Había una vez, un presidente de una Caja de Ahorros, la de Madrid, llamado Blesa. Blesa, según opinan algunos era lo que en los años 20 se denominaría un "sportman", y hoy tendría un calificativo algo diferente. El Consejo de Administración que presidía estaba lleno de políticos y sindicalistas. La utilidad de ambos grupos en su gestión, ha quedado demostrada empiricamente por el estado comatoso de las cajas de ahorro españolas. Pero además, esa Caja, la de Madrid, era el accionista mayoritario de la otrora compañía bandera española Iberia, hoy dentro de IAG, mayoritariamente británica (55%). Ni un sólo grito seco de oposición ha dado el PP, el supuesto "partido de los trabajadores". Ni patriotas, ni nada parecido estos Sres. del Partido Popular.
La gestión de políticos y sindicalistas en los Consejos de la Cajas de Ahorro, evidentemente no ha sido ni remotamente aceptable. Las han llevado a donde están. Al colapso.
Cuando esto se estaba produciendo, se estaba preparando la venta de Iberia. Blesa lo sabía, y dicen las malas lenguas que su único objetivo era conseguir un puesto en la nueva compañía o grupo de compañías, y disfrutar de las vistas de Londres… No ha existido debate alguno, como sucede actualmente con la privatización de AENA, en el caso de la compañía. Desconocemos si se ha tratado de una buena, mala o regular operación. Pero hoy, mayoritariamente, no se puede contar entre los activos patrimoniales de las empresas españolas, ahora tan sólo queda una parte de lo que fué. Lo que sí nos tememos, es la repetición de un guión escrito en varias ocasiones ya, por el actual presidente de la compañía Sr.Vázquez, y que suele terminar con un "colorín, colorado, con el despido hemos topado". Si nadie lo remedia, y no creo que nadie lo remedie, el paro se cebará con los trabajadores de Iberia, en no demasiado tiempo. Vía ERE, una forma de financiación sindical, por cierto.
Esta empresa, fué pública, y tuvo un coste económico para todo el pueblo español. Luego una vez privatizada, funcionó razonablemente bien. Y ahora, nos desprendemos de ella, sin debate alguno, sin ningún pero por parte de nadie: trabajadores, partidos, sociedad civil… Nadie ha cuestionado la operación. Esto siempre resulta sospechoso a los ojos del observador inquieto. ¿No hubo ningún género de dudas?. Sinceramente, no lo podemos creer.
Iberia costó miles de millones de las entonces pesetas, al pueblo español. Como daño colateral se deshizo de otras compañías españolas de la época, además de pagar por alguna que otra aventura americana con pésimos resultados. Todo esto lo pagamos.
Pero el actual presidente de Iberia tenía, como hemos venido comentando, un claro objetivo, como lo tuvo con Tabacalera, cuyo resultado fué arrojar al paro a cientos de trabajadores-si no miles-, a cambio de un buen talón por el trabajo "bien hecho". A su derecha, un Consejero Delegado, hombre de confianza de Blesa, aún en la compañía, que ha creado más de un conflicto con y entre los trabajadores de la misma.
Pero dentro de los actores de todo esto, desembarcó hace no demasiado en Caja Madrid, sustituyendo a Blesa-no lo olvidemos- el Sr.Rato, junto a Fernández Norniella, todos pertenecientes al PP.
El desenlace ha sido la absorción de Iberia, por la británica British Airways. El silencio cómplice de Rato lo dice todo. Ni una sóla voz en la defensa de la españolidad, al menos en cuanto a equidad de Iberia.
Lo mismo está sucediendo con la privatización de AENA. El Partido Popular, calla, pues piensa que el trabajo sucio se lo están haciendo los que gobiernan en España. Por esto no dijeron ni esta boca es mía cuando se pisoteaba al colectivo de los controladores vía decreto, vía militar, vía Ley.
Ahora llega el momento monumental, apoteósico, increíble del expolio del último gran baluarte de la empresa pública, AENA. Al PP, ni está ni se le espera. El que según Rajoy es "el partido de los trabajadores", será el "partido de los trabajadores aeronáuticos en paro", y además, el partido que ha propiciado el expolio patrimonial de todos, y el reciente expolio de la seguridad aérea en España, con su tambien cómplice silencio en la modificación de la Ley de Seguridad Aérea. Toda una esperanza. ¿Esperanza?…¿dónde estás?