevos controladores para tenerlos en el paro», que puede considerarse como germen de la penosa situación hoy aquí a examen.

Después de lo expuesto ¿qué aconseja APCAE?

Pues APCAE aconseja en 2015 lo mismo que aconsejaba en 2010:

1.- Que no se escuchen los cantos de sirena porque después de gastarse decenas de miles de euros hay bastantes más probabilidades de permanecer en las listas del paro, que de ingresar en la de empleados de Enaire. Es mejor aguardar a que se abra la posibilidad de que la entidad pública se decida por emplear el procedimiento seguido por Aena hasta 2006, o uno similar. Lo mismo reza para ingresar en las filas de los proveedores privados.

2.- Que con objeto de facilitar la transparencia del proceso de selección y velar por la dignidad de la profesión, se exija la participación en el mismo de las asociaciones de controladores aéreos, y

3.- Que un organismo independiente audite las condiciones de la convocatoria y vigile la transparencia durante el proceso selectivo. Aunque, visto lo visto, lo que procedería sería anular esa convocatoria ahora mismo.

Y concluyo como concluía aquél artículo de hace un año, convencido de que «aún estamos a tiempo de enmendar la herencia recibida. La aviación española lleva tiempo pidiendo a gritos un cambio drástico de orientación, de mentalidad y de estilo de gestión. OACI y Eurocontrol lo pusieron de manifiesto no hace mucho y las asociaciones de pilotos y de controladores aéreos lo han denunciado hasta la extenuación. Pero ha tenido el mismo efecto que predicar en el desierto».

¿Alguien nos hará caso esta vez?

Puede que sí, puede que no. Pero si después de lo expuesto se decide participar en el juego, que nadie alegue desconocer que lo más probable es que la banca vaya a jugar esta partida con cartas marcadas.

Por avisar que no quede.

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