Aviaciondigital, SP.- No pasa desapercibido en las redacciones de los medios de comunicación la campaña masiva de difusión por parte de Aena, de las certificaciones de los aeropuertos gestionados por la sociedad publico-privada del Programa de Acreditación de Salud Aeroportuaria del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI).
La última nota de prensa informaba de que 11 aeródromos de su red han conseguido esta certificación: A Coruña, Internacional Región de Murcia, Almería, Asturias, FGL Granada-Jaén, Jerez, Reus, Santiago-Rosalía de Castro, Seve Ballesteros-Santander, Vigo y Zaragoza.
En total son 30 los aeropuertos de la red de Aena que cuentan con la Airport Health Accreditation (AHA) y 10 Aeropuertos están certificados con la «Airport Carbon Accreditation» (ACA), donde también ACI evalúa y reconoce, los esfuerzos de los aeropuertos para la gestión y reducción de sus emisiones de CO2 asociadas a su actividad.
Un verdadero tsunami de certificaciones que refleja la buena relación entre AENA y el Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI). Es tan buena la relación que en la última Asamblea General anual de la ACI Europa, celebrada el pasado 18 de Noviembre, reconfirmó a Javier Marín, Consejero Delegado de Aeropuertos de Aena como miembro del Comité Ejecutivo.
Javier Marín San Andrés es Consejero Ejecutivo-Director General de Aeropuertos de Aena, Consejero Delegado de Aena Internacional y Presidente del Consejo de Aeroportos do Nordeste do Brasil S.A (ANB). Es un hombre de peso y uno de los pocos profesionales que tiene este sector que esta realmente capacitado, con un curriculum y experiencia que muchos son los que coinciden que debería de ser aprovechado por el Gobierno para puestos de máxima responsabilidad. En contra tiene que no es político, ni se le conoce afiliación alguna.
Si no llega ser porque está fuera de toda duda la profesionalidad del directivo de AENA, chocaría el hecho de que fuera compatible ser a la vez miembro del Comité Ejecutivo del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI), la misma organización a la que AENA paga (con derecho a formar parte de este comité) y a la que encargan las auditorías a los aeropuertos que gestiona.
Un principio básico de cualquier auditoría es la independencia, y obviamente cuando perteneces a la misma organización que te hace las auditorías, siempre queda la duda sobre ¿quién vigila al vigilante?, salvo que la ACI a su vez subcontrate a auditores externos que garanticen esta debida asepsia técnica, para que su labor sea creíble, algo que no se concreta en las numerosas notas de prensa de AENA al más puro estilo Filomena. No sólo se debe ser independiente cuando se audita, además se debe parecerlo…