Aviación Digital, Sp. – Es un hecho que el combustible sostenible de aviación (SAF) está aquí para quedarse. Desde el sector, ya se le considera un pilar esencial en el camino hacia la descarbonización. Sin embargo, al ser una solución relativamente nueva en el campo de la aviación, todavía quedan matices por perfilar. En este sentido, IATA incide en la ayuda gubernamental que hace falta para que la producción se adecúe a la demanda y a los costes.
La producción de SAF ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años debido a la creciente conciencia sobre el cambio climático y la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la aviación. Varias compañías y gobiernos han invertido en la investigación y desarrollo de tecnologías de producción de SAF, y se han establecido estándares y certificaciones para garantizar su calidad y sostenibilidad. Aunque los SAF tienen el potencial de ser una alternativa más sostenible a los combustibles convencionales de aviación, todavía enfrentan desafíos en términos de costos de producción, disponibilidad de materias primas y capacidad de escala.
Según IATA, se espera que la cantidad total de combustibles renovables producidos alcance al menos 69.000 millones de litros (equivalentes a 55 millones de toneladas) para el año 2028. Dentro de esta producción, los combustibles de aviación sostenibles (SAF) serán una parte importante. Esto se logrará mediante la construcción de nuevas refinerías de combustibles renovables y la expansión de las instalaciones existentes.
Es relevante destacar que la producción prevista de SAF tendrá lugar en diversas ubicaciones geográficas, incluyendo Norteamérica, Europa y Asia-Pacífico. Esto significa que habrá una distribución amplia de la producción de SAF en diferentes regiones del mundo, lo que contribuirá a una mayor disponibilidad de este tipo de combustibles sostenibles en la industria de la aviación.
Producción actual de SAF
En 2022, la producción de SAF se multiplicó por tres, alcanzando aproximadamente 300 millones de litros (equivalentes a 240,000 toneladas). Además, el número de anuncios de proyectos por parte de posibles productores de SAF está aumentando rápidamente.
Según la información de IATA, se han registrado más de 130 proyectos importantes de combustibles renovables anunciados por más de 85 productores en 30 países. Todos estos proyectos tienen la intención o el compromiso de incluir la producción de SAF dentro de su gama de combustibles renovables. Normalmente, entre el momento en que se anuncia un proyecto y su fecha de lanzamiento comercial, transcurren de 3 a 5 años.
Esto sugiere que en los próximos años se espera una mayor capacidad de producción de combustibles renovables, incluidos los SAF, hasta el año 2030. La industria está experimentando un rápido crecimiento y desarrollo, lo que augura un futuro prometedor en términos de producción de combustibles sostenibles para la aviación.
Si logramos alcanzar la meta de producción de 69.000 millones de litros de combustibles renovables en 2028, como se estima, estaríamos en el camino correcto para producir 100.000 millones de litros (equivalentes a 80 millones de toneladas) en 2030. Si consideramos que solo el 30% de esa producción corresponde a SAF, el sector de la aviación podría contar con unos 30.000 millones de litros (equivalentes a 24 millones de toneladas) de combustibles sostenibles para ese año.
Regulación estatal
IATA identifica tres aspectos esenciales para lograr la diversificación en la producción de SAF: ampliar las fuentes de SAF ya certificadas, como Alcohol-to-Jet (AtJ) y Fischer-Tropsch (FT); acelerar las actividades de I+D para los procesos de producción de SAF que se están desarrollando actualmente; y fomentar la tecnología de conversión de materias primas.
Acelerar estos elementos clave hasta niveles de comercialización requerirá el liderazgo político de los gobiernos. Para empezar, existe una necesidad inminente de armonizar una serie de medidas políticas encaminadas a reducir las barreras administrativas, logísticas y geográficas que dificultan la entrada en el mercado de nuevos agentes (productores, proveedores de materias primas e intermediaros) con el fin de impulsar el desarrollo de SAF.
El reto más importante es encontrar el capital necesario para financiar el desarrollo de nuevas tecnologías e instalaciones de producción. Los gobiernos deben abordar estas inversiones desde una óptica de desarrollo sostenible más amplia. Los SAF pueden producirse a partir de residuos forestales y agrícolas, residuos sólidos urbanos, residuos alimentarios y residuos líquidos (materias primas de tercera generación1 ). La producción de SAF a partir de estas materias puede crear oportunidades de inversión a largo plazo para los gobiernos, con el potencial de financiar la limpieza del medio ambiente, apoyar a las economías en desarrollo y garantizar la transición y seguridad energética.